¿Qué sucede si quien más amas es quien más odias?
En el internado Arlest centro de reunión de la Élite, nadie dijo que ser parte de eso sería sencillo y menos cuando estás junto a él.
Todo cambia cuando Caden aparece en su vida creando dos grandes...
*El siguiente capítulo será narrado de la perspectiva por una tercera persona*
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— Al menos déjame invitarte a almorzar, ya son las cuatro y quiero comer — menciona Caden mientras observa a Debra quién con melancolía en su rostro observa la lluvia caer por la ventana
Ella intenta ser fuerte, tal y como su madre hubiera actuado ante esa situación, pero era inevitable querer llorar
— Quiero comer pasta y carne junto con un poco de vino — dice finalmente resignandose a caer en los encantos de Caden nuevamente
— Me parece bien.
Caden le da indicaciones al chófer para ir a un restaurante cercano al cual solía ir con si familia cuando iban a Italia.
El silencio reinaba entre ellos, pero las miradas cruzadas nunca se pudieron evitar, las palabras atoradas en la garganta de Caden intentando salir para consolar a Debra y las lágrimas de Debra que estaban comenzando a salir nuevamente.
Ella se limpia el rostro al notar que el auto se detiene fuera del restaurante y los dos deciden bajar, Caden observa un momento a Debra, como su pelo se agita con el viento y como duda en entrar al restaurante hasta que finalmente lo hace.
No era un restaurante sumamente lujoso, en realidad tenía un estilo rústico, pero el lugar aguardaba uno de los limitados recuerdos buenos que tiene junto a su familia, ese lugar significa felicidad para Caden, felicidad que quería para Debra en este momento.
— Es bonito — menciona ella finalmente con una sonrisa en el rostro
— Y la comida es espectacular, es un buen lugar me recuerda a... — él se detiene un momento para analizar como finalizar aquella oración, no estaba preparado para ser vulnerable frente a Debra — Supuse que un lugar así se adapta a tus gustos poco sofisticados.
— Eres demasiado grosero Caden, no eres quien para hablar de gustos — responde con molestia mientras observa la carta de vinos — aunque últimamente mis gustos no son los mejores, después de todo termine besando a alguien como tú.
Caden tensa la mandíbula y se muerde la lengua intentando no reaccionar mal ante al ataque de Debra, pero era inevitable, ella lo hacía explotar, no sabía porqué, pero ella tenía ese efecto en él, tal vez era el tono delicado que utilizaba al ofenderlo o la pequeña sonrisa que aparecía en su rostro al hacerlo.
— No te confundas Debra — menciona finalmente — Tú tuviste la fortuna de que te dejara estar cerca mío mientras yo solo perdía mi tiempo.
Las palabras de Caden dolían en el corazón de Debra, era algo que ella no podía evitar, aunque lo odiara algo hacia que no se pudiera alejar de aquel fastidioso pelirrojo que tanto daño le ha causado.
