𝐶𝐴𝑃𝐼𝑇𝑈𝐿𝑂 2

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El ambiente tenso que se respiraba en el área que ocupaban los hijos olvidados del emperador era demasiado denso, Elan y Eliot como siempre se mantuvieron alejados, separados de sus hermanos menores como si estos fueran alimañas venenosas o algo, por mi parte me acerqué cuidadosamente a Bavilo quién más que molesto se veía completamente humillado por la forma en la que nuestro padre reaccionó al momento en que ofreció sus servicios para asistir al campo de batalla.

Mi relación con él no era demasiado buena, igual que con los demás príncipes, pero de cualquier forma le tendí mi mano y lo arrastré conmigo hacía una de las esquinas del salón para evitarle más rumores, si bien todos los nobles fijaban su atención en la hermosa princesa Ariana, no faltaban aquellos que creaban rumores sobre como los hijos de concubinas eran completamente despreciados por el emperador, siendo el mayor y más claro ejemplo de esto él mismo.

-Me gustaría saber de qué tanta ayuda podría servir un soldado que tiene miedo de manchar sus manos de sangre -Le comenté sin mucho entusiasmo mientras a la vez escuchaba como la albina se ofrecía igualmente como una ficha para la guerra- Puede ser buena en las clases de esgrima, pero seguramente no soportaría un día en el campo de batalla.

-Eso no importa, al emperador solo le interesa lo que ella diga, es como si lo tuviera en la palma de su mano.

-Lo mismo digo, da hasta algo de pena ver al "invencible emperador de Arbezela" aceptando todos los caprichos de su princesita favorita- Una parte de mi solo dijo eso como queja por la actitud mimada de mi media hermana, pero conozco lo suficiente a Bavilo como para conocer que su complejo de inferioridad es algo que puede usarse para manipularlo con facilidad.

Poco después tuvimos que salir del salón ya que el emperador tenía otras cosas de las que hacerse cargo, caminé junto al mayor en silencio, no sabía que decirle, Bavilo y yo nunca hemos sido cercanos, pero mantengo algo de respeto por él, a él le debo el seguir con vida. Abrí la boca para intentar romper el silencio y tuve que callarme de inmediato pues el tercer principe se acercó a Ariana bastante indignado para iniciar lo que podría llegar a ser una pelea.

-¡Que no se te suban los humos solo por ser la favorita de nuestro padre!

-¡Claro que no! Jamás olvidaría que nuestro padre valora la humildad por sobre todas las cosas.

"Parecen niños pequeños peleando", estaba dispuesta a solo irme, ya había cumplido con mi meta de convivencia familiar, ya no tenía nada que hacer allí, hasta que mi nombre salió de la boca de la princesa legítima.

-A estás alturas, deberías tener claro que nadie cree que tú seas capaz de ascender al trono.

-¿Y quién va a heredar la corona si no soy yo? ¿Tú? -Su voz tierna y dulce me causaba repulsión - ¿O acaso será alguno de los gemelos locos? ¿El tímido Haveron? ¿El pequeño Kamal? ¿O la asesina Elena?

La superioridad y arrogancia que empleo al momento de describir a nuestros hermanos era propio de ella, siempre con sus pequeños cerebro en las nubes, pero cuando dijo mi nombre justo después de esas "característica", su expresión de odio reprimido no paso desapercibido para nadie. Respiré profundo y me gire para mirarla, no es un buen momento para iniciar una disputa a pesar de mis inhumanos deseos de golpearla.

-Eso paso hace quince años, deja de vivir en el pasado, estrellita -Imite su tono de voz condescendiente mientras me acerque a ella, ambas con la cabeza en alto y desafiantes, era el momento decisivo, si decía una mala palabra podía causar una pelea física frente a todos los demás.

-Mira quién lo dice, primula, no soy yo quién no puede avanzar, al menos yo no tengo muertes en mi consciencia -Ese fue el punto crítico, hice a un lado el dobladillo de mi vestido, y cuando acerque mi mano para tomar la daga alguien se me adelantó.

Crown ~ Las joyas de la princesaWhere stories live. Discover now