De pronto mi tripa rugió.

— ¿Has venido aquí sin comer? —tragué todo el agua que retuve en mi boca y pensé en una respuesta rápida.

— Mamá dijo que era urgente, llegué a casa y vine lo antes posible.

— Entonces vete a casa ya, comes algo y descansas. —se levantó y elevó sus manos simulando ser Goku— Le diré a Klaus que te acompañe a casa.

— ¿Quién? —me levanté junto con él y aferré mi mano a la correa de mi mochila con todas mis fuerzas.

— Klaus, el guardaespaldas de la entrada. —mi pulso se aceleró un poco.

— Oh, no. No hace falta papá. —me coloqué la mochila en el hombro y lo miré.

— Si es porque es hombre no te preocupes, se lo pediré a Helga. —me coloqué delante suya evitando que andara hacia la puerta.

— En serio papá, no pasa nada. —él abrió la boca para reprochar— Vine sola y puedo volver sola. Soy una Echo, puedo defenderme sola.

Por un momento en mi mente se cruzó Taylor, perderla de vista un segundo fue el mayor error de mi vida.

— ¿Estás segura? —asentí— Helga y Klaus no tendrán problema alguno si... —lo interrumpí con un abrazo.

Noté como se tensó un poco, pero sus brazos me rodearon por la espalda.

— Hablo en serio, puedo sola.

Me acompañó hasta el ascensor y me despedí de él para volver a casa.

Por el camino mi mente analizaba cada duda que tenía pero sólo conseguía crear más preguntas sin respuesta.

Si era sincera, tenía miedo de que mi padre pudiera estar metido en este mundo. Miedo de que se encontrara en un bando diferente al mío. O miedo de que lo pudieran estar manipulando.

Antes de que pudiera darme cuenta, llegué a casa.

Iba a un paso acelerado y constantemente vigilaba por si alguno de esos guardaespaldas pudiera estar persiguiéndome.

— No hay ninguna razón para ello Elowen... Sólo relájate. —me hablé a mi misma al entrar en mi propiedad.

Subí al cuarto y dejé la mochila en el suelo.

Desde mi habitación podía ver la puerta del despacho de mi padre.

¿Habrá más cosas allí?

Me senté en la cama y abrí la mochila, la carpeta estaba un poco arrugada pero por suerte no había ningún papel arrugado.

Me quité las zapatillas y me puse cómoda para ojear un poco el papeleo.

Había fotos mías con el traje y pequeños textos junto con ellas.

Mi tripa volvió a rugir, había olvidado por completo de nuevo que tenía que comer algo.

Aparté con cuidado la carpeta y me levanté para bajar a la cocina.

Estaba a punto de cruzar la puerta cuando escuché unos pequeños golpecitos en la ventana.

Al girarme pude ver a Hobie con su traje tratando de abrir la ventana.

Me pidió ayuda haciendo un pequeño gesto con la cabeza y yo negué con una pequeña sonrisa.

La ventana tenía truco, para poder abrirla tenías que hacer fuerza hacia el otro lado y luego iba fluida en su apertura.

Me apoyé en el tocador de mi cuarto viendo la escena hasta que consiguió entrar.

Se giró y la cerró con cuidado para girarse de nuevo hacia mi. Tan sólo le bastó dar dos pasos para llegar a mi posición.

🎸 𝑷𝑼𝑵𝑲 𝑻𝑨𝑪𝑻𝑰𝑪𝑺 || Hobie Brown 🎸Donde viven las historias. Descúbrelo ahora