11 Separación

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Cuando los hermanos Childe y Tartaglia llegaron a casa, el menor estaba a punto de ir directamente a su dormitorio. No se sentía bien ya que Morax no se despidió de él ni volteó a verlo ni nada por el estilo.

Tartaglia tomó a su hermano del brazo para no dejarlo escapar tan rápido.

—Tenemos que hablar tú y yo. No dijiste mucho en absoluto. ¡Mírame cuando te hablo!

Los ojos rojos de Childe hicieron un gran esfuerzo para no llorar en ese momento, pero era consciente de que su cara seria no iba a durar mucho y menos si se veía obligado a hablar.

—Hablamos de esto Childe —continuó Tartaglia—. Recuerdo haberte dicho que no te acercaras a Morax. De todas las personas del mundo, sólo había que evitarlo a él. ¿Pero obedeciste? Childe, lo digo en serio. No me gusta ese hombre cerca de mi hermano pequeño o incluso de ZhongLi. Lamentablemente no puedo hacer nada por él. Entonces, por favor... en realidad no te estoy pidiendo algo imposible.

El corazón de Childe se sintió apretado con la idea de no volver a ver a Morax.

—Está bien hermano, lo que digas haré. No te preocupes. ¿Puedo ir a mi habitación ahora?

—Está bien, y recuerda, que mantendré mis ojos puestos en ti.

—Buenas noches hermano mayor —Childe caminó hacia su habitación sintiéndose muy mal. Sus palabras realmente tenían la intención de ser verdad. No tenía intención de enfrentarse a Morax nuevamente porque seguramente el hombre ya lo odiaría. Ese era su pensamiento.

Tan pronto como Childe tocó su cama, solo comenzó a llorar y llorar sin parar. Nada de lo sucedido estaba en sus planes, incluso si se dijo que debía dejar a Morax y el darle un último beso como recuerdo de su primer amor. No esperaba que la separación doliera tanto.

Childe observó el pequeño peluche de Exuvia, palpó su collar y tocó el corazón contra su pecho, sacó la foto de su pantalón, para ver a un Morax sonriente. Luego se quitó la camisa para la cita, fue por la de Morax y se vistió con ella. Pero le dolía más que lo que le reconfortaba. ¿Cómo podría sobrevivir con sólo pequeños recuerdos? Nadie le había enseñado cómo soportar eso.

Childe no culpaba a ZhongLi, su querido amigo era inocente a sus ojos sobre todo esto, y después de todo, Childe se sentía que estaba siendo como un intruso en medio de la relación de los hermanos. Debería ser mejor si los dejara en paz. Enfrentar la realidad era demasiado cruel para su corazón joven e inexperto.

Para ZhongLi, sintió como si su hermano se volviera más frío y distante. Después de ese día, cada vez que quería simplemente hablar casualmente con él, Morax comenzó a poner excusas como estar ocupado o decir que hablarían más tarde, porque se sentía cansado. El hermano pequeño solo repitió lo siento después de eso, y se sintió solo incluso en los días escolares... porque Childe también se comportaba de manera muy distante con él, amable, pero distante. Cuando ZhongLi intentó retomar el tema de lo sucedido, Childe lo evitaba hablando de temas de la escuela. Así que no pudo disculparse adecuadamente con su querido amigo. Y por otro lado... el señor Tartaglia fue el único que lo saludaba, pero era muy raro verlo. Principalmente porque eran raras las ocasiones que llegaba temprano en la mañana y, además, nunca llegaba primero que Morax a la última hora de clases.

Esos días se sintieron como una piedra pesada aplastando su corazón. Y ZhongLi no sabía cómo hacer que volviera todo a la normalidad. Se le ocurrió la idea de que todo esto era culpa suya por haber abierto la boca y que tenía que hacer algo para arreglarlo todo. A toda costa, el problema era poder tener una charla adecuada con su hermano o al menos con su mejor amigo. Pero ¿y si ninguno de ellos le dejaba hacerlo?

Pinky & Stone Promise IWhere stories live. Discover now