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Viernes de bar y diversión. Ya era una tradición salir a divertirse los viernes por la noche después de una ardua semana laboral, su cuerpo exigiéndole un poco de alcohol para liberar toda la tensión que estuvo acumulando gracias al trabajo.

Eran pasadas las diez de la noche, la música y la iluminación dentro del bar no estaban en su apogeo máximo aun, la gente poco a poco iba llenando la pequeña pista de baile y ocupando los asientos vacíos en la barra. Siempre acordaban llegar a una hora prudente para sentarse a beber algo y ponerse al día con sus vidas para luego ir a bailar.

Sin embargo, esa noche el alcohol sabía más dulce de lo usual y Luhan no se percató del momento en que los rostros de sus amigos comenzaron a verse sutilmente borrosos, demasiado extasiado con las ganas de ir a bailar que le restó importancia a ese último par de shots de tequila que bebió.

Mientras bailaba y se dejaba coquetear por una chica que venía mirándolo desde hace un rato, un hombre con camisa negra llegó hasta donde se encontraban, mandándole una sonrisa a la chica y acercándose para decirle algo al oído. Claramente Luhan se detuvo sin saber qué hacer, ya que nunca le habían quitado a su pareja de baile sin siquiera reparar en su presencia, sin embargo, poco lo importaba porque podía ir a bailar con sus amigos y seguir divirtiéndose.

Allí fue cuando las cosas se tornaron extrañas, cuando unos largos dedos se enroscaron en su muñeca y detuvieron su escapada, jalándolo suavemente hasta voltearlo. Un calor sofocante abrazó su estómago al darse cuenta que no se trataba de la chica, sino del supuesto roba-parejas-de-baile.

Nunca creyó ver a un hombre tan sexy y hermoso en su vida, luciendo tan perfectamente bien con una simple camisa negra y unos pantalones entallados que le estilizaban a la perfección. Su mirada fue instintivamente al agarre de su brazo, quedándose sin respiración al notar la forma en la que resaltaban las venas en el brazo del chico desconocido.

—Por favor, bailemos —dijo cerca de su oreja cuando se inclinó hacia adelante—. Prometo que no te arrepentirás.

Los recuerdos son vagos y difusos, pero las sensaciones de aquella noche con el chico sexy fueron tan intensas que ni en mil años podría olvidar la forma en que su cuerpo se encendió con los pequeños roces de sus cuerpos mientras bailaban.

Una cosa llevó a otra y en algún punto se cuestionó lo que estaba haciendo, pero unos labios silenciaron cualquier parte de su razón y se dejó a merced del desconocido que lo mantuvo aprisionado contra la pared metálica del ascensor camino a quien sabe dónde.

Ropa volando, gemidos sin pizca de vergüenza y una cama tan cómoda y bien hecha que en ningún momento rechinó con toda la acción que se llevó a cabo.

Se sentía en un perfecto sueño, uno tan maravilloso del cual jamás quisiera despertar.

Pasadas las horas, unas manos fuertes lo sujetaban de la cintura y su piel prácticamente se derretía ante el calor que encendía cada lugar donde aquellos dedos se paseaban, brindándole perezosas caricias. Su segundo orgasmo había azotado con fuerza contra su conciencia, dejándolo un tanto somnoliento y con las ganas de haber seguido por una tercera ronda.

Soltó un suspiro de satisfacción cuando el trabajado pecho del hombre chocó contra su espalda desnuda y un suave beso hormigueó en el costado de su cuello.

—Sé que te prometí una larga noche, pero esto superó por completo mis expectativas, cariño.

Luhan no pudo estar más de acuerdo.

—Lo sé, siento que en cualquier momento se me cerrarán los ojos y despertaré en una semana más.

La risa del atractivo hombre resonó contra su cuerpo y no pensó mucho en lo melodiosa que se escuchaba, menos en lo satisfactorio que era aquella situación de tanta intimidad.

Regalo para Luhan » hunhan.Место, где живут истории. Откройте их для себя