dead memories ✦ carl grimes

𝐈𝐈𝐈. who i am?

｡˚ ֶָ֢┊CAPÍTULO TRES ✧
¿quién soy?

࿐

Los corazones de tres personas estaban acelerados, pensaban que las posibilidades de que la situación terminaría en una tragedia eran sumamente altas; simplemente no podían estar tranquilos, pero tampoco era conveniente dejarse llevar por sus impulsos para hacer algo al respecto. Por otro lado, dos de los presentes tenían un ritmo cardíaco normal a pesar de lo tenso que se encontraba el ambiente.

Katharina y Carl se observaban fijamente mientras la mujer le apuntaba con su flecha; el castaño oscuro mostraba un semblante confundido, ¿cómo era que la mujer conocía su nombre? 

Algo hizo clic en la mente del muchacho, pues –cuando ella mencionó su nombre– algunos recuerdos llegaron a su cabeza. Distintas voces de personas que quizá conoció retumbaban en medio de sus escasas memorias, haciéndole recordar fragmentos realmente diminutos de aquellos que lo rodearon alguna vez, mas no logró visualizar sus rostros ni los lazos que compartían.

Un fuerte punzón en la cabeza hizo que Carl cerrara su ojo con fuerza y soltara su arma, para después llevar ambas palmas a sus sienes. Aquel dolor se sintió bastante insoportable y, seguido de eso, un zumbido agudo invadió sus oídos. Sebastian vio eso como una oportunidad para alejar el arma de Carl, así que la tomó del suelo y en seguida se la dio a Felix, quien le apuntó a la cabeza sin dudarlo ni un segundo.

Al ver que ahora eran dos personas quienes le apuntaban al chico, Kat se acercó sin temor mientras Grimes estaba encerrado en su pequeño trance. Estaba decidida a noquearlo.

—¡No! —gritaron Matt y Sebas al unísono, cuando la mujer tenía su arco listo para darle un buen golpe.

Carl se alejó rápidamente de la mayor cuando se recuperó un poco. Posó su iris sobre ella como instinto tras escuchar a Sebastian y Matt, notando al instante sus intenciones.

Katharina les brindó una mirada a cejas fruncidas. Era obvio que el chico era una amenaza y debían tomar ciertas medidas para evitar que cometiera una tontería que todos lamentarían, entonces ¿por qué no querían que lo dejara inconsciente mientras decidían qué hacer con él?

—Sé lo que piensas, amor —Sebastian extendió una mano para intentar tranquilizarla—, pero escúchame: si el muchacho recibe otro golpe en alguna parte del cráneo, quizá su estancia sobre el mundo será efímera.

—Si no hacemos algo para evitar que quiera matarnos, la estancia de todos nosotros en el mundo será efímera —respondió y se acercó a Carl otra vez, con el fin de golpearle la cabeza.