Algo en el toque, el aroma y la presencia de la otra mujer había hecho que sus sistema se reactivara y por momento como este es que odiaba lo que el destino había hecho con ella.

Se encerró en el primer baño que encontró. Desesperada revolvió entre las miles de cosas que tenía dentro de su maleta. Separó de su camino papeles, comida, medicamentos de primeros auxilios, balas y gas pimienta. Por más que se esforzaba no daba con lo que realmente necesitaba.

—Mierda... ¿Dónde las dejé? —Jennie agarró sus cabellos con fuerza sintiendo su loba luchar más y más.— ¡Detente!

Se dejó caer de rodillas sobre el suelo de dudosa pulcrosidad. Vacío su bolso por completo hasta que por fin al fondo del mismo y de entre dos carpetas, cayeron las tan anheladas pastillas.

Creía poder llorar cuando la calma la invadió, su loba por fin se estaba apagando y eso era lo que necesitaba para poder concentrarse en algo más que no fuera la alfa en su oficina.

Bebió un sorbo de agua de la canilla del baño y con la misma se acomodó su cabello. A paso lento pero seguro recogió todas sus cosas y volvió.

—Lo siento por eso... Estaba un poco indispuesta —carraspeó—. ¿Continuamos...

—Agente Manobal. Lalisa Manobal, pero puedes llamarme Lisa.

—Eso es. Bueno, por favor acérquese un poco de modo que pueda observar la pantalla de la computadora.

Jennie se sentó sobre su silla de cuero sintiendo la presencia de Lisa detrás de su nuca. Era como si la alfa estuviera acariciando la base de su cráneo con las puntas de sus dedos, cuando en realidad ella sabía de sobra que estaba lo suficientemente lejos.

—Bien... Él es Yang Jungwon, omega masculino de 17 años. Desapareció de su vivienda hace aproximadamente 96 horas, sus padres presentaron la denuncia hace tan solo 48 horas.

—¿Me estás diciendo que sus padres no notaron que su hijo no estaba hasta dos días después?

El espeso aroma de Lisa estaba empezando a agriarse, tal vez producto del enojo o mal estar, haciéndola sentir un tanto mareada. Debía fingir que nada pasaba, pero algo dentro suyo la empujaba a resfregarse sobre la alfa para intentar calmarla, o peor aún, quería enseñarle su cuello.

—Yo... Eso creo. Entrevisté a los padres pero no dieron muchos detalles. Ya sabes... ¿Puedo tutearte? —Lisa asintió con una sonrisa ladeada haciendo que Jennie se ruborizara levemente— Bien, entonces como decía, la madre alfa no dio muchas explicaciones y su madre omega ni siquiera levantaba la vista.

Una repentina opresión en el pecho atacó a Jennie. Pensar que los omegas vivían tantas injusticias a plena luz del día la hacía sentir enferma, y es que en algún momento algo así podría haberle pasado a ella, si no hubiese actuado a tiempo...

—Está bien, intentaremos dar con su paradero.

Entre ambas se mantuvieron investigando acerca del caso. No había pistas, no había oportunidades. Solo tenían a su favor un índice de secuestros masivos en la zona que por lo menos las ayudaba a dar con la forma de actuar de los agresores. Todos eran omegas, algunas mujeres pero en su mayoría hombres. No sobrepasaban los 20 años, y todos tenían la misma característica de no "ser importantes" para sus familias. Esto último tenía sentido de alguna forma, ya que los padres que menos se interesaban por sus hijos eran los que menos pondrían empeño en encontrarlos.

—Ya no doy más... ¿Vamos por algo de comer? —Lisa interrumpió el silencio haciendo sobresaltar a Jennie.

Le parecía raro que la alfa recién llegada se tomara tanta confianza con todos alrededor, incluso con la capitana Yoo, pero en cierta medida le agradaba esto. Sentía que a su lado sería más fácil ser una simple beta, que ella captaría la atención de todos desviandola de su figura.

I Know Your Secret - (Jenlisa G!P) (Adaptación)Where stories live. Discover now