bajo la cama 3

811 92 5
                                    

Yuta despertó mareado,  tuvo que estar unos minutos mirando al techo, tratando de calmarse. Rato después recordó que tenía a un fantasma  debajo de la cama. Al levantarse, Okkotsu vio que su celular brillaba, lo tomo y leyó el mensaje escrito. Efectivamente, no fue un sueño, ese fantasma Toge, lo había seguido y le dijo que era lindo. Okkotsu se sonrojo por unos segundos y luego se dio una bofetada mental ¿Cómo era posible que le agradara que un espíritu travieso, lo encontrara físicamente atractivo? Además, si leía bien, el fantasma le estaba reclamando. Aparte de asustarlo por cuatro meses, ahora viene a enojarse con él ¿El estar mucho tiempo muerto, te pone de malas pulgas? ¿Que iba a hacer ahora? No tenía corazón para hacerle un exorcismo, debían llegar a algún acuerdo, Okkotsu ya no quería pasarse las noches muerto del miedo. Debía hablar seriamente con él.

A la noche siguiente Yuta espero a que Inumaki apareciera.
—Takana.
—Ho-hola —dijo el pelinegro. Todavía le costaba creer que estaba hablando con un espíritu — Quiero hablar contigo y lleguemos a un acuerdo.
—Atun.
—Bien, las reglas son las siguientes. No quiero más golpes en mi cama, tampoco que la muevas, aparecerás solo de día, de noche estarás tranquilo y me dejaras dormir. Puedes ver YouTube, siempre y cuando apagues bien el pc después de usarlo. Nada de tomar las cosas y hacerlas flotar, o encender cosas de la nada, sin previo aviso.

Toge estaba algo contrariado, esperaba que Yuta se desmayara, otra vez, por el mensaje, quería jugarle una travesura y asustarlo, pero a la vez estaba feliz de tener un nuevo amigo. Además le dejo YouTube ilimitado.
—Mentaiko.
—Creo que oficialmente, nos podemos llamar amigos —dijo Yuta más calmado.
—Atun, atún.
Toge estaba feliz, Okkotsu parecía un chico bastante amable y adaptable a las situaciones.
Seguramente se llevarán muy bien.


UNOS MESES DESPUÉS

Toge escribía alegremente en el pc de Yuta. Ambos conversaban de todo un poco, tenían una rutina armada, ya hace unos meses que se acostumbraron a estar juntos y Okkotsu le permitió a Inumaki usar su pc para comunicarse con él. También había aprendido a entender ese lenguaje tan único del fantasma. Usaban ambos métodos para comunicarse.

Todo estaba marchando relativamente bien, el único inconveniente, era que, Yuta, esperaba cada vez más ansioso el poder conversar con Toge. Le encantaban sus bromas y chistes, podía pasar horas hablando y no se cansaba. Okkotsu no era tonto, sabía que eso significaba que estaba enamorado y eso era lo peor. Sabía que tarde o temprano, Toge, tendría que irse, su amigo no podía estar eternamente acá en la tierra.

Una noche, Yuta corría camino a casa. Se había tardado en la escuela por hacer una tarea. No tenía manera de avisarle a Toge porque su celular se quedó sin batería.

—Toge seguramente debe estar muerto del susto por no avisarle...o bueno...solo con susto. O tal vez enojado porque no cargué el maldito aparato móvil—penso el pelinegro. 
En eso Okkotsu, se le ocurre pasar por una calle completamente sola para acortar camino. Todo iba tranquilo, hasta que ve a lo lejos, un niño sentado en una banca, completamente solo, tapándose la cara, parecía estar llorando ¿Que hacía a esa hora un niño solo?
Yuta se le acerca para ver si necesitaba ayuda.
—Hola, pequeño, necesitas algo, puedo ayudarte —pregunta Yuta.
—Si.

A Yuta se le heló la sangre, la voz de ese "niño" era todo, menos humana. Maldita sea la suerte de Yuta, solo él podría encontrarse con un demonio, en una plaza.
Okkotsu salto hacia atrás, fue lo único que atinó a hacer, pero se congelo en ese mismo instante al ver la cara del chico. Completamente desfigurada, llena de sangre y una sonrisa macabra. Eso, fue completamente a propósito, quería matarlo del susto. Gracias a Dios, tenía a su propio fantasma en casa, que le había enseñado algunos trucos que usaba para asustar. Solo por eso el pelinegro no murió allí mismo. Toge lo había acostumbrado a caras aterradoras.
—Ven —le dijo el niño —acompañame.
—...
Yuta no movía un solo músculo. Quería correr, el sabía que no tenía como ganarle a un demonio, siendo el un simple humano.
—Largate, pero al infierno —dijo Yuta.
Un gruñido prácticamente de una bestia, salió de la boca del niño. A Okkotsu se le erizaron los pelos.
El niño le saltó encima, no le dio tiempo a Yuta de procesar nada. Esa cosa estaba intentando matarlo.
—Vuelve a sentarte donde estabas imbécil — dijo una voz dulce, pero llena de furia.

