^Gandalf^

258 27 0
                                    

Avanzamos por el pasillo que había elegido Gandalf siguiendo al mago con cautela.

-Pippin me has pisado como unas diez veces en estos cinco minutos -me queje ya que el hobbit iba detrás mio y no paraba de pisarme o empujarme sin querer

-Lo siento pero es que este suelo es muy desigual y resvaladizo -protestó el hobbit

-Shhhh callaros de una vez -nos regañó Gandalf y ambos cerramos la boca de inmediato

Caminamos unos minutos más hasta que Gandalf se detuvo y ando a paso lento mientras observaba sus alrededores, ante nosotros había un gran salón con grandes pilares que me hacían recordar a los grades salones de Erebor.

Se notaba que era obra de enanos.

-Contemplar el gran reino y ciudad de la mina de el enano -anunció el mago y todos miramos asombrados nuestro alrededor

-Un regalo para la vista sin duda -murmuró Sam

Avanzamos por el lugar sin separarnos de Gandalf ya que era el unico que alumbraba el camino y aunque la sala fuera espaciosa y bonita estaba sumergida en una inquietante oscuridad como el resto de la mina.

En eso vimos una puerta dentro de la sala que daba a una habitación más pequeña.

Gimbli salió corriendo hacía ella aúnque Gandalf le llamara para que volviera.

Me asomé curiosa y ví al enano arrodillado delante de una lápida de piedra que estaba en aquella sala más pequeña.

Me acerqué a paso lento y con una sospecha terrible que hacía que mi carazón latiera con fuerza y rapidez.

-No... -repetía con voz quebrada el enano

Cuando estuve lo suficientemente cerca y pude ver la lápida no aguanté más entonces todas mis sospechas que temía que fueran ciertas se hicieron realidad había perdido a un amigo, a un compañero y persona de gran apoyo en un gran momento de mi vida.

Mis ojos se humedecieron y sentí un gran dolor en el pecho, mire a Gandalf que veía la lápida.

-Aquí descansa Balin hijo de Fundin, señor de Moria -leyó el mago

Mis lágrimas escaparon al escuchar al mago y empecé a llorar sin control.

-No puede ser...no... -murmuraba yo con un hilo de voz mientras negaba con mi cabeza mirando la lápida

-Ha muerto tal como yo temía -dijo con pena el mago aúnque no lloró, si digo la verdad nunca había visto a Gandalf llorar

Supongo que era normal, al vivir tantos años se acostumbró a decir adiós a la gente que le rodea, pero a mi me era imposible, era uno de mis "defectos" me costaba horrores decir adiós y eso era un grave problema cuando eras un elfo.

Seguía llorando sin control inmobil en mi sitio estaba paralizada casí ni podía respirar cuando unos brazos me rodearon.

Pensé por un momento que eran los brazos del elfo o bueno más bien deseé que fueran sus brazos pero cuando levanté mi vista ví a Aragon consolandome.

Me disgusté un poco pero no sabía el porque, consideraba a Aragon alguien agradable y valiente, él era mi amigo entonces ¿porque me desilusioné al verlo?

"Tal vez porque no es él" dijo mi subconsciente refiriendose al elfo.

NO, me negaba, pero aún así sabía que era verdad, esperaba que el que estuviera abrazandome y diciendome que todo estaría bien fuera aquel elfo de cabellos blancos.

Miré a mi alrededor aún en los brazos del montaráz y ví a Gandalf tomando un libro del cadáver de uno de los enanos que había muerto en aquella sala junto a la lápida de Balin.

Eres mi peor debilidad Donde viven las historias. Descúbrelo ahora