—Entre tú y Daniela

Él soltó una risa y yo me levanté inmediatamente. Mi hermano le pasó unos guantes a él, pero se negó y yo hice lo mismo.

—¿Esto va a acabar bien?—preguntó Grace

—Tranquila hacen esto siempre y de momento ninguno ha acabado en el hospital—le respondió mi hermano

Ellos se apartaron y yo me puse enfrente de Thiago. Vi esa sonrisa que tanto odiaba y deseaba borrársela enseguida. Me recogí mi cabello rubio mientras mantenía mi mirada en sus ojos verdes. Di unas vueltas a su alrededor y me saqué todos los anillos, pendientes, pulseras y collares. Lo último que me apetecía era hacerme daño contra él.

—¿Preparado para la diversión?

—¿Preparada para caer la primera?

—Sueña con eso porque serás tú el primero en caer

Nos posicionamos y lancé un golpe, pero lo esquivó. Seguimos lanzándonos golpes y algunos nos dieron y otros los esquivamos.

—¿Cansado?

—Nunca

Esbocé una sonrisa y estaba preparada para soltar un golpe en cualquier momento. Pero me aguanté las ganas porque el pelinegro abrió la boca para recordarme que se iba a vengar por lo de la manguera.

—¿Rubia, te acuerdas que te dije que me iba a vengar?—me preguntó y asentí—Es mi momento

—Ay, no me digas que dañe tu ego

—Creída

Se acercó a mí y enseguida le solté un puñetazo que iba directo a la cara, pero lo esquivó y me retuvo el brazo para que no pudiera soltarle otro golpe y que ese sí le llegará a impactar. Sin percibirlo, me dio con su pierna en la mía y perdí el equilibrio. Caí al suelo y solté un gruñido de decepción.

—Te dije que caerías primera

—¡Ugh, te odio!

Estaba con la espalda apoyada en el suelo y él me sujetaba los brazos para que no pudiera soltar un golpe. Intenté quitármelo de encima, pero no podía. Él tenía más fuerza que yo y sabía que estaba disfrutando viéndome molesta y derrotada.

—Thiago, apártate

—¿Qué pasa rubia no puedes defenderte?

—Escucha, me sacas demasiado rápido de mis casillas y ahora mismo solo quiero pegarte

—Ves sí que eres fácil de molestar

Dejé de moverme y él se quedó encima mío con una pierna entre las mías y con sus manos agarrando mis brazos.

En estos momentos lo odiaba y eso me jodía mucho. No me apetecía sentir nada por él ni siquiera odio.

Es verdad que nunca habíamos tenido una relación perfecta, pero antes nos llevábamos mejor y éramos amigos. Pero no sé en qué momento todo se jodió y cada vez que crecíamos se iba volviendo peor.

—Grace—desvié la mirada hacía ella—¿Lo necesitas vivo? Porque tengo unas ganas de cargarme a este idiota y no me importaría matarlo aquí

—¿Rubia, te dije que callada estás más guapa?

—¿Y yo te dije que no te soporto?

—¿Chicos porque no finalizáis la pelea?—propuso mi hermano

—¡No!—dijimos los dos a la vez

Me levanté un poco y pegué mi boca a su oreja y lo noté revolverse inquieto. Eso me gustaba, estaba perdiendo el poder y le iba a pagar con la misma moneda. A pesar de estar agotados y un poco sudados notaba su respiración la notaba en mi cuello y su aroma que era increíblemente bueno.

Concéntrate, Daniela

Me tenía que dejar de tonterías, no podía desconcentrarme por su olor, ni por sus ojos, ni por sus manos envueltas en mis muñecas. Negué la cabeza levemente y volví a abrir mis ojos y le susurré en la oreja para hacerle perder las riendas.

—No me digas que te pongo nerviosa—me reí

—Tú nunca me pones nervioso—me contestó un poco molesto

Sabía perfectamente que mentía, me estaba diciendo mentiras piadosas. Se me escapó una pequeña carcajada y se molestó mucho más. Me forzó las muñecas haciendo que acabara de pegar mi espalda al suelo y no pudiera mover ni un centímetro de mi cuerpo. Cerré los ojos y traté de mantener la calma. No me tenía que preocupar de nada porque estaba a punto de destruirlo.

—Ya. Pues estoy furiosa contigo así que o te quitas o te quito yo misma—le advertí

—¿Me estás amenazando, rubia?

—No, te estoy advirtiendo

Seguía estando encima mío y no me soltaba entonces hice lo único que podía hacer en estos momentos. Me defendí.

Rodeé mi pierna a la suya y entonces él aflojó el agarré y fue el momento perfecto para soltarle un golpe en el estómago. Rodé por el suelo y ahora él estaba atrapado debajo de mí.

—¿Qué pasó perdiste la fuerza?—le dije riéndome y él gruñó

—Rubia, salté

—Tú no lo hiciste, pues me temo que yo tampoco lo haré

Me senté en su estómago y desvié la mirada hacia los demás que estaban riéndose.

—Oye Mar, tú hermano es un poco tonto

—Sois tal para cual—dijo Gabriel y nosotros nos reímos

—Que gracioso eres—le dije

Me quedé viéndolos a ellos tres y entonces noté un dedo recorriendo mi piel. Me giré hacia él y le puse una mirada asesina.

—Como no apartes tu mano de mi cuerpo, te reviento esa carita

—Salté de mi estómago y yo paro

Me levanté y él hizo lo mismo.

—Vamos a dejarlo en un empate—ofreció él

—Solo porque ha sido divertido verte perder las fuerzas

Bajamos al piso de abajo y nos despedimos de ellos. Después subí a mi habitación y me quité el sudor que traía de haber estado boxeando.

Me tumbé en la cama y me puse a ver una serie. Cuando acabé el primer capítulo tocaron a la puerta y desvié mi mirada hacia allí.

—¿Puedo pasar?—me preguntó mi hermano

—Si

Se sentó a los pies de la cama y esperé a que hablará

—¿Dani qué pasó entre Thiago y tú?

—¿A qué te refieres?

—Que no entiendo porque ahora os lleváis tan mal

—Gabriel, por si no lo recuerdas él se volvió un capullo conmigo empezó a poner distancias y quizás la respuesta que quieras saber la tiene él

—Tienes razón

Antes de salir por la puerta se giró y me quedé pensando en lo que dijo.

—Ey, hermanita, acuérdate que cuando tú mundo se derrumbe a tu lado siempre estarán las personas que te valoraron y que no te dañaron

No sé a qué se refería mi hermano. ¿Por qué mi mundo se iba a venir abajo?

Dejé de pensar en lo que me dijo mi hermano y seguidamente me tumbé en la cama mirando el techo hasta que me dormí. 

Corazones en llamas ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora