Parte 9

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—¿Amigo, qué te pasa?

—Este hombre... No puede ser.
Este es tú...

—Él es mí tío, hermano de mi mamá.

—¿Estás hablando en serio?

—Sí, ¿por qué?, ¿Qué sucede?

—Yo solo vengo a dejar esto, y ya me voy. —dijo mi tío.

—Hermano, muchas gracias por el detalle que le trajiste a la bebé.  —en eso, la pequeña niña llora. —guardaré la ropita que trajiste, e iré a darle de comer a mi niña.

—Bueno hermana.
Nos vemos después. —dice, para luego irse, mientras que mamá se dirigía a ver a la bebé.

—Javier, ¿No dijiste que sucedía?

—No se como decirles esto; pero ese hombre... —dijo, sin terminar lo que diría.

—¿Mí tío qué?

—Abusó sexualmente de mí hermana Fabiana, hace un año atrás.
Pusimos una denuncia, pero la policía nunca lo encontró, y ahora veo que vive por acá.

—¿Cómo sabes que fue él?

—Lo sé, porqué mi hermana describió al hombre que abusó de ella.
Así que hicieron un dibujo que yo vi, y era él.

—Creo que estás equivocado muchacho. —le dice mi papá.

—Le juro que digo la verdad.

—Javier, ¿Podemos hablar afuera por favor?

—Sí, está bien. —me respondió.

Cuando Javier, y yo estábamos afuera le dije que yo si le creía lo de que mi tío había abusado de su hermana.
También le conté lo que me ha hecho mi tío, y que mis papás nunca me han creído.

Javier, no lo podía creer.
Decía que, ¿Cómo era posible que no le creyeran a su propia hija?

—Javi, mirá, yo necesito conseguir todas las pruebas posibles, para que mi tío pague todo lo que ha hecho.
Si las consigo, en la corte contaré, y explicaré más detalladamente lo que he pasado, espero que ese día tú estés, y tú hermana también este.

—Cuenta conmigo.
Yo estaré ahí con mi hermana.
Te voy a decir mi número, para que lo guardes.

—Bueno, díme tú número.

Media hora después, estaba en mi habitación con lágrimas en los ojos.
Después de que mi papá le contara a mamá lo que dijo Javier. Ella se enojó mucho, y me preguntó qué tanto habíamos hablado afuera, Javier, y yo.
Además dijo que no quería ver más a Javier en la casa, sí iba a venir a decir falsedades de su hermano.
Yo sentía un dolor terrible en mi corazón.
Mi madre protege al mismo demonio, y ella no lo quiere ver, está ciega.

Necesito tener pruebas pronto, y enseñarles a mis papás, la clase de ser horrible que es mi tío.
Entre más pronto lo logré, mejor.

—Se me acaba de ocurrir una idea.
Tengo que conseguir una cámara, de esas pequeñas, que son difíciles de ver.
Tendrá que ser instalada en la habitación de mis padres, donde se vea la bebé.
Pero, primero hablaré con la policía, iré ahora mismo. —me dije para mi misma, y me retiré, le dije a mis papás que saldría un rato.

Cuando llegué a la estación de policía, les conté un poco de lo que viví, y del hecho que mis padres, no me creían.
Les dije lo del miedo que tenía de que mi tío le hiciera daño a mi hermana, para después contarles mi plan.
Los policías estaban de acuerdo, y me dieron una cámara de las que ocupaba. Ellos querían ayudarme.
Les dije que mi tío en ocasiones viene a la casa.

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