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Sebastian

Diciembre 3, 2018

Habían pasado apenas unos días desde lo de Lorena y me parecía que mis buenos ánimos se habían marchado.

Renegaba por casi todo. No quería comer e inclusive termine botando la comida del hospital, otros días la hubiera soportado pero ya no tenía ganas de nada . No quería ver a nadie, ni cuando  Adam mi mejor amigo vino a ver como estaba. Le pedí a mi madre que le dijera que estaba dormido y conseguí que se marchara. 

En ese momento no soportaba ver esa expresión en los ojos, esa mirada que tenían las personas que me habían visto sano antes y ahora me veían en el hospital. 

En lo único que pensaba era quería escapar a algún lugar en el que no estuviera enfermo y que mi realidad no fuera esta.

Necesitaba hacer algo, me sentía ansioso en esa situación, por lo que quise salir de mi habitación a caminar a la primera planta pero cuando iba a tomar el ascensor tuve que salir cuando note la forma en que la gente me veía.

Mi aspecto no era bueno. Había perdido mucho peso producto de la enfermedad y en parte porqué me negaba a comer y mi cara se veía sumamente pálida y ojerosa ya que me resultaba casi imposible conciliar el sueño, a todas luces parecía un enfermo que se iba a morir pronto.

Regresé a mi habitación y encontré a mi madre sentada, al instante me miro con expresión preocupada

—¿Cómo lo estas llevando?— pregunto.

Y al ver que no respondía añadió—Quiero que recuerdes que no es tu culpa estar enfermo.

—Lo sé—pero eso no quita que duela—pensé. 

—Estaré bien—añadí intentando esbozar una sonrisa.

Después de escuchar aquello mamá se relajo un poco, pero insistió en quedarse más tiempo. 

Y a la hora de visita se aparecieron mis hermanos, que traían consigo unas bolsas en mano.

Lyla había traído unos panes con dulce. Y aunque no dijeran nada sobre Lorena, sabía que aquello era su forma de intentar animarme. 

Desde pequeño ella siempre me compraba algo cuando me sentía triste y al final lograba animarme, pero no creo que ahora pueda ser lo mismo.

Nick en cambio cuando había alguna situación complicada, lo que hacía era bromear sobre ello. Y lo estaba intentando en ese momento.

—Hubieses visto por poco y entra en una pelea con la enfermera —ahí sí que que nos prohibían la entrada para siempre.

—Le dije que no se podía traer comida pero mi pequeña hermanita no me hizo caso— decía Nick.

Lo de pequeña se lo dice por molestar ya que Lyla es más baja que él, a pesar de que ella es la mayor.

Ella le mando una de sus miradas de más vale que cierres la boca

—Quieres que cuente la vez que le dijiste a mamá que... — dijo y Nick le puso la mano en la boca callando la.

—Es suficiente — hermanita—Porque mejor no comemos lo que trajimos— pidió.

Esboce un sonrisa ante la escena.

Mis hermanos se estaban esforzando mucho por animarme a pesar de que deben estar muy ocupados con sus trabajos y me siento mal por tener que hacerles pasar por esto. 

Se quedaron un rato más y estuvimos platicando sobre las cosas que les habían sucedido esa semana. El nuevo ascenso que le habían dado a Lyla y el hecho de que Nick hubiera logrado ganar el partido de futbol en la competencia de los trabajadores de la empresa. Seguimos así hasta que termino la hora de visita y mamá los mando a casa. 

Después de ese tiempo, de alguna forma había dejado de pensar en lo mismo y me había conseguido distraer.

Y agradecí profundamente que mi familia siempre estuviera ahí para mí. Sin que hubiera la necesidad de decirse los.

Cuando se fueron, mamá se quedó a acompañarme pero supongo estaba cansada que terminó dormida antes.

Ya eran pasadas las diez de la noche pero no tenía sueño y como no quería encenderla televisión por el ruido, salí de la habitación en silencio y caminé un rato, hasta que pensé en ir a tomar aire a la azotea.

 Cuando llegue ahí me di cuenta que había alguien más. 

Era una chica, tenía el cabello negro y se sostenía con unas muletas, su mirada estaba fija hacia adelante, parecía como si estuviese concentrada pensando en algo, su rostro se contraía en una expresión de dolor y al cabo de un momento unas lágrimas caían de su rostro. Y me pregunté que le podía haber sucedido.

Me quedé ahí observándola aunque se que no debí. Pienso que a nadie le gusta que lo vean llorar y menos un extraño pero por alguna razón me quedé.

Cuando ella terminó de llorar pensé que debía volver a mi habitación.

Antes de irme, volteé a verla una vez más, preguntándome quién era y porque parecía sufrir tanto. Lo que no sabía era que tal vez lo descubriría muy pronto.

Story of my lifeWhere stories live. Discover now