De repente el peso del niño desapareció. Yuta abrió los ojos y vio como el demonio había salido disparado.
Okkotsu voltea y ve a su querido fantasma, parado completamente materializado.
—¿Atún?
—Estoy bien, gracias, no sabía que podías hablar, tienes una voz hermosa cuando hablas normalmente ¿A eso te referías cuando una vez me explicaste que podías maldecir si decías palabras normales? Creo que eres genial.
A Yuta no le paraba la lengua, estaba tan nervioso y asustado que hablaba más rápido de lo que pensaba.
—Sujiko.
—¿Yo? Yo estoy calmado, claro que sí, mirame, estoy bien, super bien, más tranquilo que nunca, no estoy asustado.
Toge suspiro, era obvio que su humano estaba con los pelos de punta, pero no podía seguir mirándolo, debía acabar con ese demonio antes que le hiciera algo a Yuta.
Toge sabía que le iba a costar derrotar a esa cosa.
Mientras el demonio atacaba, toge lo mandaba a volar.
Solo habían pasado unos minutos, que parecieron eternos, ese demonio estaba dando guerra, Toge se estaba quedando sin fuerzas, si seguía así, iba a desaparecer y no podría volver por un tiempo, dejando así desprotegido a Yuta.
Inumaki optó por la única salida que tenía, llevarlo al infierno el mismo.
Sacrificarse por su humano, no sonaba tan mal.
—Tú —dijo Toge con voz de mando —te vienes conmigo al infierno, de donde no debiste salir, bestia asquerosa.
—¡No! —grito Yuta —¡Por favor, te lo suplico, Toge, no!

Desesperado, trato inútilmente de agarrar a Inumaki. Pero este ya se había abalanzado contra el demonio.
Ambos desaparecieron, como si nunca hubieran esto allí. Toge se había ido, se fue injustamente al infierno, sacrificándose para salvar a su humano.
Yuta lloraba de rodillas en el suelo, tan triste y horrible fue su llanto, que varias personas salieron a ver qué pasaba. Okkotsu no aguanto y perdió el conocimiento.

Ya pasada unas semanas, Yuta se había recuperado físicamente. Iba a la escuela normalmente, pero, sus amigos sabían que algo malo había pasado. Sus ojeras estaban tan oscuras que parecía un mapache. Lloraba todo el tiempo. Okkotsu jamás les contó que tenía a un amigo fantasma. Sus amigos pensaban que se había conseguido novio y que por eso se iba rápido después de clases.
—Te patearon —pregunto sin anestesia Maki.
—Maki —dijo panda —eso fue cruel.
—Ojala hubiera sido solo eso Maki, realmente desearía que hubiera sido eso —dijo Yuta con una voz triste.
—Yo...lo siento, fui muy pesada —dijo nerviosa .
—No te preocupes —miro con tristeza Yuta —Nos vemos chicos, cuídense.

Arrastrando los pies y mirando al suelo como si el mundo le pesará toneladas, Yuta se iba a casa.
Saliendo de la escuela escucha que alguien lo llama.
—Hola —dijo una voz dulce, voz que conocía perfectamente, como si hubiera nacido solo para escucharla.
Yuta levantó tan rápido la mirada, que, si no fuera porque tenía la cabeza pegada al cuello, esta, habría salido volando.
—No puede ser —susurro —imposible ¿Cómo?
—jajaja, siempre me encantó tu cara de sorprendido, es de mis favoritas —dijo Toge.
Yuta no lo podía creer, era su Toge, su fantasma, pero ya no fantasma, era un ser humano de carne y hueso. Yuta se abalanzó sobre Inumaki, lo abrazaba con tanta fuerza que le dolieron los brazos. Le daba pequeños besos por toda la cara. Riendo y llorando, sin poder creerlo, podía abrazarlo, besarlo y ya no se iría de su lado tan fácilmente.
—¿Cómo? —volvio a repetir Okkotsu.
—¿Vamos a casa? —dijo sonriendo Toge.
—Sí —lloro Yuta, pero esta vez de absoluta felicidad —volvamos a casa.

Toge tomo la mano de Yuta. Cálido, se sentia muy calido.
Mientras iban caminando, Inumaki le explicó a Okkotsu lo que pasó.

Resulta que después de llegar al infierno, el demonio fue encadenado y Toge tuvo que ir a dar explicaciones al jefe de los infiernos, es decir, al mismísimo lucifer.
Lo dejaron unos días allí abajo, pero al no llegar internet y sin YouTube, Toge empezó a aburrirse, por lo que jugaba bromas a todos los demonios, incluido al jefe. Tal fue su mal comportamiento que el diablo, lo saco de una patada del infierno, no se lo aguanto más.
De una sola patada en el trasero llegó hasta el cielo. Allá arriba lo premiaron por salvar a un humano y le dieron el regalo de volver reencarnado.

Y así fue como un fantasma que solo quería ver videos de YouTube, se enamoró, se sacrificó y reencarnó.





Gracias por leer, a medida que se me vayan ocurriendo más historias y bobadas las voy escribiendo. Un abrazo.

Cuentos Yuta x TogeWhere stories live. Discover now