surprise kitty

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En la sala de espera de la prestigiosa clínica de control prenatal se encontraba un omega meciendo sus piecitos con extrema felicidad al ritmo de la suave melodía que tarareaba. Su notable buen humor no era para menos, cuando una noche antes había hablado con su alfa como cada semana y durante la llamada le había contado cómo iba su embarazo y lo mucho que lo extrañaban. Y es que, a pesar de la distancia, JungKook trataba de estar muy al tanto de su embarazo y preguntaba todo lo que necesitaba saber en sus llamadas semanales.

La llamada se había alargado más de lo establecido, pero era algo que ambos no le importó, cuando era la única forma en la que podían seguir manteniendo el contacto y evitar que sus animales internos entrara en estado depresivo. Sin embargo, cuando la llamada se vio obligada a llegar a su fin, JungKook le había dado la mejor noticia de todas antes de colgar. Su alfa volvería a finales de la próxima semana y había prometido pedir un cambio en su trabajo, para ya no tener que abandonar el país durante largos periodos de tiempo. Estaba feliz, muy feliz, que la buena noticia la había celebrado en la soledad de su departamento con varias latas de fruta en almíbar.

Cuando la voz de la enfermera llamándolo a pasar al consultorio, el bonito omega angora no tardó en colocarse de pie y caminar hasta la puerta de su doctora, quien al verlo entrar no tardó en recibirlo con un suave abrazo e invitándolo a tomar asiento. Como en cada consulta la doctora hizo las preguntas de rutina, lo maso, para seguidamente dar paso al espacio de preguntas y respuesta. Fue en ese pequeño espacio donde Jimin no tardó en hacerle saber sobre su preocupación por el tamaño de su vientre.

—No tienes por qué preocuparte, Jimin.—la doctora dijo con amabilidad.—He visto infinidad de barrigas y créeme qué hay la tuya, solo da el pronóstico de que tendrás un cachorro grande. Tu pareja es un alfa pantera, ¿verdad?—Jimin asintió.—Entonces, puede que el cachorro que estés esperando sea de la misma especie que tu alfa. Pero, para calmar un poco más tu preocupación, vamos a darle un vistazo a cómo crece tu cachorro.

Jimin agradeció internamente.

Colocándose de pie, Jimin se adentró al pequeño cuarto que serví como cambiador, para deshacerse de su ropa y colocarse la bata de hospital. Seguidamente, se aproximó a la pequeña camilla donde con la ayuda de su doctora logró acostarse y al hacerlo, la beta no tardó en preparar todo lo necesario y descubrir su abultado vientre, el cual cubrió con el gélido gel transparente.

Por varios minutos la doctora exploró toda la extensión del abultado vientre de Jimin con el transductor sin emitir sonido alguna o formar alguna expresión en rostro más allá de mostrar total concentración. Jimin por si parte se mostraba ansioso e intentaba comprender que era lo que la doctora miraba y buscaba tanto.

Para la doctora todo parecía normal, hasta que logró captar algo en la ecografía. Por varios minutos se aventuró a confirmar varias veces lo que sus ojos había presenciado, pero necesitaba que el cachorro se moviera.

—Jimin podrá decirle a tu bebé que se mueva un poquito.  Recuerda que ya reconoce tu voz y logra comprender lo que dices.

Jimin asintió y sin perder tiempo le hablo a su cachorro, quien se removió en su interior, dando paso a aquello que había ocultado como si los estuviese protegiendo de manera rigurosa. Sin perder tiempo, la beta capturó las imágenes necesarias y dejó una en particular sobre la pantalla, mientras que imprimió las otras.

—Jimin.—la doctora llamó al omega.—Te tengo una noticia.—dijo con una sonrisa.—Tu pancita está así de grande porque no estás a la espera de un cachorro sino de tres.

Jimin se quedó ojiplático, ¿había escuchado bien? ¿Estaba a la espera de tres cachorritos? ¿Pero cómo había sido eso posible?

—¿T-tres?—fue lo único que logró preguntar entre la conmoción y el desconcierto.

