ReiKi alejó su varita cuando termino el hechizo que usó para restaurar las pinturas frente a él.

—Todo listo, Damara Dodderidge—dijo el japonés sonriendo y acomodando la esquina del cuadro.

—Gracias niño Yamamoto.

—De nada—el japonés hizo una reverencia y luego se alejó a pasos cortos pero rápidos.

Su cabello cubrió un poco sus ojos y lo apartó para evitar tropezar.

El omega se detuvo al escuchar voces conocidas. Alzó el rostro y se encontró con Hermione, Ron, Harry y los gemelos Weasley. Estaba dispuesto a irse cuando escuchó su nombre en la conversación.

—¡Idiotas! Él se asustó, imagínate cuando para un omega como ReiKi llegue un alfa así de intenso, es obvio que se asustará.

Eso era cierto, se había asustado.

—Y en este caso, no es un alfa intenso, ¡son dos! Se asustará mucho más.

—Es que no comprenden—hablaron a la vez los gemelos—, nos atrae desde tercero.

Y las mejillas del omega se tornaron rojas, mientras su cabello cambio de color a un tono rosado pálido. Sus feromonas se elevaron e impregnaron en el lugar. ReiKi chilló suavemente cuando notó lo sucedido.

—No, no, no—susurró tratando de controlar las feromonas, mientras su omega y él estaban asustados.

Ese era un problema. Sus feromonas jamás debían de sufrir una subida tan alta o, podría afectar a los que estuvieran cerca.

Hermione regañaba a Fred y George cuando los dos últimos sintieron un dulce aroma golpear sus fosas nasales. Ignoraron por completo el parloteo incesante de la chica y buscaron la fuente del aroma.

Lo vieron frente a ellos. Cuando se miraron, el omega se encogió del miedo antes de salir corriendo; sin embargo, notaron las lágrimas en sus mejillas y el peculiar color de su cabello.

¿Por qué elevaba tanto sus feromonas? ¿Acaso él...? ¡No! Era imposible. Él acababa de salir corriendo, estaba solo. Un omega vulnerable, alterado, pequeño y con una crisis de feromonas estaba solo.

Se dirigieron una mirada antes de empezar a bajar las escaleras apresuradamente, ignorando los llamados de los otros tres contrarios.

Sacaron el mapa del merodeador y de manera veloz dijeron las palabras para poder abrirlo. Al pergamino abrirse, buscaron rápido a ReiKi en el mapa.

Lo encontraron cerca del patio, no había estudiantes próximos a él, y eso los calmó o fue así hasta que vieron pasos acercarse al omega.

Marcus Flint.

Cerraron el mapa para ir rápido por el omega. Se guiaron de igual forma por los rastros de feromonas.

Al llegar al patio escucharon un sollozo y como alguien suplicaba para que lo soltarán. Esa voz era la del omega japonés.

Cuando lo encontraron, la imagen los desagradó por completo.

Flint tenía a Reiki apoyado contra la pared, mientras dejaba besos en el cuello del omega, que sollozaba y le pedía que lo dejase ir.

—¡Inmobilus!—el hechizo fue lanzado por Fred, mientras George se aproximaba para apartar el inmóvil cuerpo de Flint del japonés, que se deslizó por la pared hasta quedar sentado en el suelo.

—Él me beso en el cuello—murmuraba el omega. Las feromonas eran muy altas y el omega estaba muy aterrado—. L-Le dije que se detuviera ¡él no paró! Ellos tienen razón soy mal omega, muy malo—exclamó dejando golpes en sus labios.

—¡No! No te golpees—ordenó George sujetando las manos del omega que lo miró con ojos vacíos.

—Soy malo, malo, muy malo—empezó a decir—, por eso él me besaba—y Fred se acercó a su hermano para colocar sus manos en las mejillas del omega obligando a que lo viera.

—No eres malo, y no merecías que él te besara de esa forma—susurró con calma y miró a su hermano—. Hay que sacarlo de aquí.

—Primero debemos cubrir sus feromonas—y ambos asintieron antes de elevar sus feromonas, ocultando las del omega.

George tomó en brazos a Reiki que seguía murmurando cosas como que era malo, y que se merecía eso.

Fred solo le decía que no se merecía nada de eso.

Decidieron llevarlo a uno de los pasillos vacíos donde sabría que no los encontrarían tan fácilmente.

Reiki fue colocado entre los dos alfas que lo rodearon con sus feromonas. Reiki tarareó gustoso cerrando sus ojos y apoyando su cabeza en el hombro de Fred mientras sostenía entre sus manos la túnica de George.

Los alfas se miraron entre ellos. ¿Quién podría decirle a ReiKi que era malo por solamente dejar escapar sus feromonas? ¿Y por qué se alteró tanto?

El japonés era un enigma, y para los gemelos, sería el enigma más difícil de su vida.

El japonés era un enigma, y para los gemelos, sería el enigma más difícil de su vida

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[capítulo Corregido]

Hilo Rojo |Gemelos Weasley & Male Reader Where stories live. Discover now