—Bien, no me odies nunca. No podría soportarlo.

Lisa no puede evitar soltar una pequeña risa.

—Jamás lo haría, eres una idiota. —Lisa termina diciendo, mirándola con una sonrisa divertida.

Es entonces que Jennie levanta la cabeza, y Lisa puede mirarla. Sus ojos verdes se encuentran brillosos, sus labios hinchados de tanto mordédselos y su expresión es tan seria que le hace morderse la parte interior de su mejilla.

—Y tu eres tan bonita. —es lo que dice, no lo susurra ni lo murmura, lo dice en voz alta y clara. Y sus palabras suenan tan sinceras, que el corazón de Lisa se acelera.

Aprieta los labios, y no quiere dejar que esas palabras realmente le afecten, no quiere sentir el latido acelerado de su corazón ni la esperanza.

—Vamos, es tarde.

Jennie no dice nada, vuelve a bajar la cabeza mientras juega con los anillos en sus dedos. Y Lisa está algo confundida realmente, pero piensa que lo mejor que puede hacer es esperar al día siguiente para aclarar las cosas.

Para al menos decirle lo que ella realmente siente.

Salen del coche y la pelinegra mantiene una mano en la espalda baja de la castaña para guiarla hasta la entrada y el ascensor. Cuando finalmente llegan hasta la puerta principal del apartamento de Jennie, Lisa le pide las llaves y la castaña con algo de dificultad para sacarlas del bolsillo de su pantalón termina dándoselas.

Una vez Lisa consigue abrir la puerta y entran en el oscuro apartamento de la castaña, cierra la puerta detrás de ella y sigue a Jennie a través del pasillo.

Deja que Jennie se tumbe en la cama mientras ella enciende la pequeña lámpara que se encuentra sobre la mesita de noche y seguidamente se dirige a la cocina para volver con una pequeña botella de agua entre sus manos.

—Siéntate —Lisa pide con dulzura mientras se sienta en la cama, a lo que Jennie obedece.—. Bebe, te sentirás mejor.

La castaña toma la botella y bebe la mitad de esta antes de dejarla sobre la mesita de noche. Entonces, se mantiene sentada frente a Lisa, ambas cerca de la otra en el silencio de la noche.

Lisa piensa que Jennie se ve tan bonita, bajo la tenue luz de la pequeña lámpara vistiendo su chaqueta que le queda levemente grande. Y esta tan concentrada admirándola, que casi no la oye cuando habla.

—Lo siento. —la ojiverde susurra, a lo que Lisa frunce el ceño levemente.

—¿Por qué?

—Lo he intentado, pero no eras tú, no eras tú y no podía hacerlo. ¿Cómo podría cuando existes tú? —dice con la voz temblorosa, y quizás es la primera vez que Lisa la escucha hablar tan rápido.

Lisa siente tantas emociones juntas, que no sabe en cual centrarse. Está confundida, está algo herida, está aliviada y está malditamente perdida por aquella chica que ahora mismo solo parecía... Asustada.

—Está bien, Jennie. —porque no sabe que otra cosa decir, porque no termina de entender entre todas las palabras.

Pero Jennie niega.

—Da igual cuánto lo intente porque tú eres tan maravillosa, me entiendes como nadie nunca lo ha hecho, eres simplemente tan increíble y yo... —su voz se quiebra y es entonces que todos los sentidos de Lisa se ponen en alerta.

—Jennie, hey. —dice, sentándose algo más cerca de la castaña, colocando sus manos en las mejillas de esta para retener las lágrimas que han comenzado a salir.

Sweet and Sour, Heart Devoured. - (Jenlisa) (Adaptación)Where stories live. Discover now