— ¿Qué pasa Tay? —pregunté mientras salseaba en instagram.

— Hay un señor que nos está mirando mucho... —alcé la mirada y ella me hizo una seña con los ojos, dirigí mi atención hacía donde me había señalado y efectivamente, había un hombre mirándonos. —Lleva ya un buen rato y me da muy mala espina...

El hombre parecía tener unos treinta años, un poco más. Tenía poco pelo y llevaba unas gafas de sol que las sostenía la punta de su nariz.

Su expresión cambió al verme mirarlo con seguridad. Bajó la vista a mis piernas e instintivamente tiré de mi falda hacia abajo para tapar un poco más.

En todo momento el hombre estaba atento a mis movimientos y una sonrisa pequeña se le dibujó en la cara al ver mi seguridad tambalear.

— No te separes de mi en ningún momento... ¿vale? —le dije a Taylor en un susurro sin apartar la vista del hombre.

— Vale. —sentí como su mano se agarro a mi camiseta, guardé el teléfono y agarré su mano.

Al llegar a la parada, salí lo más rápido que pude y arrastré a Taylor conmigo.

Cuando estábamos subiendo las escaleras giré la cabeza hacia el vagón y el hombre estaba saliendo con su mirada en nosotras. Un escalofrío me recorrió el cuerpo entero.

— Acelera. —le dije a Taylor y ella apretó el agarre en mi mano.

Al salir nos dirigimos hacia el puente a nuestra izquierda. Enfrente teníamos el Big Ben, y como siempre, estaba en restauración.

Volví a girar mi cabeza hacia atrás para ver si aquel hombre andaba cerca, pero no lo vi en ninguna parte.

— Parece que lo perdimos de vista. —dijo mi hermana.

— Sí, eso parece. Pero no bajes la guardia, nunca sabes que tipo de gente te puedes encontrar.

— Tengo miedo. —la miré, tenía los ojos un poco aguados y se me hizo un nudo en la garganta al verla de esa forma.

— Estoy aquí contigo, —me sonrió débilmente— no tengas miedo. No me alejaré de ti.

— Gracias.

— Ahora, vamos a por ese helado de chocolate.

En todo momento iba mirando a todos lados, seguramente era la ansiedad que tenía pero sentía como si en todo momento éramos observadas.

Llegamos al puesto de helados y había poquita cola así que no tuvimos que esperar mucho.

— ¡Hola! Buenos días.

— Hola, me gustaría un helado de chocolate y otro de nata. —hablé mientras abría la mochila para coger el dinero— ¿Cuánto sería?

— Serían 5 libras cielo.

El chico del puesto me tendió el helado de chocolate y yo le di el dinero, me giré para dárselo a Taylor pero ella ya no estaba. El helado se me cayó al suelo.

Giré mi cabeza buscándola por los alrededores pero no la vi en ningún lado.

Mi corazón empezó a latir desenfrenado y mis manos empezaron a temblar.

🎸 𝑷𝑼𝑵𝑲 𝑻𝑨𝑪𝑻𝑰𝑪𝑺 || Hobie Brown 🎸Where stories live. Discover now