Capítulo 5

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—Por fin, ya terminaste.
Tío, esto para mi es un infierno, ¿lo sabías?

—Para mi esto es pura diversión, yo lo disfruto mucho.
Ahora te podes ir, y ya sabes, no debes decir nada.

—No diré nada, ya me voy de aquí. —dije, y me fui.

Narra Cristina:

En cuanto salí de la casa de mi tío, empecé a intentar caminar rápido; sin embargo, no era fácil caminar en el estado que estaba, me preocupaba saber qué podía decirle a mi prima, y  al mejor amigo de ella.
Cuando me vean así, ¿qué van a pensar?

Definitivamente, es en estos casos cuando deseo desaparecer de este mundo.
Vivir esto, es como estar en el infierno, con él mismísimo demonio.

—Amigo, mira esto.
Solo vea esta publicación de las noticias que pusieron en Facebook, y lo que dice. —dijo Amelia.

—Niña de 4 años, fue abusada sexualmente, y luego asesinada.
Su madre cuenta que la pequeña Alexa, tenía 3 días de haber sido secuestrada, y que la policía la estaba buscando.
Pero, fue hasta el día de hoy, en horas de la mañana que encontraron su cuerpo tirado en un lugar poco concurrido, y también poco conocido, llamado: La ruta 7. —dijo Mauricio, leyendo la noticia que había en el Facebook.

—Viste que terrible.

—Esto es horrible, ¿quién puede hacerle eso a una niña tan pequeña?
¿Quién está tan desarmado para hacer semejante monstruosidad?

—Mauricio, solo alguien que no merece que le digan humano.
Y que debería estar en la cárcel para siempre.

—Así es, eso mismo.

—Ya llegue prima.
Podemos empezar a hacer la cena si quieren.

—Prima, no te ves bien, ¿pasó algo?

—No, nada prima. —le respondí, y me fui a la cocina.

—Se que ocurrió algo.
A mi no me engañas. —me dice, y se. Se dirige también a la cocina.

—¿Qué habrá pasado? —se preguntaba Mauricio. Así que se dirigió a ir a la cocina; sin embargo escuchó algo que dijo su mejor amiga, y se detuvo a escucharlas, sin que lo supieran.

—Prima, yo se que fuiste a casa de tú tío, y él te volvió a violar.
No me digas que no, porque yo sé que eso pasó.
Tú tío te amenaza, te sientes acorralada.
Pero lo peor es que no podes decir algo que ya habías dicho, y lo cuál no creyeron tus padres.

—Ya no sé qué hacer Amelia.
Tengo miedo de que un día quedé embarazada de mi tío.
Aunque me preocupa más que llegue a tener sida o otra enfermedad, por culpa de él.

—Te entiendo perfectamente.
Y sabes, tenemos que encontrar una forma de que tus padres te crean, y que él vaya a la cárcel.

—¿Pero, qué podemos hacer para lograrlo?

—Aún no lo sé.
Tengo que pensar en algo.

—"Dios mio," que terrible es saber sobre eso. —pensó Mauricio, y luego decidió ir a donde estaban ellas. —Chicas, preparemos la cena.

—¿No escuchaste nada de lo que hablamos o si? —preguntó Cristina.

—No, no sé de qué hablaban.
Vine porque quiero ayudar a preparar la cena, así como ya habíamos quedado, ¿no?

—"Claro," empecemos. —dije.

Narra Amelia:

Preparemos la cena, y luego nos fuimos a sentar a comer. Mientras comíamos conversábamos un rato.
No se si era yo, pero sentía que mi prima Cristina, y mi mejor amigo Mauricio, se miraban mucho.
Se notaba como una chispa entre ellos.

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