El Juego de las Sombras

Capítulo 2: La Trampa de la Mente

Mientras se preparaba para enfrentar el primer desafío, Jack se encontró ajustando compulsivamente su corbata, como si necesitara aferrarse a algún tipo de normalidad. El nudo en su estómago se apretaba con cada latido de su corazón, y las imágenes del día anterior se deslizaban como una película en su mente. Se preguntó si estaba preparado para lo que le esperaba, si tendría la valentía para mirar directamente a sus miedos más oscuros y enfrentarlos cara a cara.

El psicólogo se encontraba sentado en su apartamento de trabajo, con un pequeño dispositivo tecnológico en mano, que encontró en la mañana al abrir su puerta. No había descansado en lo absoluto, se mantuvo despierto toda la noche anterior y alerta en su hogar por si aquella persona se atrevía a mostrarse. La anticipación y la incertidumbre lo invadían mientras se preparaba para enfrentar el primer desafío del Juego de las Sombras. Con un nudo en el estómago, con su mente revuelta en miles de piezas, Jack pulsó el botón del dispositivo y una voz distorsionada emergió de él:

"Bienvenido al Juego de las Sombras, Jack. Tu mente es ahora nuestra arena de pruebas".

La voz señaló unas coordenadas a las que el psicólogo debía seguir, y de aquella manera, llegó a una especie de estudio apartado de las calles pobladas, sentía que debía avisar a alguien, pero a la misma vez suponía que el psicópata lo estaría vigilando.

Caminando hacia el estudio, cada paso parecía pesar toneladas. La duda se entrelazaba con su determinación, haciendo que su mente fuera un torbellino de pensamientos. Se cuestionaba si estaba haciendo lo correcto al seguir las indicaciones del psicópata. ¿Estaba jugando su juego o estaba cayendo en una trampa mortal? La incertidumbre lo atormentaba, pero la imagen de su familia lo impulsaba a continuar.

Al momento de entrar, las luces del estudio se atenuaron repentinamente, sumergiendo a Jack en una oscuridad ominosa. Un escalofrío recorrió su espina dorsal mientras intentaba orientarse en el nuevo  entorno en el que se encontraba. La estrechez del espacio y la falta de iluminación lo llenaron de claustrofobia, pero sabía que debía mantener la calma y concentrarse en el desafío que recién estaba comenzando.

La voz del dispositivo volvió a resonar:

"Doc, espero que haya descansado lo suficiente para mantener todos sus sentidos completos. Su primer desafío consiste en enfrentar sus propios miedos, Jack. Dentro de una de las habitaciones hay un espejo. Obsérvate a ti mismo y enfrenta la verdad que te has negado".

Jack sentía pavor, pero intentaba alentarse así mismo para seguir, tenía enfrente 3 puertas, pero la del medio tenía un color rojizo que destacaba de las otras. Sin embargo, sabía que podía ser una trampa, pero estaba indeciso y pensaba:

Mierda... Hay 3 puertas, dos en los extremos blancas y la del medio diferente. ¿Cuál de estas puertas es la indicada? ¿Existirán trampas en las 2 puertas restantes? Está jugando con mi mente, ¿el reto es elegir una puerta? O ¿Cada puerta me llevará a algo distinto? Me arriesgaré...

Intuía que el tiempo era valioso, y al pasar dos minutos desde que aquella voz sonó, con precaución, Jack decidió acercarse a la puerta que tenía enfrente y la abrió lentamente. Al ingresar a la habitación, se encontró con un espacio iluminado por una luz tenue y, en el centro, se erguía un espejo de cuerpo entero. Para su sorpresa, las 3 puertas conectaban a la misma habitación, haciendo que haya puesto en duda su propia elección. Cada paso que daba hacia el espejo parecía llenarse de una tensión creciente.

Con el corazón latiendo desbocado, Jack se plantó frente al espejo y se encontró con su propio reflejo, o eso creía. Pero lo que vio lo dejó sin aliento y le hizo cuestionar su propia cordura. En lugar de su propio rostro, se reflejaba la imagen de una versión más joven de sí mismo, con los ojos llenos de inocencia y una sonrisa radiante. Y por si no fuera suficiente, al costado del espejo estaba la imagen de su primer amor, Mía la chica con la que estuvo toda la secundaria, y mientras la miraba, se dio cuenta que estaba escrito con sangre "¿La salvarás?".