CAPÍTULO 3

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Holaa! Antes de todo tengo que avisar que este capítulo no es igual de largo que los anteriores pero es importante para conocer un poco más a nuestro protagonista, Azrael.

Sin más preámbulos, les dejo seguir con la lectura.

Espero que les guste <3


Azrael

No sé cuánto tiempo ha pasado, pero aquí sigo, enfrente del apartamento de Deanna. Lo que le pasó antes en el coche fue espantoso. Estaba claro que recordó algo que hizo que reaccionara así y me rompió el alma verla en ese estado, tan frágil, tan débil y tan rota.

Aparqué el coche en una gasolinera cerca del departamento y volví a pie para esconderme entre las sombras supervisando a Deanna de lejos. No hay que contar mucho para decir que desde el momento que entró a mi oficina pude contemplar a la mujer más hermosa que vi en todos estos siglos de vida. Su olor. Sus latidos. Sus respiraciones. Ella. Todo en ella era perfecto. Nunca había sentido un apego tan repentino hacia una mujer. Siempre eran ellas las que venían a mí y desde luego nunca había estado con una mundana. Pero, maldita sea, Deanna se metió tanto bajo mi piel que sigo escuchando sus latidos aunque esté lejos de mí.

Cuando me contestó de esa manera el primer día, nadie se atrevería a hablarle así al príncipe –y futuro rey– del infierno en cambio, ella sí lo hizo y eso me jodió a tal punto de pensar que iba a ser mía, la iba a poseer y también la iba hacer la reina del maldito infierno si hacía falta. Por eso volví a retomar un caso cerrado en el que se vio implicado mi padre, el maldito rey del infierno, Lucifer y los idiotas de los vampiros de la zona. Pensó que eso de ir matando mundanos por diversión le saldría barato pero no, ahora tengo a una de las mejores detectives y a la mujer más hermosa conmigo, investigando cualquier pista para llegar a él. Se sigue escondiendo por el mundo humano viajando por todos lados pensando que no llegará el momento en el que yo me haré con el trono y haré sufrir al hijo de puta por todas las mierdas que me hizo pasar.

Cuando quiero dar la vuelta para irme mi teléfono suena. Es Cyrus, un viejo amigo. Es uno de los brujos más viejos y se encarga de conseguir ubicaciones y hechizos que me sirvan para encontrar al cobarde de Lucifer.

—¿Cómo estás, viejo amigo? —saluda con voz rasposa. Tantos siglos viviendo
tendría que traerle alguna desventaja.

Aprieto mi agarre al teléfono y doy la vuelta alejándome de su apartamento.

«Deja de pensar en ella»

—Bien. ¿Qué sucede? —contesto. Si me llama es por algo, Cyrus no es de los que llaman para preguntar cómo estás.

Cyrus ríe.

—Directo al grano, eh…—pausa. —He oído por ahí que estás volviendo a buscar al cobarde de Lucifer. —dice. Cyrus es un milenio y ocho siglos mayor que yo –y aún así se ve como si estuviera en sus veinte– y sabe todo lo ocurrido con Lucifer. Cyrus fue el que me cuidó y me enseñó lo que se, como un padre de verdad.

—Sí. —afirmo.

—Tengo algo que te podrá ayudar. Pero no es para contártelo mediante una llamada. Te veo en Black Knight 's. —cuelga la llamada antes de que pueda responder.

Black Knight 's es un pequeño bar al que van todo tipo de personas, desde adolescentes con carnets falsos a viejos con la respiración jodida de tanto fumar.

Me encamino a la gasolinera donde deje el coche. Una vez que estoy ahí me subo a mi BMW g05 color negro y conduzco hacia Black Knight's.

§

—No hay rastro alguno de tu padre por ninguna parte. —dice Cyrus, bebiendo de su cerveza.

Lo miro confuso. Si Lucifer no está en ninguna parte es posible que esté de vuelta en el infierno y eso hace las cosas más difíciles.

—¿Qué quieres decir?

Me mira con seriedad.

—Que tu padre está de vuelta al infierno, Az. —volver a escuchar ese apodo me hace pensar en cuando era un niño y Cyrus cuidaba de mí, eran buenos tiempos.

Suspiro, bebiendo mi chupito de un sorbo.

