¿Te gustaría tener un accidente y no poder recordar tu pasado...
Que tu familia te diga siempre mentiras...
Que te golpeen cuando quieran...
Que hayan usado tu pérdida de memoria para usarte...
O hasta que te hayan creado un mundo moldeado para que...
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Me despierto por qué en mi móvil casi termina de sonar la alarma, y no tiene un tono normal, el mío es grabado por Lacy y Chuck, y es así:
"—Buenos días pequeña, —empieza Lacy delicadamente. —Es hora de despertar. —prosigue Chuck, en el mismo tono que Lacy. —¡ADELAIDA!. —gritan los dos. —Si no te levantas ahora te arrepentirás. —dice Lacy en tono amenazador. —Y ni si se te ocurra desactivarnos sin estar completamente despierta. —ordena Chuck. —¡NO LO HAGAS!. —grita Lacy Y en verdad yo pienso en hacerlo. —Ada, si no te levantas por las buenas... —empieza Chuck la amenaza —Lo harás por las malas. —y la termina Lacy. —Ada, última oportunidad —dice Chuck. —De acuerdo —Dice Lacy. Y tras decir aquello se ponen a gritar, un grito que rompería una vaso de cristal -el grito que me despertó-. —Ahora que estamos seguros de que estás despierta... —dice Lacy media ronca. —Ve a arreglarte para que vayas al instituto. —termina Chuck de igual forma"
Son tan lindos, provoca partirle la cara a cada uno.
Hey hey, esos pensamientos.
Perdón, perdón.
Me levanto, me lavo los dientes y me doy una ducha.
Busco que ponerme y decido ponerme un jean ajustado color azul, un top negro y arriba un chaqueta del mismo color.
Me pongo mis converse negras, agarro mi mochila y bajo las escaleras.
—Buenos días Ada —dice Amelia cuando me siento en uno de los taburetes de la cocina. —¿Cómo dormiste?
—Buenos días Meli —reviso que en mi mochila esté todo —. Para serte sincera, dormí mejor que las noches anteriores.
—¿Ahora entiendes porque te digo que tienes que tomarte la pastilla? —dice viéndome con ilusión.
—Ya —digo en modo de aceptación.
—Son como las pastillas para la ansiedad —recuerda.
Que haya mencionado eso hace que venga muchos recuerdos a mi mente, hace que vuelva a rememorar todo lo que pasé.
Hace que me ponga de malhumor.
—No. No Meli, no se acercan en nada —le espeto.
—Me refiero a que debes beberla constantemente Ada —dice con una sonrisa nostálgica —, hasta que lo hayas superado, así como superaste la ansiedad.
