-Ya veo...- da un paso atrás alejándose de su toque- dejaré a Atlas y volveré a mi dormitorio.

No espera respuesta, hace todo con cuidado pero rápidamente, siente la mirada del hombre sobre su espalda poniéndola nerviosa, arropa al bebé, huye cobardemente al sentir a su jefe cerca, ni siquiera se despide como acostumbra de su niño.

Recarga la frente en su puerta cuando la cierra ocultándose, con el pulso acelerado y recordando las palabras que Duncan le dijo hace dos noches "Malik es tu alma gemela... fueron hechos el uno para el otro"

-¿De quien te escondes?- se sobresalta, sobre su cama descansa el rubio con los brazos tras su cabeza.

-¿Qué haces aquí?- reclama sin levantar la voz, no quiere llamar la atención del hombre a una puerta de distancia.

-Vine para aclarar tus dudas-se sienta, no hay sonrisa en sus labios, así que va en serio.

-Es un libro de fantasía, no necesita explicación- se deshace de sus zapatos, desea más que nada tirarse junto a él en la cama, pero aun debe ducharse, para quitar el lodo de su cabello.

-¿Por qué eres tan cabeza dura?- sus ojos claros le reclaman, se encoge de hombros, decide restarle importancia, comienza moverse por la habitación preparando todo para ducharse.

-Escucha, es un libro con datos interesantes, atrapa al lector, me mantuvo entretenida estas dos noches, pero no puedes pedirme que crea que es real.

Cierra la puerta de su baño esperando que comprenda el mensaje y se marche, tarda más tiempo de lo usual, termina de secar su cabello, vuelve a la habitación con la intención de estudiar unos minutos antes de dormir.

-Sigues aquí- está tan cansada que no le importa subirse a la cama con él.

-Quiero advertirte, si lo descubrieras por tu cuenta probablemente tratarías huir lo que sería peligroso.

-¿Advertirme que cosa?

-De la realidad que ignoras- pone sobre su regazo el libro- habla de nuestra manada, el pueblo, nuestra historia...

-¿Estás diciéndome que eres un hombre lobo?- lo interrumpe sorprendida, él solo la mira, esperando que ella comprenda su secreto, ¿Cómo creería en algo así?, era algo que no podía comprender que la ciencia no le podía explicar.

-Por favor, léelo de nuevo, pon atención a los detalles- aprieta su mano- confía en mí.

Lo ve marcharse, con una extraña sensación en el pecho, quisiera creerle, pero debería abandonar todo lo que dirigía su vida, lo único constante que había tenido por años fue la ciencia, pues tenía una explicación para todo, tenía miedo de creerle y perder lo que le quedaba.

Como si el destino supiera lo qué pasa, escucha el aullido de un lobo en la lejanía, no puede creer lo que está por hacer, pero su curiosidad por conocer más de su empleador era mayor que sus miedos.

...

Los seres sobrenaturales existieron desde el comienzo de todo, podían camuflarse con facilidad con los humanos, a simple vista no era sencillo diferenciarlos. Algunos optaban por permanecer alejados de los hombres, sobre todo cuando la religión comenzó a cazar a las diferentes especies de humanoides.

Una de esas especies eran los hombres lobo, en libro se relataban las costumbres de esos, como que vivían en mandas y tenían una jerarquía que les permitía mantener el control en grupos grandes.

El alfa, tenía el puesto más alto en la jerarquía, llevaba el mando, se encargaba de proteger a los suyos y el territorio que habitaban. Los betas, eran los segundos al mando, tenían una relación estrecha con el alfa, hacían cumplir las leyes. Los omegas, tenían una actitud más pacifica, eran empáticos y procuraban cuidar de los demás, daban equilibrio a la manada.

Deja el libro de lado, hay muchas dudas en su cabeza, la primera y más importante de todas ¿Todos en la mansión eran hombres lobo?, sale de su habitación tan pronto está lista, sabe que no es el momento de presentarse en el comedor, pero se siente inquieta por lo que acaba de leer.

-¿Puedo hablar contigo?- los tres hombres en la mesa se giran, la observan notando su impaciencia- ¿Duncan?- evita el contacto con los penetrantes ojos azules de su jefe, en su mente todo es confuso, no puede evitar imaginarlos como grandes bestias, produciéndole escalofríos.

-Walker...- advierte el castaño entre los dos niños.

-Cuidado con mis manos, lo sé- la sigue de vuelta a su habitación, ni bien la puerta a cerrado lanza su primera pregunta.

-¿Todos aquí son hombres lobo?- el rubio no parece sorprendido, asiente con lentitud, dejándola procesar la noticia, entonces los menores a su cuidado vienen a su mente- los gemelos...

-También lo son, pero no recibirán su primera transformación sino hasta los dieciocho años- puede sentir que todo le da vueltas, la cabeza le duele.

-¿Quién es su alfa?- hay una ligera sonrisa, rasca su nuca, tratando de controlar el nerviosismo.

-Malik- lo sabía- Miles es su beta, yo soy un omega.

-¿Todos en la mansión son su manada?-hay una risa breve, que la pone más inquieta- ¿Qué es tan gracioso?, quiero entender todo.

-Todos en el pueblo son nuestra manada- ¿Dónde se había metido?- son tu manda.

-¿Qué?- su corazón se acelera- Duncan estás confundiéndome más.

-¿Leíste sobre los mates?- asiente recordando.

-La diosa Luna, les otorga la otra mitad de su alma en una pareja eterna, fueron diseñados el uno para el otro- recita.

-Esta es tu manada, porque la diosa te creo para Malik- oh no, mueve su cabeza en negación- y él fue hecho para ti.

-No, no puedo ser su mate, porque significa que yo...

-Eres la luna de nuestra manada- su sangre se siente fría, no esta segura de que su corazón siga latiendo, deja de respirar, mientras por su mente pasan las palabras que leyó la noche anterior.

Los hombres lobo son por naturaleza posesivos, sobre protectores y dominantes, en un alfa estas cualidades aumentan considerablemente, al encontrar a su mate sentirán la necesidad de apartarlo de todos para tenerlo exclusivamente.

-Jamás saldré de aquí- decirlo le hace daño, no quería abandonar su sueño de ser doctora, esto era temporal- no dejará que me marche.

AylaWhere stories live. Discover now