La sonrisa brillante se borró, el ceño de la mayor se frunció y miró al juguete.

-Es... -buscó la palabra indicada.

-¿Estúpido?- preguntó Chae.

-No, a Minari le gusta, no puedo decir eso... es peligroso. ¿Cómo se te ocurre hacer esto para que una niña pequeña salga? - Myoui fue hacia el dormitorio, y dejó el peluche sobre su cajonera.

Mientras, Chae , aún en el comedor, se preguntaba cómo era que Myoui sabía lo que había hecho, y debía admitir que tenía miedo.

Tuvo que recordarse a sí misma que no había forma en la que leyera su mente, sólo hacía acusaciones para ser brusca y que se alejara, porque todo lo consideraba un peligro.

Ella era el protector principal, y muchas veces solían ser exagerados, encontrando todo como un problema o un peligro de muerte.

-Myoui.

-Soy Mina- respondió de forma tosca.

-Sé que no lo eres y no hay ningún problema con ello, en serio, el TID-

-No jodas- lo interrumpió.

-Hey, no te he hecho nada -dijo Chae, en voz algo baja, ofendida por lo bruta que era aquella chica.

Myoui pareció pensarlo un momento, finalmente se acercó a ella, estaba muy seria y sabía bien cómo lucir amenazante.

-Mira, Chaeyoung, puede que a Sharon le caigas bien, puede que a Mina le gustes y puedes comprar a Minari  con todos los peluches del mundo, pero mi confianza y mi respeto no te lo vas a ganar tan fácil- dijo. - No tengo ni puta idea de quién eres y no tengo ni una pizca de interés en saberlo, y te advierto, si llegas a lastimar los sentimientos de Mina, o de cualquiera de las demás, te romperé los huesosuno por uno.

Chae alzó sus cejas y tragó es seco, evidentemente asustada

-Yo no quiero lastimarlas- dijo, en un murmullo. -Quiero llevarme bien con ustedes, aún me queda bastante en la universidad y serían mis compañeras. No soy mala y sé que ustedes tampoco.

Myoui se quedó en silencio, mirándola fijamente, y era de verdad intimidante.

-Si llegas a hacer algo mal, seré la primera en golpearte- dijo, y Chae iba a responder, pero su compañera parpadeo unas cuantas veces y vio al rededor confundida. - ¿Qué me perdi? - preguntó Mina y la rubia rio ligeramente.

-A Minari le gustó mi regalo y Myoui vino a decirme que me quiere.

-Eso no es cierto- y ahí estaba esa voz grave e intimidante de nuevo y la linda pelinegra que le fruncía el ceffo, Mina negó para apartar al otro Alter de su cabeza. - Dios... - masajeó sus sienes, algo molesta por tantos cambios.

Chae soltó una carcajada, porque aquello había sido divertido. -Hey, ¿estás bien? - preguntó, tomando sus brazos.

Mina asintió.

-Sí, sólo... Tomaré un té y el dolor de cabeza se va a ir

avanzó hacia la cocina, pero al parecer estaba más mal de lo que aparentaba, porque se dio con el marco de puerta en toda la cara. De inmediato soltó un quejido y retrocedió unos pasos, apretando su nariz.

-Oh, Minnie - Chae se acercó a ella, tenía pequeñas lágrimas de dolor en sus mejillas.

Se sintió tonta y avergonzada.

-Estoy bien, estoy bien -dijo frustrada, Chae limpió sus lágrimas con la manga de su buzo, y respiró profundo para controlar el llanto, en segundos el dolor de su cara se había atenuado a una molestia.

-Ven, te acompaño -dijo Chae, con una sonrisa, tomó su mano y la guio con cuidado hasta la mesa del comedor, dejándola sentada en la silla.

-¿Quieres hielo?

-Sí, por favor - murmuró, y en segundos tenía un paquete congelado de quien sabe que en la cara.
-Gracias, Chae...

