❝Donde Becky tiene un trastorno de déficit de atención e hiperactividad, y Freen es autista.❞
Entre tantas diferencias, algo encontrarían que las uniría.
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Esta historia no es mia, es solo una adaptación. Todos los creditos para su escritora: @dre...
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Era domingo. Becky había convencido a Freen en el parque de que fueran hasta su casa, ya que quería pasar tiempo con ella allá y mostrarle algo.
En ese momento ambas estaban corriendo como locas mientras hacían una competencia de quién llegaba primero, cosa en la cual Freen le permitió ganar, ya que amaba verla reír.
—¡Te he ganado! —celebró exhausta.
Freen asintió mientras intentaba recuperar el aire también.
—¡Te ves muy bonita! —la abrazó y besó su mejilla.
Esto provocó que la chica se sonrojara mucho más.
—¡Entremos! —tomó su mano y empujó la puerta—. ¡Mamá! —comenzó a llamarla—. ¿Quieres saludarla?
Freen asintió. Ambas comenzaron a subir las escaleras. Su madre salió de su propia habitación y al ver a la chica allí sonrió.
—¡Freen está aquí, mamá! —la abrazó.
—Qué bueno —se acercó un poco—. Hola, Freen, es un gusto verte por aquí de nuevo.
—Gusto —susurró extendiendo su mano tímidamente, primera vez que hacía eso.
La mujer también extendió la mano, sintiéndose un poco sorprendida. Ambas la estrecharon, y pasados tres segundos Freen la soltó y volvió a esconderla en su bolsillo.
—¿Podemos escuchar un poco de música en mi habitación, mamá?
—Claro —sonrió—. Si quieres puedes quedarte a comer algo más tarde —le ofreció a la tímida chica.
Ella asintió con la mirada clavada en el suelo y con una pequeña sonrisa.
—¡Bien! —exclamó tomándola por el brazo y empujándola hacia el lugar.
Ambas entraron y Becky corrió para sentarse en el sofá. Freen cerró la puerta, ya que el hecho de que las puertas estuvieran abierta era algo que le generaba inseguridad.
—¡Ven!
Freen sonrió y se se sentó a su lado.
—¡He traído un libro de la biblioteca para leerlo para ti! —se levantó para buscarlo.
Después que lo encontró se sentó a su lado. Era un clásico infantil.
—Bunny Smile —señaló.
—¿Lo quieres? —se levantó y corrió para buscarlo en su cama—. Toma, seguro te extrañó mucho —se lo entregó.
Freen lo tomó en sus manos y sonrió. Becky volvió a sentarse a su lado y abrió el libro de par en par. Iba a comenzar su lectura, pero fue detenida por Freen, la cual le colocó un auricular.
—¿Te gusta escuchar música mientras lees?
—Sí —sacó el reproductor y colocó una canción.
—¡Eso es bonito! —sonrió al escuchar la melodía llegando hasta su tímpano.
