Capítulo 1

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Por la noche hago videollamada con Claudia, mi mejor amiga, mientras cocino algo de arroz y le comento las novedades.

—¿¡Cómo que vas a ser la esposa de tu jefe!? —repite en cuanto se lo informo.

—¡Su falsa esposa! —aclaro—. Mirá, lo que menos me importa es eso, yo solo quiero vacaciones... estoy cansada del trabajo y de lo monótona que es mi vida. Además, tampoco va a ser tan difícil, ni siquiera tengo que darle besos ni dormir con él.

—Pero ¿no te parece raro que te haya elegido a vos?

—No, me dijo que es porque soy la única soltera y sin hijos de la empresa, y es cierto. Sino está Elisa, la otra soltera, pero ya tiene sesenta años y dudo que quiera presentarle a alguien así a sus padres... —replico, revolviendo el arroz con una cuchara de madera. Chasqueo la lengua cuando me doy cuenta de que el fondo está pegado y quemado—. En fin, ¿sabés lo único que me hace ruido?

—¿Que siendo tan galán esté soltero? —pregunta con una sonrisa pícara. Niego con la cabeza.

—Quiero saber, ¿por qué le miente a sus padres? Digo, ¿cuánto tiempo estuvo mintiendo diciendo que tenía una relación cuando en realidad estaba soltero? —expreso, notando que mi curiosidad crece con cada segundo. Claudia hace una mueca pensativa y luego se encoge de hombros.

—¿Será gay y sus padres unas personas de mente cerrada? —interroga.

Arqueo las cejas. Siempre vi a Alejandro como alguien reservado, pero muy coqueto y claramente muy masculino, pero podría ser que mi percepción falle. Siempre termino eligiendo mal a los hombres, así que no me sorprendería que mis instintos me fallaran de nuevo.

—¿Se enojará si le pregunto? —cuestiono, lo medito por un instante y suspiro—. Prefiero no arriesgarme, la que falta es que lo ofenda y me deje sin vacaciones. Además, ¿qué es esto? ¿Una copia barata de Cincuenta sombras de Grey?

Claudia suelta una carcajada y hace una mueca burlona.

—Yo creo que te da miedo confirmar las sospechas y perder un crush...

—¿Un crush? —la interrumpo, arrugando la nariz—. Para que sepas, es mi jefe, nunca lo vi con otros ojos... ¡y además lo odio! Me parece muy arrogante y si acepté esta propuesta es solo...

—Por las vacaciones, sí —termina diciendo por mí, asintiendo con entendimiento—. ¿Ya armaste las valijas?

—Ah, eso... me dijo que no lleve equipaje —respondo con un tono dudoso. Miro la pantalla y veo que está con la boca abierta.

—¿Cómo no vas a llevarte ropa? ¿Acaso te quiere desnuda todo el día? —pregunta incrédula.

—¡Ay, Claudia! —exclamo, sacando el arroz del fuego—. No sé cómo va a hacer, supongo que tiene ropa allá... ni idea. Aunque creo que debería llevarme algo de ropa, aunque sea en una mochila.

—Obvio que sí... —Se queda un instante en silencio—. Amiga, me da un poco de miedo, al fin y al cabo, ¿qué sabemos de este tal Alejandro y dónde te lleva? ¿Quién es su familia? Mirá si son una secta que hacen sacrificios, si no quieren que lleves ropa así hacen más rápido esos asuntos.

Me río y niego con la cabeza. Mi querida amiga, siempre tan optimista.

—No sé, mientras me dejen disfrutar de mis vacaciones, me da igual si me matan después —comento, sirviéndome la comida. Ella mira mi plato y hace una mueca.

—Tremendo banquete, eh, arroz blanco.

—Estamos a fin de mes, todavía no cobro y quedé pobre con el arreglo de la heladera que no paraba de perder agua.

Luna de miel por contratoWhere stories live. Discover now