—Mejor... Yo... Siento tanto todo lo que pasó. —Jennie retorcía sus deditos juntos producto del nerviosismo. A su vez, el aroma a vainilla se potenció, ya que no sabía controlarlo demasiado.

Vio a Lisa inspirar con fuerza y el rumor de un gruñido quedarse atrapado en su garganta. La alfa la rodeó para poder llegar a una mesa, que Jennie no había notado detrás de ella, y dejar una última torre de panqueques.

—Ya podremos hablar de eso, ahora necesito que comas algo, estuviste más de 24 horas sin probar nada.

Jennie asintió a duras penas. Le costaba trabajo pensar que no estaba siendo juzgada por lo que hizo.

Tal vez si se hubiera separado de su familia antes, si se hubiera topado con alguien como Lisa en su adolescencia ahora no estaría sufriendo tanto, y lo más importante de todo, no habría perjudicado a su parte animal como lo hizo.

Todavía le cuesta trabajo, y es normal porque al fin y al cabo fue criada para servir a otros y comportarse como un mero objeto de diversión para alfas, pero es que había sido tanta la agonía que se negaba a continuar ocultandose de Lisa. No de ella por lo menos.

Se sentó en silencio y pronto el gruñido en su estómago resonó haciendo que sus mejillas se sonrojaran completamente. Se acomodó su cabello con una de sus manos, que estaba cubierta por la camisa de la alfa, y estiró la otra lentamente sobre la mesa.

La verdad era que le daba vergüenza parecer una aprovechada, suficiente con que la alfa la hubiese apoyado en su celo y ahora estaba todavía de arrimada en su casa.

—Puedes servirte lo que gustes, cociné todo para ti. —Lisa le sonrió con los brazos cruzados sobre el pecho.

—Por favor come conmigo, me sentiría muy mal si solo me observas. —Jennie frunció el ceño de forma graciosa pero lo que no sabía era que la alfa podría pasarse horas viéndola hacer las más monótonas cosas y continuaría perdida en sus suaves movimientos.

Estaba tan concentrada en deleitarse por el dulce aroma de la vainilla que no notó que Jennie la miraba con ojos curiosos, y es que hace tiempo que no olía a una omega tan atrayente como ella. Podría deberse a que se trataba de su omega destinada pero era demasiado pronto como para atosigar a Jennie con esta clase de cosas.

Tomó simplemente una taza de café y la acompañó con una tostada simple. Observó a Jennie atiborrar su panqueque de chocolate y caramelo y ponerle varias cucharadas de azúcar a su té.

—Yo sé que tengo muchas cosas que explicar... —Jennie fijó la mirada en su plato sin saber a dónde más llevarla.

—Claro que sí pero todo a su tiempo, Jennie. Debes saber que no juzgo tus acciones solo estoy algo... Confundida, tal vez dolida, por eso necesito escucharte. Sin embargo, no te estoy pidiendo explicaciones ni mucho menos, no me las debes. Es tu decisión si quieres hacerlo o no.

Jennie se sintió mucho más tranquila al saber que Lisa no iba a obligarla a nada. Pero, ¿por qué dudó en un principio si esa alfa era una de las mejores mujeres que conoció en toda su vida?

—Lo obvio es que soy una omega —Jennie levantó la mirada para estudiar cada reacción contraria pero solo se encontró con una suave sonrisa que la incitaba a continuar—. Me presenté cuando tenía 16 años. Todos pensaban que iba a ser una beta, no tenía "actitudes de omega", mi cuerpo no estaba muy desarrollado y tardé en presentar mi primer celo. En mi casa eran todos alfas y betas, a excepción de mi madre, por lo que fue toda una odisea descubrir que otra de la familia en realidad era un eslabón débil.

A Jennie se le cortó la voz haciendo que las manos de Lisa picaran por abrazarla con fuerza y nunca soltarla, aunque ambas mujeres en esa habitación sabían de sobra que era necesaria la conversación.

I Know Your Secret - (Jenlisa G!P) (Adaptación)Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum