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29 de octubre

Los días habían pasado lento, en la cabeza de Carolina, se había encargado la mayor parte de pasarlo con todos, su padre no había tenido problema en seguirla a donde sea que fuera

- foi muna tarde de domingo
Que alguém perguntando por ela chegou
Deixando o mei coração tristonho
Enciumado, morrendo de amor- canto Carolina al mismo tiempo que su abuelo mientras ella se mecía en la silla al igual que él, como en los viejos tiempos, cuando ella era pequeña y como hoy, una linda tarde de jueves, solo que hoy era martes, se sentaban a comer mango debajo del techo que había en el patio, observando como su abuela regaba las flores del enorme y cuidado jardín, a diferencia de antes, el tiempo había pasado, se habían quedado más tiempo del acordado, pero no había problema, su padre dijo que ya lo tenía resuelto

La Melodia de la canción de samba inundó sus sentidos, olvidado todas sus preocupaciones y disfrutando del momento mientras su abuelo cantaba al ritmo de la canción

- Carolina, Carol, Carol, Carolina bela - siguió cantando ella junto a él

Era una canción especial, era la canción por la cual le habían puesto Carolina, por la cabeza de la chica volvían los recuerdos de cuando él le cantaba la canción justo antes de que se fuera a casa con sus padres, para que ella no se sintiera triste

Carolina le pasó otro pedazo más de mango y el mayor le sonrió con amabilidad mientras aspiraban el olor de la tierra ya húmeda, doña Larissa estaba regando las plantas justo a la misma hora de siempre que recordaba Carolina, a las cinco de la tarde, justo cuando el paisaje de el atardecer se asomaba de apoco sobre ellos

- como hubiera querido que te quedarás- hablo su abuelo distrayendola de su mirada al cielo y al paisaje de Doña Larissa regando las flores con un vestido largo de tirantes con un estampado floreado mientras desde lejos tarareaba las melodías que su esposo ponía en la bocina, antes era en la radio, los tiempos cambiaron

Carolina lo miro y tomo su mano

- es muy tarde para pensar en eso, pero ahora estaré aquí, y nunca me iré - contesto ella con una sonrisa y un tono risueño que el mayor había extrañado desde siempre

- caro, mi caro, como tú haz crecido tan rápido mi hijita- murmuró con aquel acento brasilero marcado que todos tenían, la mayoría hablaban español por doña Larissa, quien era cubana, pero el portugués era con lo que todos se habían criado también en aquella casa

- siempre seré tu niña papá- hablo ella acariciando su mano y apreciando como la piel ya están arrugada, más que antes, se acercó y dejo caer su hombro en el de su abuelo, mientras una nueva tonada de "contigo en la distancia" de lisa ono se reproducía en la bocina a un lado de ellos

Carolina cerró los ojos y aspiro el olor de su abuelo, ese olor a un perfume de un adulto que si eras bastante juzgon como ella, decías que por ley escuchaba salsa y esos géneros de samba combinados con jazz o rock, ese olor que tenía notas a café y roble que la volvían a los recuerdos tan lindos que tenía en la playa

- siempre oliste a viejito- bromeó ella

- y tú siempre olías a estiércol- le devolvió él mayor con una risa

- ambos huelen a estiércol y mango ahora- bromeó su abuela pasando al lado de ellos

Ellos rieron y siguieron disfrutando de su tarde, entre historias graciosas y recuerdos, Carolina sentía una gran presión en su pecho, era como si tuviera los días contado, pero su abuela le había dicho que tratara de no pensar en eso, todos la pasaban mal, aunque trataban de levantarle el animo a don Román, y parecía estar funcionando, en la última visita al doctor doña Larissa comento a la familia que todo estaba yendo por buen camino

Sabor A Mí- Young Miko Where stories live. Discover now