Estuvieron separados por muchos años, ambos buscando del otro en todos los lugares posibles, querían verse, abrazarse, querían volver con su alma gemela.
Ella necesitaba su paz, él necesitaba su energía, complementándose perfectamente, hechos el un...
"Ella es la mayor razón de mi felicidad, no la alejen de mí, por favor no lo hagan"
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La rubia suspiró profundamente encantada por la forma en la que jugaba el peliblanco, en serio amaba el esfuerzo que ponía este a la hora de jugar.
Sabía que era tarde, tal vez debería regresar a casa antes de que alguien notara que se había escapado, pero no podía, no podía despejar su vista de Jakah.
Suspiraba de manera melancólica mientras tenía todos esos lindos recuerdos de su niñez antes de ser adoptada; por ejemplo cuando solía jugar con Shion y Jino, estudiaba con Heli y Jaan y, en ocasiones, peinaba a Noa u Solon. Pero de todo eso extrañaba más sus dulces momentos con el peliblanco, cuando este la abrazaba con fuerza y no la dejaba ir a ningún sitio, diciendo que temía el que la rubia se fuera.
Río levemente ante esos recuerdos, pero se detuvo al sentir una mano en su hombro.
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Jakah se tiró cansado al césped, esperando que la fría noche le diera algo de aliento después del duro entrenamiento.
Miró a su alrededor mientras se recuperaba, pensó que tendría su mente despejada después del entrenamiento, pero al parecer se equivocó, no podía dejar de pensar en ella.
Frustrado frotó sus manos en su cabeza desordenando su cabello, no entendía que le sucedía, tantos recuerdos le hacían doler el corazón y no tenía idea del porqué.
Aún recuerda la vez en que la encontraron en el bosque, tantos golpes, sangre y demás estaban en su cuerpo, sus ojos se encontraba sin vida alguna, el peor escenario que pudieron imaginar pasó, Sunhye estaba muerta.
También recordaba como lloró en esa fría noche mientras abrazaba el cuerpo ensangrentado de quien parecía ser la rubia, trataban de alejarlo de ella pero se resistía con fuerza, diciendo estas palabras para después dejar de hablar en toda la noche.
—Ella es la mayor razón de mi felicidad, no la alejen de mí, por favor no lo hagan—exclamó con lágrimas cayendo por sus mejillas mientras abrazaba el cuerpo sin vida de la persona que tanto amaba.
¿Será que en serio ella está muerta? ¿Y si lo que vio Shion no era Sunhye? Se estaba ilusionando mucho sin tener prueba alguna, tal vez debería ser realista, pero no podía, prefería seguir viviendo con la esperanza de que la rubia siguiera con vida aunque probablemente sea mentira.
Prefería fingir estar vivo que afrontar la realidad y ver cómo su vida se fue con ella.
Suspiró y tomó sus cosas para irse, pero se detuvo de golpe al sentir esa presencia tan conocida, tal vez no se estaba ilusionado.
