-El señor Sallow es muy amable- comenta con la esperanza de conocer más sobre su empleador- me gustaría agradecerle tantas atenciones- señala el lugar y su modesta maleta aun sin abrir sobre su cama.- ¿Podría verlo?

Hay un breve silencio mientras Morgan termina de acomodar todos los platos en la mesa, y dispone de los cubiertos, la sonrisa de la mujer se apaga ante su petición.

-Lo lamento, Luna, el señor nos ordenó expresamente que no tenía permitido verlo, o acercarse a su ala- la chica frunce el ceño, decide sentarse en el suelo para estar a la altura de la mesita, Morgan vuelve a sonreír ante su gesto.

-Es una pena, me habría encantado conocerlo- y vaya que le gustaría, hasta ahora su misterioso jefe había sido muy generoso con ella, pero no quería conocerla, era extraño, pero había tomado la decisión de permanecer ahí hasta conseguir lo suficiente para continuar siendo doctora, y por los niños, claro.

-Espero que pronto pueda hacerlo, mientras tanto permítame ayudarle con su equipaje.

-Puedo hacerlo sola, señora Morgan, no se preocupe, aunque me encantaría que me acompañe.

-Me encantaría hacerlo por usted Luna- ignora su petición y comienza desempacar la poca ropa que poseía, mientras ella comenzaba a comer, poniendo atención de donde colocaba todo

-¿Por qué me llama Luna?, mi nombre es Ayla- se atreve a preguntar cuando la mujer se sienta su lado y cambia el plato fuerte para presentar ante ella los dos postres.

-Es lo que su nombre significa, luz de Luna, estoy convencida de que su llegada traerá luz a todos no solo a los niños- sus palabras la conmueven, la hacen sentir aceptada y por primera vez en mucho tiempo, querida.- ¿Le molesta si la sigo llamando así?

-Para nada, es un lindo gesto, pero solo usted puede hacerlo, ¿de acuerdo?- la mayor acepta, incitándola a seguir comiendo, sus dos postres favoritos son presentados ante ella, brownie de chocolate con nuez y una rebanada de tarta de queso con frambuesas.- Son mis favoritos, serían perfectos si...

-¿Tuviera un gran vaso con leche?- asombrada observa como Morgan se dirige una vez más a su carrito, de un compartimento saca una jarra con leche fría y un vaso limpió.

-¿Cómo...?

-El señor Sallow me lo dijo- más sorpresas de su jefe, ¿cómo sabía eso?, era algo muy personal, muy pocos lo sabían, pero no es tonta y con tan solo ver la habitación donde se encuentra puede deducir que es una persona con recursos suficientes como para investigarla completamente en poco tiempo.

-Gracias- toma el tenedor que le ofrece Morgan, no puede negarse a probar los postres cuando ella la mira con tanta emoción- ¡Dios!- gime al probar un bocado de la tarta, cubre sus labios mientras mastica el segundo- esto es delicioso, podría comerlo todos el día.

-Me alegra que le guste, yo misma los preparé- ve la genuina emoción de la mujer a su lado, pasan un un buen rato juntas, mientras Morgan le cuenta detalles de su vida a la joven, ambas acordaron hablar sobre las reglas de la estadía de la chica, por la mañana, una vez que haya descansado.

...

Se mira una última vez en el espejo del vestidor, sus jeans claros ajustándose a su piernas, una sencilla blusa de tirantes blanca, con lo que le parecía un recatado escote, acompañado un blazer beige que le llegaba a mitad de pierna con sus tenis blancos, dejó su cabello suelto. Deseaba tener algo que luciera más profesional y elegante, pero su único atuendo "elegante" había dejado de quedarle años atrás, en su antiguo trabajo utilizaba solo pijama quirúrgica así que no tenía mucha ropa.

De hecho el vestidor era un completo desperdicio de espacio pues su ropa solo llenaba dos gavetas, repitiéndose que su aspecto estaba bien, ya que estaría con los gemelos hoy y deseaba estar cómoda, sale del vestidor, toma su celular y se dispone a salir de la habitación.

AylaWhere stories live. Discover now