Capítulo 31

142 33 287
                                    

No había muchas opciones de vestuario que digamos ya que no había llevado prácticamente nada a la playa, y pedirle ropa a Michelle no estaba en mis planes. Aunque no necesariamente debía pedirle. Lo mío era suyo y lo suyo mío, siempre lo habíamos dicho. Así que, luego de darme un baño rápido, me decidí a rebuscar entre su ropa mientras Travis esperaba sentado en una de las sillas antiguas del pasillo fuera de la habitación, evadiendo al tumulto en la sala.

Lo único que logró simpatizarme de todo lo que vi fue un bralette negro de encaje. Quizás no pudiera rellenarlo tan bien como Mich, pero tenía mis trucos. Lo combiné con unos jeans azules que si a mí me quedaban como una segunda piel no sabía cómo era que siquiera le entraban a ella, mis Chuck Taylor negras, y la chaqueta de Travis, la cual me arremangué hasta los codos para darle el toque. O tal vez lo hice porque, de lo contrario, las mangas me colgaban.

Delineé mis ojos con negro por la línea de agua y en el párpado superior apliqué sombra negra logrando un rápido smokey eyes, maquillaje que sabía que resaltaba el verde —y lo enrojecido— de mis ojos. Terminé por alborotar un poco mi cabello aún húmedo con mis dedos para luego volver a peinarlo en un messy bun, dejando caer dos mechones a los lados de mi rostro.

El labial rojo cereza fue el toque final.

Me encontraba dándome un último vistazo al espejo cuando escuché la puerta de la habitación abrirse con fuerza y azotar contra la pared, asustándome y obligándome a voltear.

—Por el amor de Dios, Alexis. —Michelle actuaba como si le hubiese vuelto el alma al cuerpo, y estaba un poco agitada—. Te hemos buscado por cada maldito rincón del... ¿Por qué tan arreglada? Y ¿por qué Travis Cooper está fuera de nuestra habitación?

Volví mi mirada al espejo para confirmar que estaba conforme con lo que veía —aunque eso no sucedía mucho en el último tiempo—, y tomé mi teléfono para guardarlo en mi mochila junto con el resto de mis cosas.

No quería hablar con Michelle. No tenía ningún problema con ella, pero... no lo sé, sólo deseaba salir inmediatamente de ese lugar y colocarme hasta la médula.

—¡Alexis, te estoy hablando! ¿A dónde vas?

—¡No lo sé! —espeté, finalmente, cansada del atosigamiento de Michelle—. Es decir, voy con Abby y Emma a un bar, sólo que no sé dónde queda.

—Y con Travis. —Su tono se transformó y sonaba entre preocupada y molesta.

Inflé mis pulmones y exhalé suavemente, asentí con la cabeza como respuesta a su pregunta.

—Tranquila, volveré con ellos a la universidad.

—¿Tranquila? En lo absoluto.

—Michelle, necesito irme, no quiero ver a Gael, ni a... quiero irme de aquí.

—Está bien, entiendo que te sientas mal por lo que sucedió. Juro que no logro entender la estupidez de Gael. Pero ¿irte con esa gente?

Esa gente son mis amigos.

—Nosotros somos tus amigos, no esa manada de drogadictos que...

—¡Deja de hablar así de ellos! Al menos no controlan cada uno de mis movimientos, no me juzgan, y no me asfixian.

Cerró los ojos, inspiró con fuerza y poco a poco soltó el aire por la boca. Era evidente que se estaba controlando para no mandarme a la mierda sólo porque era absolutamente consciente del momento por el que yo estaba pasando. Su paciencia conmigo era infinita, debía reconocerlo, incluso en ese momento.

—No vayas, por favor.

—Sabes que lo haré quieras o no, Mich. En verdad necesito irme de aquí.

—Bien, voy contigo. Pediremos un Uber.

Abismo [Libro 1]Kde žijí příběhy. Začni objevovat