Capitulo 2 Los perros como tú, a mis pies.

Start from the beginning
                                    

Ridícula, no es cómo si tuviéramos algo distinto entre las piernas.

―Discúlpame, pero yo toque y tu madre me ha dicho que pase cuando lo desee, fue su orden ―perra asquerosa, tendré qué empezar a cerrar con seguro―. Venía a invitarte al bar nuevo, dicen qué es muy bueno, su nombre es "tentador infierno"―dice Ali.

Ella es una trabajadora de mis padres, tiene rasgos asiáticos y es algo baja. Desde que llegué, ha intentado acercarse de todas las formas posibles, sé que es por qué mi madre quiere tenerme en su control y vigilancia.

Espero no se entrometa de a mucho, esta mañana la vi cogiendo con mi hermano Cadmon, algo muy traumático por cierto, ¿¡Que no podían buscar un cuarto!? Estaban en el jardín, aunque admito que es una zona muy lejana y poco visitada por esta familia, pero yo pase por ahí desafortunadamente. No sería la primera vez que veo a alguno de mis hermanos en esto, no entiendo, ¿por qué lo hacen en esta casa? Nunca me he atrevido a fornicar en este sitio.

Si sigue observando, tendré que sobornar con la información que sé, que estaré feliz de compartir con todos: en especial con la matriarca de esta casa.

La razón por la que tengo que salir esta vez es que necesito tener nuevas experiencias y consumir mucho alcohol. Acceder no es algo malo.

―Está bien, me iré a cambiar, pero... llevaré a mi amigo Aleix ―ella asiente y se retira.

En unos cuantos minutos me vestí y maquille, opte por una blusa con la espalda descubierta y unos pantalones de cuero negro, acompañado con unos tacones altos y un zafiro azul cuelga en mi cuello. Admito que voy porque quiero y por trabajo, necesito saber que le saco a esta mujer y extraño a mi mejor amigo.

Mi laptop me notifica que he recibido unos mensajes de alfa azul, pero no me interesa contestarle a ese idiota, ¿por qué todos los hombres son estúpidos? Me ha ofendido lo que me ha dicho, me veía y soy hermosa ¿Quién se cree?

«Un golpe para tu ego».

Mientras voy bajando las escaleras, me percato de aquel hombre fornido de hombros anchos y de gran altura, es el nuevo jefe de seguridad y por lo visto la mano derecha de esta familia. Él es uno de mis objetivos, estos días lo he visto observarme y no sé cuál sea la razón, pero lo usaré a mi favor. Tengo que encontrar la forma de qué me hable, así lograr qué me dé información.

―Tú ¿Cuál es tu nombre? ―la tonalidad de mi voz es desafiante, me da una sonrisa burlesca provocando que el enojo empiece a crecer. Así que muy grosero, puedo hacer que lo cambien, ahora mejor lo asesinó, nadie me falta al respeto―. Qué no oíste, té estoy hablando, escoria ―al instante se voltea ojeando de arriba abajo mi figura, admito que su mirada ha provocado que me estremezca ―mis ojos están aquí inútil, deja dé mirarme y responde.

―¿Por qué? ―mierda, su voz es excitante.

―¿Por qué? ¿Qué? ―lo desafío.

―¿Por qué contestarle? ―dice.

―Porque yo ―me acerco y saco mi arma poniéndola frente a él, por suerte, el apoyo de los tacones me permite estar casi a su misma altura y puedo ubicar el arma casi frente a su rostro―, soy tu jefa.

―Pues jefa, disparé, pero antes le daré un consejo... nunca debes dar espera ―me quita el arma y me acorrala en la pared susurrando en mi odio―, a que el enemigo tenga tiempo de atacar.

Siento como olfatea mi cabello. Pero no se lo permito más y le doy una patada en la pantorrilla con mucha fuerza mientras me doy la vuelta de inmediato, haciéndolo perder el equilibrio.

Luego deja escapar un gruñido que lo hace caer de rodillas preso de dolor.

―Estaba esperando para tenerte así, recuerda, siempre a mis pies, ahí es dónde están los perros como tú ―pongo el arma en su cabeza y me ofrece una sonrisa.

DepauperarWhere stories live. Discover now