—Sí. Son tres. Y al parecer uno de ellos mantenía a los otros ocultos, como si tratara protegerlos. Supongo que ese cachorro será un fuerte y dominante alfa como su padre.—fue lo único que la doctora dijo antes de pasar a explicar la imagen que había dejado congelada en la pantalla.

Había tres pequeños sacos y en cada uno se encontraba formando un cachorrito. Todos se encontraban creciendo y formándose de manera saludable y adecuada. Lo único que restaba era conocer el sexo de cada uno, pero Jimin se negó a saberlo. Quería esperar a su alfa para que ambos pudieran recibir esa noticia juntos.

De camino a su hogar, Jimin no puedo evitar la emoción de la noticia que sin pensarlo dos veces había tomado su móvil para escribirle un mensaje de texto a YoonGi dándole la buena nueva de que estaba a la espera de tres cachorros.

El mayor no había tardó en felicitarlo y emocionarse por la estupenda noticia, como también en recordarle, no dudara en llamarlo si necesitaba que le fuera hacer compañía por las noches o si tenía antojo de algo que tanto él como Seokjin estarían dispuestos a complacerlo y consentirlo hasta que JungKook regresara.

Cuando por fin llegó a su casa, Jimin seguí portando esa hermosa sonrisa en su rostro, la cual fue halagada por su vecina, a la cual se encontró cuando se encontraba desbloqueado la cerradura digital de su puerta. Sin embargo, su sonrisa no duró demasiado cuando al entrar a su departamento unas grandes manos se posaron sobre su boca, mientras que la otra lo apresaba fuertemente.

Había un intruso en su vivienda y JungKook no estaba ahí para rescatarlo. Con la adrenalina y el miedo comenzando a recorrer su cuerpo y nublar su mente, Jimin se apresuró a estudiar sus opciones y al ver que no eran muchas a su favor, porque su única vía de escape era la ventana que daba a las escaleras de emergencia. Así que, sin perder tiempo, se dispuso a golpear a su atacante como JungKook le había enseñado y cuando este logró soltarlo por el desconcierto del golpe, Jimin se alejó rápidamente con la clara intención de transformarse en su gatito y así poder escapar por la ventana.

No obstante, no llegó a transformarse porque al girarse para ver a su atacante se encontró con la imagen de su alfa tirado sobre el suelo mientras se retorcía de dolor.

—¿JungKook?—preguntó con cautela y con miedo de que todo fuera una mala jugada de su mente.

—Deja que me recuperé, gatito salvaje.—fue lo único que JungKook logró decir por la falta de aire.—Creo que me has sacado todo el aire.—agregó minutos después.

Jimin por su parte, no tardó en soltar lágrimas de felicidad, mientras que su minino interno maullaba feliz por el regreso de su alfa.

—Estás aquí.—susurró.—Dijiste que volvías la otra semana..., pero estás aquí, ¿cómo?

Sorpresa, gatito.—JungKook dijo mientras se reincorporaba en su lugar.—Ayer en la noche volvimos a corea, pero antes de venir a casa quería asegurarme de que mi solicitud de cambio de puesto fuese aceptada. Y lo fue. Ya no más misiones largas.

Con las lágrimas haciendo un desastre en su rostro, Jimin se lanzó sobre su alfa, quien no tardó en acogerlo de manera cariñosa y protectora. Fueron largos minutos en los que JungKook se permitió disfrutar de tener a su omega en brazos, llenándolo de su aroma y aspirando ese aroma a leche materna que desprendía por su embarazo.  Y ni hablar como disfruto sentir ese voluptuoso vientre contra su cuerpo. Sin duda alguna tendría un gran cachorrito.

Esa noche, mientras la pareja disfruta de la compañía a y mimos del otro sobre la comodidad de la cama, Jimin cayó en cuenta de algo importante.

¿Cómo le diría a su alfa que no estaba a la espera de un cachorrito, sino de tres?

paquete de tres ; kookminWhere stories live. Discover now