Más tarde saludamos a los jugadores del otro equipo y nos posicionamos para empezar el partido. Yo era interior derecho lo que me facilitaba meter goles porque estaba cerca del portero del equipo contrario.

En la primera mitad del partido tuvimos muchas ocasiones y las aprovechamos. Aunque el otro equipo era bueno, pero de momento íbamos ganando 3-2.

Descansamos un rato y escuchamos lo que nos indicaba el entrenador y lo aplicamos en el campo.

Cuando comenzó la segunda parte las cosas se complicaron porque los del equipo contrario iban a jugar sucio. Nos hicieron bastantes faltas y el árbitro pitó algunos, pero las mayorías de ellas las dejó pasar.

Volví a centrarme en el juego y controlé la pelota que me pasaron. Antes de que pudiera chutar a la portería vino un imbécil del otro equipo y me empujó, pero me levanté y volví a tener la pelota. Antes de que me pudiera hacer otra falta me regateé a tres jugadores del equipo contrario y chuté a puerta consiguiendo sumar un gol más a nuestro contador.

Después lo celebré con mis compañeros y ahora el marcador iba 4-2. Antes de volver a mi posición me acerqué al imbécil que me había empujado y le dejé las cosas claras.

—Vuelve a empujarme y no dudaré en chutarte la pelota a la cara, idiota

Seguimos jugando hasta que el árbitro pitó el final del partido y ganamos. Volvimos al vestuario y nos duchamos, después salí afuera y mi hermana vino corriendo hacia mí, la cogí en brazos y me abrazó.

—Me gustó mucho como jugaste, Thiago—me dijo mi hermana

—Gracias, princesa

—Buen partido—me dijo Daniela

—Gracias, rubia

Caminamos hacia el aparcamiento para salir de toda la multitud y entonces me reencontré con el imbécil que me había empujado. Antes de que pudiera alejarme para que no me viera fue demasiado tarde porque me reconoció.

—¿Qué tal te sentó comerte el suelo?—sé burló

—Te recomiendo que te calles si no quieres probar tú el suelo

—¿Quién es?—me preguntó Daniela, pero él respondió antes que yo

—Me llamo Santiago y si quieres te puedo hacer pasar un buen rato. Seguro que lo hago mejor que tú novio

Estaba a punto de abalanzarme encima de él, pero ella se adelantó y le dio un puñetazo en el moflete.

—¡Gilipollas! Vuelve a faltarme el respeto y te doy una patada en los huevos

Nos alejamos de él y empecé a reírme.

—Veo que te sabes defender, rubia—esbozo una sonrisa

—No me caen bien los capullos y él era uno de esos

—Lo sé. Jugué antes contra él y me hizo una falta

—Thiago, tengo hambre—me dijo mi hermana

Buscamos un restaurante cerca y entramos para cenar. Pedimos tres hamburguesas y cuando acabamos mi hermana empezó a bostezar, entonces la cogí en brazos y se durmió al rato.

—¿Thiago, tenéis planes para mañana?—me preguntó Daniela

—No, ¿por qué?

—Ven con tu hermana y con Grace mañana a mi casa

—¿Qué estás tramando?

—Nada. Solo te estoy ofreciendo pasar el día con mi familia

—¿Estás bien? ¿Tienes fiebre?

—No me pasa nada. Solo estoy intentando ser amable por una vez

—Iremos, pero no porque me lo hayas pedido tú

—Insoportable

—Pesada

—¡Mongolo!

—¡Shh! vas a despertar a mi hermana

—Te odio—me hizo una peineta

—Que agresiva

Le lancé un beso al aire y enseguida puso los ojos en blanco. Me reí y me dio una patada por debajo de la mesa.


Hola, ¿cómo están? ❤

En este capítulo vimos que las cosas entre Mateo y Daniela se arreglaron aunque siguen teniendo algunos problemas amorosos.

El partido estuve intenso, pero nuestro querido Thiago consiguió destruir a un nuevo personaje Santigo

¿Disfrutaron cuándo Daniela se enfrentó a él? Daniela 🛐

Y las discusiones siguen siendo tan divertidas, hoy pudimos leer una guerra de insultos jaja. Los dos son únicos, los amo a mis niños

Gracias por el apoyo, los amo mucho ❤

Nos vemos en el próximo capítulo

Corazones en llamas ©Where stories live. Discover now