Capítulo 8

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Habían pasado dos amaneceres desde la visita al Árbol Estelar, pero desde entonces la salud de Hoja de Manzana había empezado a empeorar. El felino marrón claro apenas se levantaba, tosiendo y con la temperatura más alta de lo normal. Estrella de Lodo ya sabía que su curandero no estaba bien, por lo que ningún gato que no estuviera autorizado se acercaba a su guarida. El sol brillaba y calentaba el claro, pero Hoja Escarchada no tenía tiempo para acostarse bajo el sol y descansar. Tomó un ratón de buen aspecto y se lo llevó rápidamente a Hoja de Manzana, que solo pudo agradecerle con un ronroneo.

– Tienes que comer bien. Así te recuperarás pronto.– Insistió, empujándole con la cola el ratón hasta que el curandero empezó a comérselo.

El gato marrón se veía agotado y llevaba un buen rato sin decir nada. Apenas parecía tener ganas de comer, pero todavía lo hacía, lo que era una buena señal. Hoja Escarchada lo dejó comiendo la pieza de presa, mientras se acercaba a una gran roca plana y de baja altura donde había una gran cantidad de musgo. Tomó un poco y lo dejó remojando en el pequeño charco de la guarida. Lo sacó poco después, goteando, y se lo llevó a Hoja de Manzana para que bebiera el agua.

– Aún no tienes fiebre, ¡Eso es bueno! – Ronroneó, tocándole la cabeza al gato con la cola. Se sobresaltó al distinguir en el pelaje del curandero unas garrapatas.

El olor fuerte de todos los tipos de plantas juntas le empezó a molestar a medida que revisaba cada grieta y roca hasta encontrar un poco del líquido verde amarillento llamado bilis de ratón. Arrugó la nariz al sentir el apestoso aroma de la sustancia, así que evitó respirar profundamente mientras empapaba un poco de musgo.

Finalmente, empezó a colocar la bilis de ratón en el pelaje de Hoja de Manzana, teniendo especial cuidado para que el líquido no llegara a su boca. Tuvo que deshacerse del musgo y lavarse las patas muy bien antes de poder quitarse el aroma de encima.

– Hoja Escarchada, ¿No tendrás atanasia para Hoja de Manzana?, parece que tiene mucha tos.– Maulló una voz a sus espaldas.

Estrella de Lodo era quien había maullado. Estaba sentado al lado del curandero, mientras le lamía la oreja cariñosamente. La joven curandera revisó dos veces su almacenamiento de hierbas antes de decirle que no.

– ¡Oh por el Clan Estelar! ¡¿Porqué la única planta que nos ayudaría no está en tu almacenamiento?! – Bufó el líder.

– Puedo ir a buscar un poco rápido.– Comentó Hoja Escarchada, viendo la horrorizada expresión del atigrado marrón.

– Está bien... me quedaré cuidándolo hasta que regreses.– Ronroneó el gato.

Hoja Escarchada salió del campamento a toda velocidad, pues era un camino largo hasta el territorio del Clan del Cielo, donde estaba segura de haber visto atanasia. Sus delgadas pero fuertes patas se movían lo más rápido que podían, mientras la gata sentía el viento en su pelaje. No tuvo ninguna distracción hasta bajar de las montañas, donde cayó bruscamente al suelo de tierra mojada.

Sin tiempo para examinarse luego de la caída, y con las patas adoloridas por el viaje, empezó a usar su olfato como nunca antes, siguiendo el aroma dulce de la planta.

– ¡Oye! ¡Este es el territorio del Clan del Cielo! – Gritó un felino, persiguiendola hasta que logró encontrar la atanasia.

– Soy la curandera del Clan de las Montañas Altas. Solo vine por un poco de atanasia, es muy importante.– Explicó, tomando con cuidado lo que necesitaba.

Más rápido de lo que esperaba, el gran gato atigrado marrón la empujó con fuerza, pero sin usar las garras. Hoja Escarchada se levantó rápidamente, esperando no recibir ningún ataque del gato, que gruñia y movía la cola.

Los Gatos Guerreros #1 - La Tensión de los Clanes: Zarpas SalvajesWhere stories live. Discover now