La Orden Real

2. En posición

Puede o no ser causa de su imaginación, pero por un segundo la marca tenebrosa en su brazo produjo un leve dolor, un solo instante en que toda su concentración se dirigió a ese punto, era un hecho innegable que la marca funcionaba muy bien como recordatorio, aún oculta bajo su camisa, a Draco le resultaba imposible ignorar su existencia.

— ¿Cómo me veo? —la pregunta hacia Theo que terminaba de arreglar su túnica para la cena en el gran comedor.

—Igual que siempre, bien —respondió con gesto aburrido. Draco por supuesto sabía que esa expresión no era más que una fachada, Theo ya había expresado con anterioridad que no estaba de acuerdo con la técnica que utilizaría para cumplir su misión.

—Eres una excelente ayuda —desde el espejo Draco le envió una no tan agradable mirada—. Se supone que voy a seducir a Potter, debo verme más que bien.

—Ya te lo he dicho, no creo que eso vaya a funcionar —Draco dio la vuelta encontrándose a Theo—. Sería más sencillo disculparte con él, intentar que fueran amigos, ganarte su confianza poco a poco.

—Potter es un imbécil, pero incluso él se daría cuenta que es una mentira.

— ¿Y seducirlo si tiene sentido?

—No voy a actuar como si de la nada estuviera enamorado, no soy idiota.

Draco regresó sus ojos al espejo, analizando nuevamente su apariencia, su túnica arreglada a la perfección, su cabello un poco más largo de lo normal, pero que complementa su imagen.

— ¿Qué planeas entonces?

—Desde que inició la escuela hemos estado peleando —aquí debe aceptar que hizo algunas cosas ridículas—. Potter siempre ha tenido mi atención, lo primero que haré será negársela, voy a ignorarlo, responder a la provocaciones de peleas de cualquier otro estudiante, menos de él.

— ¿Y luego?

—Cuando lo crea conveniente le devolveré mi atención, voy a iniciar un coqueteo sutil, uno que otro comentario y que siempre sienta mi mirada, aunque también seguirán las peleas, voy a confundirlo, que solo pueda pensar en mí y sea él quien me busque.

—Estás asumiendo que le gustan los hombres, puede que no.

—No importa, le gustare yo.

— ¿No es más sencillo utilizar amortentia?

—Es un movimiento demasiado obvio y fácil de detectar.

Desde el momento en que su misión fue asignada le ha dado muchas vueltas al asunto, dedicando las semanas restantes de sus vacaciones a crear un plan infalible. La poción del amor la considero su primera alternativa, pero conseguir que Potter realmente se enamore de él tendría más diversión.

— ¿Qué piensas de lo dijo tu papá? —la expresión de seguridad en el rostro Draco cambió con el recuerdo llegando a su memoria. Esa es la única parte que genera dudas en el plan.

Los verdaderos acontecimientos de cuarto año son un secreto, Dumbledore por supuesto dio declaraciones al ministerio contando que Lord Voldemort había regresado, sus palabras fueron desechadas al bote de la basura, y con el pasar de los meses, sin ningún movimiento de parte de los mortifagos terminó siendo un delirio del director.

Draco nunca ha escuchado la versión que Potter dio de esa noche en el cementerio, pero está convencido que no incluye una conversación en pársel con el señor tenebroso. La misma noche en la que le colocaron la marca Lucius fue claro en sus palabras, el señor tenebroso tenía verdaderas intenciones de asesinar al niño que vivió, pero de un momento a otro eso había cambiado, que lo que sea que Potter le dijera provocó que perdonara su vida.