Capitulo 1.

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En el antiguo castillo de la monarquía Noruega era común ver a los niños corretear de un lado a otro mientras sus estridentes risas se escuchaban por el enorme palacio o así era hasta que el mayor de los hermanos cambió por completo, paso de ser una presencia que llenaba de energía a quienes lo rodeaban a ser como un fantasma silencioso y hostil al que todo le molestaba.
Eirik, aunque prefiere ir por Rik, era la mente principal de cada broma y juego que se jugaba en el lugar, desde la mancha hasta tirarles globos llenos de una mezcla rara y no comestible a los sirvientes. La "oveja negra" decían las revistas de chimentos acerca del niño, "decepción" murmuraban sus familiares a sus espaldas, él prefería el termino "ser divertido", algo que ningún familiar suyo parecía ser.
Ahora, ser invitado a lo que todos nombraban como el cumpleaños del año(algo a su parecer excesivo y repetitivo porque nombraron de igual manera al cumpleaños de Kylie Jenner)era, con obviedad, un gran honor e incluso indicio de su prestigio dentro de la clase alta, eso el príncipe lo sabía, y justamente por esa razón no protesto cuando su madre le ordeno ordenar la valija, tampoco protesto cuando estaba en el auto de camino al aeropuerto, y nuevamente no emitió queja alguna al subir al jet real de la familia.
El joven sentado en el sillón blanco, sorprendentemente cómodo y suave como la mierda, medito en silencio retorciendose los dedos con la sensación de ansiedad recorriendole el sistema por completo, estaba, por así decirlo, casi asustado, no lo malinterpreten no le daban miedo las fiestas ni nada por el estilo, lo que le daba pavor eran las grandes multitudes, algo casi feo e irónico tomando en cuenta quien era y cual era su puesto, pero esta bien porque estaba lidiando con ello. Para casos como este, tiene una rutina que seguía al pie de la letra, se preparaba física y psicológicamente con antelación para así una vez en la gala poder aguantar las horas que dure la fiestas, total, siempre era lo mismo pararse con la espalda recta en un tumulto de personas que presumían de sus joyas o del valor de sus prendas, una sonrisa cortes pegada al rostro y hablar con amabilidad fingiendo que le interesaba saber el nombre de sus pavos reales.
—¿Tenemos que ir? —espetó de repente, rompiendo el silencio cómodo que habitaba.
Su madre, una hermosa mujer de pelo rubio recogido en un elegante moño, vestida con una falda de tubo y camisa de seda color blanco hueso metida dentro de la falda, dejo su libro para así mirarlo por debajo de sus gafas de montura.
—Sí, no puedes cambiar de opinión cuando estamos sobrevolando Londres —volvió a mirar su libro y paso su dedo por las paginas con suavidad. —Eso sería de mal gusto.
Eso Eirik lo sabía, sabía que sería de mal gusto llegar e irse así como si nada, la gente hablaría de eso, inventara historias de como le caía mal la joven hija de la monarquía británica, y eso sería un caos.
Suspiró moviendo su mirada a la ventana, observó el cielo cubierto por el manto oscuro que era la noche e intento relajarse, nada podía salir mal.
Eirik tendría que haber recordado la ley de Murphy, oh, pequeño príncipe, todo puede salir mal.

Al llegar al lugar donde se hospedaría inmediatamente saltó sobre la cama y abrazó la almohada con fuerza, cerró los ojos olvidando las maletas y queriendo olvidar lo que vendría el día de mañana. El intento de dormir fue en vano porque estuvo así durante una hora y el sueño nunca llegó, cansado se sentó en la mullida cama y miro al rededor, al cuarto le faltaba color se dijo a sí mismo.
¿Cómo es que una tarea tan fácil como debe ser dormir se convierte en algo tan difícil de conseguir? Esa es una pregunta que siempre se hacia durante las noches en vela en las que intentaba de todo para así poder conciliar el sueño y aun así no funcionaba.
Se removió cual gusano inquieto hasta que suspiró y se quedó quieto, estiró su brazo hacia la mesita de noche, con su mano tanteó hasta dar con su teléfono. Uff, cerró los ojos cuando el brillo le pegó de manera fea, parpadeó un par de veces, ingresó la contraseña y entró a Instagram, en la aplicación la primera publicación que la recibió fue la del príncipe Henry, Eirik mordisquió su labio inferior sus ojos moviéndose por las facciones del apuesto príncipe, tragó saliva sintiéndose mal cuando deslizó y vio una foto del hijo de la presidenta, la sonrisa de Alex lo deslumbró, y Eirik, sintiendo todo tipo de culpa, no recuerda cuando fue la última vez que sintió tantas mariposas en el estomago por alguien, y no es que solo sea alguien no, eran dos personas, dos chicos que están en una relación y no, no, no, no eran solo mariposas, esas cosas no eran mariposas, era todo un jodido zoológico, y está bien, porque eran solo fotos, esas eran solo unas sonrisas, no significa nada.
Apagó el aparato y lo dejó caer a su lado en la cama, ahora con mucha más razón no quería ir a la gala.
Reteniendo un suspiro de frustración mantuvo su vista en el techo blanco, la espera del día siguiente le pesaba feo en el estomago.

Metanoia[a RWRB Fanfic]Where stories live. Discover now