—Eso va a ser un problema, hay que actuar lo antes posible.

Cyrus se echa atrás en su silla bebiendo la última gota de su cerveza.

—Chico, sabes que siempre estoy de tu lado. —pausa. —Pero sabes que si vuelves ahí no te irá bien, hijo.

Suelto mi coleta peinándome el pelo hacia atrás con una mano. Cyrus tiene razón, si vuelvo al infierno sin plan y sin ejército lo más probable es que estalle una guerra en ambos mundos.

Cyrus se levanta llamando mi atención.

—Chico —dice, acariciando mi hombro con una mano como antes hacía. —, prepárate antes de regresar al infierno, sabes que puedes contar conmigo para cualquier cosa.

Pongo mi mano encima de la suya y asiento con la cabeza. Oigo sus pasos alejarse y pido otra ronda de chupitos.

No suelo ir a bares ni atragantarme a chupitos pero hoy mi cabeza está a mil y necesito algo que me mantenga despierto. Gracias a que soy un demonio –el hijo de Lucifer, me río para mí mismo– los chupitos no hacen gran efecto en mí por lo que no estoy ebrio.

Necesito acabar con mi padre lo antes posible, quiere hacerse con el mundo humano y no permitiré eso. No es que yo no quiera hacerlo también pero estoy harto de acabar con tantas vidas inocentes, tantas muertes que serán en vano. Además, no necesito matar a los mundanos para que se arrodillen ante mí, una vez que me haga con el trono todos me respetarán y se inclinarán ante mí como rey legítimo del infierno y el demonio con más poder. No tendré que manipular ni usar la fuerza contra ningún humano porque sabrán quién manda, de hecho ya lo hacen. Cada vez que entro a algún lugar me reconocen por el peligro que emana mi persona y bajan sus cabezas en señal de sumisión y temor.

Me levanto de mi silla y me encamino hacia mi coche. Hoy es sábado y es día festivo en el departamento de detectives pero sigo sin sacarme de la mente a la pequeña Deanna pero no tan inocente, pude oler su odio y rencor desde kilómetros. Después de todo, todos tenemos nuestros propios demonios y ella es muy buena escondiéndolos, veremos si eso sigue así.

Salgo de mi coche pero me doy cuenta de que estoy en el mismo lugar de antes, estoy aparcado delante del apartamento de Deanna. Me tiene hechizado a tal punto que conduje hasta su apartamento sin tener idea a donde iba. Tengo que aclarar que esto no es amor, nunca he amado, no hay posibilidades en el amor para demonios como yo, pero si pudiera explicar esta sensación con una palabra sería obsesión. Estoy jodidamente obsesionado con Deanna y solo he estado cerca suya una vez y he podido oler todos sus pecados, tan dulces y retorcidos a la vez.

«¿Qué habrá hecho la pequeña Deanna para tener tanto odio y rencor dentro?»

Miro hacia la ventana de su apartamento y veo que la luz está encendida y su bonita cara asomada. Frunce el ceño y vuelve a esconderse entre las cortinas antes de apagar la luz.

Me vuelvo hacia mi coche y conduzco hasta casa. El lunes tendré que ir a interrogar a los familiares para hacer creer a Deanna que el caso está sin resolver aunque no saque nada de las interrogaciones, la tendré cerca todos los días que haga falta estar en la oficina.

Sonrió ante el pensamiento.

Acelero para llegar antes y recuerdo cómo reaccionó cuando acelere el coche y le dije que no me mirara. No quise hablarle así y mucho menos hacer que se sintiera de esa forma pero en mi pasado cuando me miraban así, sin apartar la mirada, era porque estaban disfrutando ver cómo sufría un niño siendo golpeado a latigazos por su propio padre.

Agarro el volante con fuerza y acelero más de la cuenta. La ira crece dentro de mi haciendo que mis dientes rechinen. Aprieto la mandíbula hasta que siento el dolor llegar hasta mi sien. Odio a ese hijo de puta y le haré pagar por cada gota de sangre que derramé por su culpa. Le haré suplicar por su jodida vida y luego se la arrebataré tan lentamente que sentirá el fuego deshaciéndolo poco a poco.

The Death Temptation [+18] (En Proceso)Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