No debería haberlo sorprendido cuando tuvo arcadas y el veneno subió por su garganta.

Y cuando terminó, le quedó un dolor de cabeza tal que sintió que su visión se alejaba. El parche en el que se encontraba se iluminó cuando las nubes sobre él se movieron para revelar una brillante luna llena.

La luz le provocó tal sacudida que vio negro.

Y luego no supo más.

Y luego no supo más

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Frío.

Eso fue lo primero que Jasper registró cuando volvió a sus sentidos. Podía oler la suciedad y las consecuencias de la lluvia, pero aparte de eso no podía oler mucho. No es que lo necesitara porque sabía que todavía estaba en el bosque. El sonido de los pájaros cantando y las hojas revolviendo entre sí mientras el viento hacía bailar las ramas era prueba de ello.

Luchó por recordar lo que había sucedido pero su mente no cooperaba mucho, lo que lo alarmó mucho. Mientras se movía para sentarse, no pudo evitar respirar profundamente cuando el repentino dolor estalló en su torso.

Y le tomó un momento darse cuenta de qué era.

Bala.

Bala .

Tenía una bala alojada en el abdomen. ¿Cómo... cómo fue eso posible?

Pero lo que hizo que el mundo se detuviera a su alrededor fue el estado en el que se encontraba.

Sangre.

Rojo.

Él-

Estaba cubierto de sangre.

Sus sentidos estaban lentos pero incluso entonces podía distinguirlo. Sangre humana . ¿Qué diablos pasó?

Un olor extraño llegó a su nariz. Ácido. Amargo. Y cuando miró más de cerca se dio cuenta de que estaba sangrando. No. No sangra. Eso no era sangre. Fue... ¿qué diablos fue eso? Había veneno. Seguro. Pero había algo más, Más espeso. Lo tocó con las yemas de los dedos y retiró la mano para mirarlo. Se frota el pulgar y el índice y frunce el ceño ante la extraña textura.

Se sentía como sangre pero no olía a sangre. Ni siquiera lo parecía.

Mientras soplaba el viento frío, sintió un extraño escalofrío recorrer su columna y un escalofrío atacó su cuerpo, se lamió los labios y se encontró con el familiar regusto salado que la sangre nunca dejaba de dejar atrás.

Sangre humana .

Y eso le devolvió su estado actual.

Volvió a mirar su torso. Bala, ¿Cómo fue que le dieron una bala en el torso? Quiero decir, Sí. Las balas podrían penetrar la piel de un vampiro, pero se necesitaría más de un disparo para que la piel cediera.

Y no todas las armas funcionaban con los vampiros.

Bajó las manos y tiró de su camisa para inspeccionar el daño. El sangrado era lento y no daba señales de detenerse pronto. Entonces respiró hondo e insertó los dedos en el agujero de la bala. Aplastando el dolor mientras lograba agarrar la bala y sacarla.

La bestia bajo la luz de la luna Donde viven las historias. Descúbrelo ahora