Capítulo 3

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La marca de un Alfa es algo realmente importante.

Entre otras cosas, sirve para disminuir la intensidad del llamado de apareamiento de un Omega y, también, sirve para compartir la carga emocional al momento de dar a luz.

Es una muestra visible e innegable de la confianza y la unión de una pareja y, sobre todas las cosas, es un sensor emocional que el Alfa coloca en su Omega para sentir por él, y para saber cuándo corre peligro, o cuándo está asustado o se siente amenazado, para así poder protegerlo eficientemente siempre.

Pero, no todo es color de rosa, y es que, a fin de cuentas, una marca es una cadena.

Buena o mala, dulce o amarga, es una cadena que ata el destino y la vida de un Omega, al destino y la vida de un Alfa.

Si el Alfa sufre, si el Alfa muere, si el Alfa está roto... el Omega también, y viceversa.

Si el lazo creado por la marca se rompe, es el Omega, y no el Alfa, el que muere.

Muere en silencio, envuelto en una oscuridad que ciega su corazón y su alma e incluso sus ojos.

Cuando una marca es rota, el Omega afectado empieza a sentir frío. Su pecho empieza a doler al igual que su garganta, como si tuviera una terrible tos o un resfriado incurable. Ninguna manta y ningún fuego pueden calentarlo.

Es tal el frío que congela sus huesos que, muchos de los pocos Omegas que han tenido que pasar por tan horrenda situación, rocían su propio cuerpo con algún líquido inflamable y lo encienden.

Nunca gritan al morir, pues ya no hay voz en su garganta, ni hay llanto que emitir.

La marca de su Alfa significa todo para ellos, se apropia de todo lo que son al instalarse en su cuerpo; por lo tanto, al irse, también se lo lleva absolutamente todo.

La vida, la fuerza, la salud, la fertilidad y, sobre todo, la cordura.

Es mejor dejarlos morir.

Solo el peor de los Alfas, el más bajo, el más monstruoso e inhumano, expondría así la vida del Omega con el que ha compartido más que solo sus pensamientos y, justo ahora, Jacaerys Velaryon se lamenta el haberse atrevido siquiera a pensar en hacerlo.

En el pasado, le habían dicho que todos sabían la razón del por qué Aegon había accionado el gatillo. Jacaerys era un hijo ilegítimo, fruto de una aventura, el más descartable y sacrificable, en cambio, Aegon era el único heredero vivo de los Hightower, era un Omega Premium, fértil, hermoso y fuerte.

El niño que habían engendrado era una vergüenza para los Hightower, a sus ojos era completamente indigno, pues Jacaerys nunca heredaría nada de la prominente riqueza de los Velaryon, aquella ancestral Casa a la que pertenecía el que fuese el engañado esposo de su adúltera madre.

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𝐏𝐥𝐚𝐲𝐢𝐧𝐠 𝐰𝐢𝐭𝐡 𝐟𝐢𝐫𝐞  [𝐽𝑎𝑐𝑒𝑔𝑜𝑛] (Omegaverse) (Three-Shot)Where stories live. Discover now