𝗠𝗘𝗧𝗔𝗡𝗢𝗜𝗡𝗔 - CONRAD FISHER

𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝟑

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Cada familia tiene tradiciones, algunos juegan charadas los viernes y otros salen a comer juntos los domingos, pero los Fisher y Conklin tienen una tradición para cada primer día de verano, arrojar a la más pequeña de la familia a la piscina, ese era el plan ahora, los cuatro mayores ya estaban listos para entrar a casa y tomar a la menor desprevenida.

La primera en entrar fue Bee, viendo a su hermana en el sofá dando la señal para que los tres chicos avanzaran, todos quedando frente a Belly quien solo negó levantándose, tratando de escapar de su destino, fallado en el intento cuando Steven la alcanzo siendo sujetada después por cada uno.

—Hora del Belly salto— Jeremiah fue el primero en gritar, siendo seguido en coro por los otros.

—¡Belly salto, Belly salto! —era el coro que los mayores decían mientras caminaban a la piscina, claramente con Belly tratando de huir—¡Uno, dos, tres! —volvieron a corear cuando llegaron a su destino, soltando a la menor para que cayera al agua, soltando todos una carcajada.

—Ahora sigues tu— hablo esta vez su mellizo apuntándola.

Shelby ni siquiera intento huir cuando Conrad paso sus brazos por debajo de los de ella y los otros dos chicos tomaban sus pies balanceándola, dejándola caer al agua donde Belly la volvió a hundir cuando salió tomar aire, causando la risa de los que estaban fuera de la piscina.

Saliendo de nuevo a la superficie hablo—Creo que me volví a lastimar el tobillo— fingió una mueca.

—¿Estas bien? — Conrad pregunto agachándose preocupado—Ven, te ayudo a salir— estiro su brazo para tomarle la mano.

Shelby cambio su expresión de dolor a una sonrisa inocente antes de hacerlo caer en el agua a él también, seguido por Jeremiah que fue engañado por su hermana, al final solo fue Steven quien entro al agua de forma voluntaria.

—¿Te pareció divertido? —le hablo el mayor de los Fisher antes de tomarla por la cintura y hundirla junto a él.

Tomando aire sintió como el agua la volvía a cubrir por completo, abriendo sus ojos cuando ya estaba totalmente sumergida, encontrándose con sus ojos azules—esos mismos que ahora resaltaban más bajo el agua— lo observo, detallando cada centímetro de su rostro, su sonrisa, el movimiento de su cabello, las pequeñas burbujas que causaba el poco aire que dejaba escapar, ¿Cómo podía ser tan afortunada? ¿Cómo sería capaz de alejarse de nuevo de él? Sus pensamientos se detuvieron al sentir el aire entrar a sus pulmones cuando el chico la llevo de nuevo a la superficie, siendo consciente de la mirada herida de su hermana, quien solo salió de la piscina con mala cara.