Capítulo 2: Malos recuerdos

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Caminó por donde sería la entrada del Monty's Gator Golf, mientras llegaban a sus oídos la música de ambiente del lugar. La verdad, nunca había estado ahí. Parecía ser que era un paseo en vagoneta, ya que en sus pies habían unas vías que pasaban por todo el túnel.

A medida que avanzaba, habían cartones los cuales parecían contar una historia. El primero era de Montgomery Gator, que estaba al lado de una fogata, y atrás de él había un cartel que tenía escrito "Un hombre, un banjo". Tenía en sus manos ese instrumento, su pelo estaba despeinado y sólo tenía unos pantalones marrones.

El segundo escenario era Monty observando con admiración a la banda de los Glamrock, en la que había un conejo azul.

El siguiente plano era el último mencionado entregándole su guitarra al cocodrilo. ¿Qué se suponía que era esto? ¿Una historia para justificar el por qué Bonnie desapareció, y ahora estaba Montgomery Gator en su lugar?

Gregory nunca había visto a ese animatrónico. La vez que visitó la zona de Bonnie Bowl, el animatrónico no estaba ahí. De hecho, cuando entró, Freddy en algún momento lanzó el comentario de lo mucho que lo extrañaba. En ese tiempo, leyó un par de notas que se encontraban por ahí. Recordaba una que contaba que la última vez que Vanessa lo vio, era entrando al Monty's Golf. Algo le había pasado, y estaba seguro que tenía que ver con Monty.

El cuarto cartón era Roxanne Wolf peinando a Monty. Roxy...

Recordó el deplorable estado en el que estaba la animatrónica. Debía admitir que en parte era su culpa, la había destruido a propósito para sacarle sus ojos y agregarselos a Freddy. La primera vez que se la encontró después de hacerle eso, escuchó su llanto. Intentaba justificarse con que había sido defensa propia, además de que lo necesitaba para escapar. Pero eso no lo hacía sentir menos culpable.

¿Por qué era tan complicado no sentir nada por ellos? Eran robots, animatrónicos, máquinas creadas para entretener niños. ¿Por qué eran tan... Humanas? Le había agarrado un gran aprecio a uno de ellos, más que a cualquier humano adulto que hubiera conocido.

Estaba seguro que esas máquinas sentían más que varios humanos.

En el final estaba el Monty actual, o bueno, el que era antes de que lo destruyera también. Sinceramente, era del que menos se arrepentía de destruir. Nunca le había caído bien, estaba seguro de que le había hecho algo a Bonnie. Aun así, seguía sin estar orgulloso de haberlo hecho caer de una gran altura tirandole un balde gigante.

En la salida del paseo, las vías eran lo único que quedaba. Es decir, no había piso debajo. Con equilibrio, avanzó hasta llegar a la plataforma en donde se suponía que la gente se bajaba del carrito. Dio un salto hasta ahí, y pudo ver el desolado lugar.

Aquellos puentes por los que pasaba para disparar a los objetivos, parecía que se iban a caer en cualquier momento. Avanzó por estos, recordando cuando corría por su vida, disparando esos pequeños cañones mientras Monty lo perseguía. Hasta que perdió su cintura para abajo. Y sus garras, aunque creía que eso era lo de menos. Incluso así, estaba empeñado en matarlo, arrastrandose por el piso para atraparlo.

¿Monty estaría por aquí? Tal vez seguía activo, merodeando por ahí. Esperaba no encontrarselo.

Caminaba por los puentes con cuidado, sentía que si corría todo se caería, junto con él. Habían zonas en donde el piso tenía una especie de moho verde, aunque dudaba que fuera moho. Era resbaloso, luchaba con no patinar porque si lo hacía, caería directamente al agua.

Pudo ver una compuerta a lo alto de la pared. ¿Cómo se suponía que llegaría hasta ahí? Miró detenidamente, habían vías que conectaban una plataforma con esa compuerta. Pero no sería tan fácil, ya que no había un carrito.

Buscandote entre las ruinasWhere stories live. Discover now