-No hay de qué. ¿Quieres tu té? - Mina asintió, y Chae lo preparó para ella, al mismo tiempo que hacía un café con leche para sí misma.

Entre el proceso, no pudo evitar pensar en las palabras de la pequeña Minari.

"La novia de Mina, a Mina le gusta alguien..."

De repente sentía a su corazón acelerarse y a sus mejillas enrojecer. Pensó en preguntarle al respecto, pero prefirió quedarse callada, le llevó el té a la mesa y Mina dejó a un lado la bolsa de congelados.

-¿Mejor? - dijo, y asintió.

-Gracias - solto en un murmullo, aún estaba algo avergonzado por toda esa escena estúpida.

-No hay de qué, Minnie.

Merendaron en silencio, y Chae no podía sacarse las palabras del menor de la cabeza. Le gustaba a Mina.

En parte se sentía estúpida por pensar en aquello una y otra vez, por otra parte, se sentía culpable. Ellaestaba siendo extremadamente buena con Mina, todo a pedido del Señor Choi (aunque en general, ella siempre había sido igual de buena y atenta, era su forma ser, su profesor sólo se lo había remarcado), el hombre creía que el primer paso para un buen trabajo de análisis e investigación de un sujeto tenía que ser ganar su confianza, ya con la confianza de Mina sobre ella, seria todo más fácil.

Claro que ganar la confianza de alguien y enamorarla eran dos cosas distintas.
Sólo tenía que vivir con ella, usar distintas técnicas psicológicas para ganar su confianza y atención, y luego hacer lo necesario para obtener los resultados que quería, para todas las preguntas que se le pudieran ocurrir.

Esa última parte del trabajo era libre, ella podía investigar lo que quería, quería centrarse en la vida de Mina, y en los otros Alters, en lo cotidiano, en lo bueno y en lo malo de la vida diaria, en los problemas que podían causarle el TID en su rutina.

Aunque su profesor le había sugerido investigar cosas más fuertes, como los desencadenantes, su pasado, sus traumas, las razones por las que tenía TID... Y seguía insistiendo con eso aún.

Pero a Chae le parecía demasiado cruel jugar con los traumas y el pasado de alguien más, de hacerla tener ataques de pánico sólo para ver cómo era su reacción sólo por un estúpido trabajo.

-¿Sabes cuántos hijos de Piaget murieron durante su investigación? -solía decirle cada tanto su profesor, como una forma de aliento.-Chaeyoung? si algún día sales de aquí con un título te tocaran situaciones dónde tendrás que forzar a tu paciente a un ataque de pánico, para que libere toda su frustración. O quizás peor, quizás para conseguir datos a favor de una causa judicial de... No sé, un secuestro, o un asesino, y será la única forma en la que te cuenten todas las cosas horribles que necesitas saber.

-Usted dijo que puedo centrarme en lo que sea para mí trabajo, elegí la vida cotidiana, no los traumas que desarrollan en trastorno. La próxima vez que quiera que investiguemos los traumas infantiles de alguien dígalo directamente en la consiga y ya - respondió la última vez, y se había retirado de la sala bastante enojada.

La miró y se sintió mal, realmente mal.

Porque no era su culpa sentir cosas por alguien que la trataba bien, por la única compañía que tenía en la universidad, y claro que Mina no mercería aquello.

Era una persona, como todos, con un corazón enorme, y una sonrisa encantadora, era tierna, dulce y muy linda

Mina notó la mirada de Chae sobre ella.

-¿Tengo la cara muy hinchada? -preguntó, insegura.

-No, sólo... Eres muy linda -dijo, y con toda su honestidad, nunca podría mentir sobre lo linda que Mina era.

La pelinegra no dijo nada, e intentó actuar como que no había escuchado aquello, pero se puso tan roja como un tomate y tuvo que irse, dejando a Chae riendo con ternura.

michaeng - Alters Donde viven las historias. Descúbrelo ahora