AMOR SIN BARRERAS

Capítulo 19.ASB

No hizo falta que se dijeran nada más, unieron sus labios a la vez que Lincoln alzaba a la morena para que rodeara su cintura con sus piernas y así llevarla de vuelta a la cama. Una vez en ella, Lincoln se deshizo de la camisa que llevaba su amante, dejando un reguero de caricias y de besos por el camino. Después de disfrutar de sus labios, siguió recorriendo ese precioso cuerpo hacia el sur. Primero esos dulces pechos que colmó de atenciones, después su vientre y finalmente, su botón de placer. Lo lamió, lo succionó, y pasó la lengua por sus pliegues para que ese sexo se desbordará de humedad. Octavia jadeaba de placer, y no es que no le gustara lo que Lincoln le estaba haciendo, joder, sabía utilizar de puta madre su lengua, pero quería otra cosa de él.

-Linc, necesito que......aaaahhhhh...................aaaahhhhh..................aaahhhhhhh

Lincoln ascendió de nuevo por el cuerpo de la morena hasta llegar a sus labios y mientras los besaba con pasión, empezó a rozar su miembro erecto con el sexo de Octavia, aumentando más aún la excitación y el deseo de ambos. La penetró despacio, empezando a balancear sus caderas con suavidad y embistiendo el sexo de la morena cada vez más deprisa y profundo. Unieron sus labios, sus manos, sus sexos, derrochaban amor por cada poro de su piel y se entregaron el uno al otro hasta que el placer explotó en ambos, quedando abrazados mientras las endorfinas hacían su trabajo.

Se sentía tan especial, tan feliz, envuelta en esos musculosos brazos............ eso era lo que quería y tenía que buscar dentro de ella la valentía suficiente para dejarlo todo atrás, a su padre, a su hermano, a Cage, y tomar el control de su vida.

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-¿Quieres estarte quieta con la pierna? - dijo Maddie mientras posaba su mano sobre la pierna de su hermana, que no paraba de subir y bajar.

-Es que no me dijeron para qué querían vernos.

-si fuera algo malo, ya lo sabríamos.

-siempre que te llaman de un bufete de abogados, es algo malo.

-no te preocupes Lexa - dijo ahora Anya - son los que llevaron lo del accidente de tus padres, será algún papeleo.

Hacía unos días, un tipo bien trajeado, había llamado a la puerta de casa de los tíos de Lexa buscándole a ella y a Maddie. Era un ayudante de un bufete de abogados y les había entregado una carta en la que les citaban a las dos para algo relacionado con la muerte de sus padres. En su momento, el seguro se ocupó de todo y les dieron cinco mil dólares a sus tíos de compensación por ocuparse de ellas. No era una gran cantidad, pero debía ser lo estipulado por el seguro. Eso les sirvió para adaptar una de las habitaciones y que Maddie y ella pudieran compartirla.

-¿Lexa y Maddie Woods?

Un joven bien trajeado, salió por la puerta que tenían justo al lado y les invitó a entrar en uno de los despachos de esa oficina. Anya tuvo que quedarse fuera, puesto que las únicas a las que habían llamado era a ellas y Lexa ya era mayor de edad, por lo que no necesitaba ningún representante legal. Dentro de la sala, al otro lado de una gran mesa, había una mujer vestida muy elegantemente con un traje de color azul oscuro, echando un vistazo a unos papeles. Se sentaron al otro lado y escucharon con atención lo que esa mujer les iba diciendo. Lexa no daba crédito a lo que estaba escuchando y el nerviosismo inicial se estaba convirtiendo en sorpresa, y sin esperarlo, una muy agradable. Al parecer, el seguro de vida de sus padres, tenía una cláusula que, al cumplir cada una de ellas 18 años, recibirían treinta mil dólares para sus estudios, pero, por error, habían puesto mal la fecha de nacimiento de Lexa y se habían dado cuenta llegada la fecha del 18 cumpleaños de Maddie, que sería en dos semanas. La cuestión es que el dinero de Maddie se quedaría en un fideicomiso para pagar la universidad, pero Lexa podría disponer del dinero desde ese momento. Gracias a las becas que había conseguido por sus notas y sus diferentes trabajos, no le había hecho falta, ni había tenido pedir préstamos, así que ahora sería como un regalo de fin de carrera.