25 | Solo es el comienzo

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—Feliz cumpleaños —fueron las primeras palabras que oí al levantarme.

Espera, ¿acabo de olvidar que hoy era mi cumpleaños? Si Karina no me hubiera felicitado, ni me hubiera enfadado con ella porque ni siquiera me acordaba que hoy cumplía diecinueve.

—¿Hoy es mi cumpleaños? —pregunté mientras rascaba mis ojos.

Ella me miró con una cara de «No me lo puedo creer».

—Es mañana, pero yo me adelanté —claramente era una de sus bromas. Se había vuelto tan bromista.

—Amor... no puedo creerlo.

—¿El qué?

—Que hoy es mi primer cumpleaños sin mis padres. Todas las mañanas mi madre me levantaba cantando como loca y con un pequeño pastel porque el grande era para la fiesta —puse cara de tristeza—. Mis fiestas de cumpleaños no eran muy grandes, y los regalos mucho menos, pero igual era bueno estar con ellos.

—Lo lamento mucho, amor. Sé que debe ser difícil, pero quizá te llamen.

Lo dudaba mucho. Mis padres casi nunca usaban el móvil y mucho menos para llamar a su hijo muerto porque eso era lo que ellos habían hecho: Hacer como si hubiera muerto.

—Sí —dije finalmente. Quería cambiar de tema por lo que comencé a hablar del viaje—: Oye, amor, parece que nuestro viaje fue ayer, ¿verdad? —le pregunté mientras jugueteaba con mis dedos.

Ella se giró y puso su mano sobre mi pecho.

—Y fue hace una semana. Qué rápido pasa el tiempo. ¿Por qué creo que estás intentando cambiar de tema?

—Porque lo estoy haciendo —reí—. ¿En qué íbamos?

—En lo rápido que pasa el tiempo.

—¡Ah sí! Demasiado rápido. Nos hicimos novios en diciembre 18 y ahora es marzo. Parece que todo hubiera pasado ayer.

—La verdad, sí. Creo que eres el hombre de mi vida, Marcís Jones.

—Creo lo mismo, Karina Russo. Nuestra historia comenzó bajo las luces del club y creo que es mi nuevo lugar favorito. Ahí conocí esos ojitos verdes que tanto me encantan.

—Creo que... mi historia contigo comenzó antes. Yo te seguí días antes de presentarme, ¿oficialmente?

—Ya lo sabía. No sirves para seguir gente sin ser notada.

Ella hizo una expresión de asombro.

—Y yo pensaba que ya podía formar parte de la D.E.A. ¡Qué lástima!

Reí.

—Eres muy mala para seguir a la gente. Creo que si trabajaras en la D.E.A, te echarían en menos de un día.

—¡No me digas! —rio—. ¡Amor! ¿no tenías que ir a la universidad hoy? —me preguntó.

—Sí, pero es mi cumpleaños. No pasa nada si falto un día.

—Pero... no creas que vamos a hacer nada. Tu único regalo fue el viaje a Colombia. No hay otro.

Mi amada novia se delató inmediatamente al decir eso. Claramente había algo planeado y si no me decía... la iba a matar.

—Tú misma te delatas.

—Lo sé ¡soy una daña sorpresas! —puso cara de tristeza.

—No te preocupes. Es la primera vez que dañas una sorpresa, bueno... en realidad siempre dices que va a haber, pero nunca dices qué. En eso sí eres una tumba —reí.

Bajo las Luces del Club: Luces 1 ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora