17 : Solías llamarme cariño.

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Aquel que haya dicho que el tiempo lo cura todo mentía vilmente

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Aquel que haya dicho que el tiempo lo cura todo mentía vilmente.

Lo que Felix experimentaba no era curación, mucho menos alguna especie de alivio. Podría culpar al poco tiempo que había transcurrido desde lo sucedido, al dolor palpable en su silueta. Pero no. Estaba seguro de que aquella herida en su corazón estaría abierta para siempre, sangrando en la eternidad. Y que aunque pasaran mil años, seguiría presente.

Simplemente, ahora formaba parte de él. Y lloraba a gritos los nombres de sus únicos dos amigos. La pérdida no lo abandonaría nunca, irónicamente.

Cosas así no nos fortalecen como suele decir la gente a modo de consuelo. Tampoco nos debilita. Nos crea. Nos moldea. Nos hacer ser como somos, y dejar de ser lo que solíamos. Depende únicamente de nosotros el para qué lo usamos, qué tanto lo aprovechamos y cómo recibimos esta nueva versión.

La noche anterior, Felix había muerto un poquito por dentro.

No se puede curar algo que ya no existe. Eliminar una cicatriz no elimina el recuerdo de la herida y del dolor y malestar experimentado.

Es por ello que durante su larga y solitaria caminata por los bosques de las fronteras hacia Dynes, Felix lloraba en silencio. Las lágrimas se deslizaban como lluvia desde sus iris grises hacia sus mejillas de porcelana. La suciedad estaba adherida a su piel, tanto lo carmín de la sangre como el ocre del barro y musgo. Su nariz comenzaba a doler por el golpe de Chan y su cabeza por la sangre perdida, pero el dolor de su alma les quitaba importancia.

Estaba arrepentido. No por huir, claro está. Sino por pasar su vida entera pensando que había experimentado el dolor.

No, nada podría compararse con lo que sentía ahora. Era como empezar a vivir desde aquí.

Caminaba con dificultad entre los frondosos árboles, pisando charcos y plantas silvestres. Sus piernas desnudas tenían pequeños cortes por las espigas abundantes de allí, pero al menos la planta de sus pies estaba refugiada por los zapatos de aquel hombre.

Ya pasaba del mediodía, lo sabía por el radiante sol sobre su cabeza. Aunque sus ojos ardían, de todas formas miró al cielo.

Sonrió, tembloroso.

─Qué lindo día... ─Murmura, su garganta seca.

Cuando comienza a contar las nubes esponjosas para distraerse un poco, gritos lejanos encienden todas las alarmas en su cabeza. Su lobo despierta de la burbuja deprimida en que se había metido para pasar su duelo, y de inmediato comienza a gruñir. Echa las orejas hacia atrás y todo su lomo se engrifa.

Con el corazón en la garganta, Felix gira sobre sus pies y trata de ubicarse en el inmenso bosque. Asustado, busca de dónde provienen aquellos gritos.

─¡... inútil, eso eres! ¡Un inútil, Franchesco!

Esa es una voz masculina. Pero no la conozco. Piensa, su curiosidad despertando.

Youngblood ♡ chanlixWhere stories live. Discover now