8

109 17 6
                                    

Solo les quiero recordar que el timeline del fic no va ser fiel a Los eventos de la vida real porque por pendeja empeze el fic en el 2014 😭💀🔫 y quiero utilizar a ciertos jugadores.

Me vale madres si no jugaron en 2018. Es mi fic entonces yo hago las reglas.




🐆 🐐

Lionel acomodaba las prendas robadas de su novio en su nido. Él específicamente escogió la ropa recientemente usada para que el aroma de mezcal sea más potente. Fue todo una misión secreta para obtenerlas y las iba aprovechar. El omega se revolcó en su nido cubriéndose en las feromonas. Las necesitaba más que nunca. Su celo se estaba acercando y lo único que lo calmaba era ese atrayente aroma. La cabra quería ahogar en el olor fuerte. Hundirse en el cuello del alfa junto a su glande y que esas manos grandes recorren todo su cuerpo y jalando sus orejas suaves. Explorando cada centímetro de él. Quiera sentir el color del otro contra su piel sin ninguna
tela entre ellos. Quiera sentir esos colmillos filosos mordisqueando su oreja o mejor su cuello.

Quiera que el alfa lo haga suyo.

Se imaginó al alfa fuerte de piel morena con músculos marcados. Su sonrisa amable con esos gigantescos colmillos saliendo sobre su labio inferior. Y su cabeza y lindo trasero decorado por unas orejitas y colita de color dorado con manchitas adorables. Quizás cuando las manos del jaguar acaricia su cuerpo por la pérdida de control del mayor, podrá sentir la punta de esas garras filosas y peligrosas.

Alguien tocó la puerta de su habitación y Lionel gruño. Definitivamente no era el momento para interrumpirlo. Su voz interna le dijo que mande todo al carajo para seguir en su lindo nido, pero lamentablemente no podía. Su primer y último partido antes de su celo es hoy. Realmente no entendía la razón por este torno. Ni era torno, es un montón de amistosos sin valor o propósito solo unos cuantos meses antes del mundial. -Ya voy!

La persona detrás de la puerta no contestó. La cabra abrió la puerta confundido por el plato de comida dejado enfrente de su habitación. Probablemente fue Sergio. El normalmente lo ayuda con cosas así durante su pre-celo. El omega tomó la comida más de
contento con la idea de comer.

No duro mucho en dejar el plato limpio y alistarse para seguir con su día como un híbrido normal. Pero al salir se cubrió su nariz hipersensible. El aroma de todos los demás era demasiado. Anhelaba regresar a su nido y refugiarse en ese aroma que tanto amaba o mejor hundirse en los brazos del dueño de ese lindo olor que usa como escudo.

Pero como dios lo odia, Lionel está prohibido de tener cualquier tipo de contacto con Guillermo por el próximo mes para asegurar que nada suceda entre ellos. La razón por esa regla almenos basandose en lo Que dijo su entrenador fue por un incidente entre un alfa y omega en el último mundial y para el futuro lo quieren prevenir. De todas formas Lio sabía que probablemente no iban a hacer nada. El alfa le explicó que él no quería pasar el celo del omega juntos no porque no quiera pero porque tenía miedo de lastimarlo. La cabra se molestó bastante con esa respuesta. El puede respetar que Guille no esté listo, pero eso no es lo que sucede. Ya estaba enfadado de ser visto como débil. Especialmente de alfas depredadores.

Finalmente Lionel se unió con su equipo no dando mucha importancia a lo que dicen. No pudo poner mucha atención a nada ni cuando comenzó el calentamiento. Se sentia como un robot. Todo el equipo no duro en notar el comportamiento raro de su compañero. La ardilla suspiro y jaló la orejita suave y peluda de la cabra.

-Hijo de puta!- Se queijo el mayor sobandose. -¿Qué crees que haces pelotudo?

-Nada. Solo quiero la atención de vos.-

-Para una idiotez de seguro.

-Solo ve la banca!

El argentino iba a responder pero su amigo le tapó la boca y giró su cabeza a la dirección de la banca. Su omega interior estaba brincando por la alegría en su pecho. Allí estaba nadie más y nadie menos que su Guille. Tenía la gorra de su sudadera puesta y un cubrebocas ocultando la sonrisa que sin dudas tenía.

Entre  garras y colmillosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora