Eternamente Tuya (#3) (Completa)

Capítulo 82: tú no eres mi amiga

Actualización 2/2

Capítulo 82: Tú no eres mi amiga

Después de salir de mi estado de shock, me vestí con una camisa de manga larga y cuello alto discreta de color vinotinto que cubría algunos moretones de mis brazos junto con unos vaqueros que me cubrían todos los moretones y marcas de mi piel, suficiente maquillaje y mi cabello cubriendo la herida de mi frente para verme normal a los ojos de cualquier persona.

«Un bebé».

Creo que tenía que dejar de pensar en esto.

Con el mismo pensamiento de pensar si estaba embarazada o no. Salí a la cocina, ahí estaba Leidy cocinándose unos huevos revueltos, vestía un pijama de corazones, su cabello oscuro en un moño improvisado, pero su rostro era tenso tenía el presentimiento de que ella era así siempre.

—Hola —murmuré.

Ella alzó la vista y me regaló una leve sonrisa.

—Hey, ¿te sientes bien?

—Sí, ¿todo bien por...? —pregunté mirando alrededor sin ver a Paola, Leidy me interrumpió diciendo:

—Sí.

Ese "sí" sonaba muy indiferente, se notaba que había algo más.

—Disculpa lo que... —empecé a decir pero me volvió a interrumpir diciendo:

—No, esto ha sido mi culpa —dijo y soltó un suspiro mientras dejaba los huevos en un plato—, no he querido aceptar que ella me gusta, y solo la he cagado más.

¿Entonces sí se gustaban?

Me quedé por un momento sin decir nada porque realmente no sabía qué decir hasta que finalmente me crucé de brazos y murmuré:

—¿Y Paola?

Ella tomó una profunda respiración.

—Se fue al pueblo de donde ella viene —negó con la cabeza—, solo ha dejado una nota despidiéndose de ti y de Hades, nada más.

Podía ver el dolor en su cara y el arrepentimiento que se cargaba.

—Lo siento —murmuré.

Ella no respondió nada, no era mi culpa, pero sentía su dolor.

—Si te sirve algún consejo... —empecé a decir pero me interrumpió diciendo:

—No.

Uhm.

Se sentó en el taburete colocando enfrente su plato con huevos revueltos escarbándolo con el tenedor como si estuviera de repente muy interesada en la proteína.

No quería escucharme, pero realmente me daba igual que no quisiera escucharme porque de todas formas se lo iba a decir.

—Bueno, si fuera yo, iría detrás de eso que tanto quiero. —dije ella no me dijo nada, pero sabía que me escuchaba y mis palabras le hacían peso—. Entre otras cosas, debo irme, y creo que no volveré, me iré a América.

Ella finalmente alzó la vista, sus ojos claros fijo en mí pero no parecía sorprendida.

—Sí... Hades me comentó algo esta mañana. —murmuró pareciendo recordarlo y estaba vez algo melancólica me dio toda su atención dejando los huevos a un lado.

—¿También te dijo lo del embarazo? —seguí preguntando.

Ella frunció el ceño.

—No, eso no... ¿como así? —preguntó—, ¿estás embarazada de Hades o de Florian?