Estuvieron separados por muchos años, ambos buscando del otro en todos los lugares posibles, querían verse, abrazarse, querían volver con su alma gemela.
Ella necesitaba su paz, él necesitaba su energía, complementándose perfectamente, hechos el un...
"Los sueños nos demuestran lo que más anhelamos o lo que más tememos, incluso si no tienen sentido se demuestra de alguna forma"
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—Quien sea que esté ahí, salga ahora mismo.
La pequeña sombra que se veía a lo lejos se acercó a la luz mostrándose completamente, haciendo que dos corazones latieran de manera sincronizada y recuerdos del pasado golpearan ambas mentes con la realidad del presente.
—Lo siento...no planeaba que nuestro reencuentro fuera así..—habló el que se encontraba anteriormente escondido.
La rubia se quedó completamente estática al verlo, tan cambiado pero al mismo tiempo tan similar a antes, un calor recorrió su corazón y sus ojos se llenaron de lágrimas una vez se encontraron con aquellos color esmeralda, el joven se acercó y la abrazó como si su vida dependiera de eso, como si ella fuera a desaparecer.
Con lágrimas en los ojos el peliblanco habló, su voz sonando temblorosa y aliviada al mismo tiempo.—Pensé que te había perdido para siempre...—la chica lo miró y se alejó levemente para hablar, pero había algo extraño en su mirada, de la nada se veía tan fría, incluso podía verse algo de odio.
—¿Por eso fue que nunca me buscaste? ¿Me diste por muerta? Eres increíble...—Jakah estaba confundido, ¿que diablos le pasaba? ¿Por qué de la nada se comporta así?
—¿Qué estás diciendo? Estás actuando raro Sunhye, ¿qué pasó?—el de ojos verdes la miró con total preocupación y miedo, ¿ahora lo odiaba por eso? ¿Qué estaba pasando?
—Bueno, ya me viste, creo que es suficiente, ahora puedes largarte de mi vista y no volver nunca más—su voz no sonaba igual para nada, parecía casi que saturada, el color de sus ojos se apagó y en un abrir y cerrar de ojos Jakah vio a la joven en sus brazos, la diferencia siendo el supuesto cuerpo sin vida de ella cuando era una niña, las manos le temblaban y sentía que no podía respirar, su pecho comenzó a doler y la cabeza lo estaba matando lentamente.
Todo hasta que despertó de golpe, sudando frío e hiperventilándose.
Aún con las manos temblorosas se frotó los ojos con frustración y miró al reloj, ya era tarde para ir a la clase y no se estaba sintiendo de lo mejor como para asistir por ese día, solo se quedó pensando en su sueño, lo real que se había sentido y el ahora miedo que tenía.
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