Bienaventurados

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"¿Se puede saber que hacemos aquí?" preguntó Hiroto.

El olor a humedad y putrefacción era insoportable. Los oscuros pasillos emanaban horrores, criaturas monstruosas y pequeñas brotaban de todas partes. Vamos, un alcantarillado.

Hiroto miró a su alrededor, disgustado por el ambiente.

"Esto no es precisamente un lugar agradable," dijo, "¿Por qué estamos aquí, Panda?"

Panda, con una sonrisa, explicó: "Ya te lo expliqué antes, estamos aquí para una misión de categoría dos, Hiroto. Hay una maldición que se ha vuelto problemática en estos túneles subterráneos. Necesitamos encontrarla y neutralizarla. Además, es parte de tu entrenamiento."

Hiroto frunció el ceño mientras observaba el oscuro y húmedo entorno que los rodeaba. Los estrechos pasillos de lo que parecía ser un laberinto resonaban con ecos inquietantes. El lugar estaba lleno de sombras y parecía que las maldiciones acechaban en cada rincón.

"Ya veo... ¿Bueno, dónde está?" preguntó Hiroto, con una mirada ansiosa.

Un incómodo silencio llenó el aire por un momento.

"No lo sé", respondió Panda finalmente, con incertidumbre en su voz.

Los muros de los pasillos comenzaron a temblar, enviando vibraciones a través del suelo. Era como si el mismo lugar se retorciera en tormento.

"Ahí están", anunció Panda, señalando hacia adelante.

De las sombras emergió un grupo de maldiciones, grotescas y aterradoras. Sus formas retorcidas hicieron que Hiroto apretara los puños.

"Yo me ocuparé de la maldición principal", dijo Panda, "tú intenta ocuparte de las pequeñas".

Hiroto asintió, sintiendo cómo la energía maldita se acumulaba a su alrededor.

Hiroto, con una agilidad impresionante, esquivó las embestidas de las maldiciones una a una, demostrando su destreza en combate. La pelea parecía avanzar favorablemente, pero la maldición que enfrentaban resultó ser mucho más poderosa de lo que habían anticipado inicialmente.

"¡Hiroto! ¿Puedes echarme una mano?" clamó Panda mientras luchaba contra la maldición principal.

Sin perder tiempo, Hiroto avanzó con calma hacia la maldición principal, con una determinación que contrastaba con la oscuridad que los rodeaba. Sus dedos extendidos se acercaron a la grotesca piel de la criatura, casi como si estuvieran guiados por una fuerza invisible. El aire se volvió espeso y cargado de electricidad antes de que ocurriera lo impensable.

Cuando Hiroto estaba a punto de tocar la maldición, un repentino estallido de energía maldita sacudió el alcantarillado con una fuerza titanesca. La maldición principal parecía desintegrarse ante sus ojos, liberando una explosión de energía violenta que sacudió todo el lugar. La onda de choque resultante fue como un trueno ensordecedor que resonó en sus oídos, haciéndolos vibrar con su poder abrumador.

La reacción en cadena fue aún más impactante. Las maldiciones circundantes se vieron afectadas por la explosión inicial y comenzaron a estallar una tras otra, como un torrente de fuego y caos. El alcantarillado se iluminó con destellos brillantes y caóticos mientras las maldiciones se desmoronaban en una danza destructiva. El suelo temblaba bajo sus pies y los escombros volaban en todas direcciones.

El impacto de la explosión era palpable, una demostración de poder que cortaba el aliento. Hiroto y Panda se encontraron en el epicentro de la conmoción, pero milagrosamente, no sufrieron daños. Fue un espectáculo sobrecogedor, una exhibición de poder incontrolable y una demostración de la habilidad recién descubierta de Hiroto para manipular las maldiciones. La escena quedó grabada en sus mentes mientras contemplaban el caos que habían desencadenado en el oscuro alcantarillado.

Jujutsu Kaisen: GenesisWhere stories live. Discover now