Admirador secreto

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Yuta se encontraba secretamente feliz. Al fin le tocaría una sesión de fotos con Toge Inumaki, un reconocido modelo de ropa de invierno. Okkotsu era su admirador secreto.
El albino era lo más adorable que había pisado la tierra. En las fotos salía con gorros con orejas de gato, de conejo, chalecos grandes que le tapaban las manos y lo hacía ver pequeño y tierno. Fotos donde salía acompañado con animales, promoviendo la adopción.
Pero sobretodo, Toge una vez lo ayudo, sin siquiera proponérselo.

Años atrás, Okkotsu decidió que quería ser modelo, pero su depresión y timidez le impedía seguir ese sueño. Muchos le decían que su físico era increíble, su cara muy hermosa, pero nadie se interesaba más allá, a nadie le importaba él como persona. Hasta que un día decidió por fin ir a una agencia de modelaje.
Cuando llegó, no se atrevía a cruzar la puerta de entrada.
—¿Te encuentras bien? —le pregunto un pequeño albino.
—Yo-yo no, no lo sé.
—¿Quieres ser modelo? —pregunto curioso el albino, como si fuera lo más natural, hablarle a un desconocido.
—Dicen que tengo una cara bonita —dijo Okkotsu, pero se arrepintió de inmediato, sonaba extremadamente engreído.
—¿No te pregunté por los demás, te pregunto a tí, si quieres o te gustaría ser modelo?
Por primera vez alguien se preocupaba por sus sentimientos y no por lo que decían otros.
—Quiero —dijo tímido.
—No te creo —dijo el albino, algo preocupado.
—¡Enserio quiero, de verdad!—dijo con más confianza.
—Asi está mejor —rió el chico —Entonces ve con confianza, abre esa puerta.
Y con una palmadita en la espalda, lo empujó a la entrada. Luego de eso ambos se separaron.
Yuta fue rechazado completamente por esa agencia, la entrevista fue un asco, no pudo decir ni media palabra. No solo eso, le dijeron que por muy hermoso que fuera, su personalidad no era la adecuada.
Yuta salió mirando al piso.
—¿Como te fue? —dijo una voz suave que reconoció de inmediato. Era el albino.
—Mal, no soy lo suficiente. Mi personalidad es mala.
—Eso no es verdad —dijo el albino, frunciendo el seño —Tranquilo es deprimente en un principio, pero ellos se lo pierden. Te daré un consejo. Muchas puertas no se van a abrir por mucho que toques. Al principio tal vez te rechacen de todos lados y  te vas a frustrar, pero no te rindas, obligate a seguir. Los sueños son difíciles de cumplir, pero las metas, nunca tienen un solo camino, tienen muchos. De ti depende si te atreves a caminarlos o no. Recuerda, un perdedor no es el que llega al último en una carrera, es el que ni siquiera se atreve a inscribirse en ella. Siempre habrá gente que critique tus logros, tu trabajo o tu personalidad, pero no escuches palabras de gente necia.
A Yuta jamás le habían dicho palabras de aliento y mucho menos unas tan bonitas. Después de escucharlas, dejo de mirarse los pies. Levantó su mirada directamente en esos ojos violetas llenos de alegría y por primera vez, sonrió sinceramente.
—Tienes una sonrisa encantadora. Por qué no usarla para dar felicidad a las personas. Tu sonrisa seguramente salvará a muchos —dijo el albino—bueno, debo irme. Nos veremos en alguna sesión de fotos, estoy seguro.

Y así, hoy Yuta es uno de los modelos más famosos, reconocido por su hermosa sonrisa.
Okkotsu sabía que Toge no se acordaba de él, pero aún así, estaba emocionado. Toge, su salvador albino, tuvo razón, se encontraron en una sesión de fotos.
Y esta vez Yuta Okkotsu no dejaría que alguien tan valioso para él desapareciera.
—Ho-hola, soy Yuta Okkotsu, un gusto trabajar contigo, estoy a tu cuidado.
—Hola Yuta, soy Toge y también estoy a tu cuidado.

Luego de una larga pero divertida sesión, Yuta iba a pedirle el teléfono a Inumaki.
—Inumaki ¿Me podrías dar tu teléfono, me gustaría que fuéramos amigos?
—Claro, pásame tu celular y lo anoto.
Ante el pedido repentino, Yuta no pensó y se lo entrego, sin acordase que tenía a Toge de fondo de pantalla. Cuando se acordó era demasiado tarde, Toge ya había visto la foto.
—Yo...¡No soy un acosador, lo prometo! Se que se ve mal pero...esto...yo...soy tu admirador. Rayos, eso sonó peor aún.
—Jajaja, no te preocupes, no me molesta — dijo Inumaki.
Tras eso este le mostró su fondo de pantalla.
Era el mismísimo Yuta.
—Ese...soy yo —dijo sorprendido y feliz.
Toge se acercó y le susurró en su oído.
—Te estuve esperando, te dije que la próxima vez nos veríamos en una sesión de fotos. Esta vez no te voy a dejar ir.

Cuentos Yuta x TogeWhere stories live. Discover now