V- Veneno

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CAPÍTULO V- V E N E N O


Jasper despertó sobresaltado. Había pasado una noche horrible, llena de despertares sobresaltados a causa de los constantes pensamientos confusos que inundaban su mente. Sentía un hormigueo en el estómago, y a su vez en la base de la garganta, como si alguien estuviese utilizando una suave pluma para hacerle cosquillas. Cada vez que abría los ojos y aún era la madrugada trataba de entender quién era él o la causante de aquella sensación, pero por más que lo intentaba, no llegaba a ninguna respuesta que le tranquilizase.

Para colmo, acababa de tener un sueño extraño y horrible. Había llegado su cumpleaños, el cumpleaños número dieciocho. Hacía meses que Ray y Emm se habían marchado de White Willow. Ambos le habían prometido que irían a buscarlo en cuanto él fuese mayor de edad. Se había levantado emocionado de ir a ver a verlos por primera vez hacía muchos meses, pero, al preguntar por ellos, nadie la conocía. Ni Serena, ni Rossa, ni ningún niño del orfanato había oído hablar nunca de una pelirroja llamada Emm, ni de un muchacho calmado de cabellos oscuros. Todos los habían olvidado. Entonces, una voz que procedía de ningún lugar, y a su vez de todas partes, le había susurrado con voz acusadora: tú eres el culpable de haberlos perdido.

Se incorporó de golpe, consciente de que ya había amanecido, y de que la mayoría de los chicos ya estaban levantados, haciendo sus camas o vistiéndose. Se frotó los ojos, tratando de despejarse mientras los latidos de su corazón disminuían de ritmo poco a poco. Apartando las sábanas con los pies, se levantó. Sólo había sido un estúpido sueño. Emm y Ray aún seguían existiendo. Nadie los había olvidado.

Se obligó a apartar esa angustia, y sonrió con alegría a los niños que pasaban junto a él dándole los buenos días. En el desayuno, Emm le saludó con una amplia sonrisa, y Jasper trajo a su mente la escena que había acontecido la noche anterior. No sabía con certeza cómo se sentía al respecto, pero lo que tenía claro era que el deseo de que Emm se sintiese bien era superior a cualquier otra cosa. El lazo que los unía era indescriptible, y nunca podría perdonarse si ella sufriese por su culpa.

-Buenos días- le dijo la muchacha, y con cierto nerviosismo, se puso en pie para darle un beso en la mejilla. Cuando sus labios rozaron la tersa mejilla de la joven, una oleada de sensaciones lo envolvió por completo. En aquel breve instante, Jasper tuvo tiempo para reflexionar sobre muchas cosas.

Recordó el sueño que había tenido esa noche, tan vívido y real que le había hecho temblar de angustia al pensar que había perdido a Emm. Pero también pensó en cómo el roce de los labios de Emm le llenaba de calma inexplicable, como si el simple contacto con ella disipara todas sus preocupaciones y temores, y cómo su olor, aquel que siempre había estado ahí pero en el que nunca antes había reparado, le llenaba el pecho de un agradable calor.

Se dio cuenta de que el hormigueo en el estómago volvía a aparecer.

Era su turno de limpiar la mesa después de que todos llevasen los tazones sucios a la cocina, por lo que fue uno de los últimos en dirigirse hacia el aula de la profesora Higgins para las clases matutinas. Mientras caminaba por el pasillo, se sentía aliviado, liviano tras haber solucionado los problemas con Emm. Al fin las cosas volverían a la normalidad. De aquellos besos podía salir algo bueno, una relación sana que los hiciese madurar, alcanzar la adultez juntos.

Que le hiciese olvidar el resto de sensaciones confusas que le habían estado mareando recientemente.

Fue entonces cuando se topó con su cabellera negra en el pasillo que llevaba a las aulas. Era una escena casi cinematográfica; parecía como si al pensar en él, lo hubiese invocado justo frente a sus narices. Respiró hondo, sintiendo su corazón latir un poco más rápido mientras debatía internamente qué hacer a continuación. ¿Debería abordarlo y hablarle, o tal vez sería mejor simplemente ignorarlo como él hacía con el resto de la gente?

ORPHAN [amor homosexual]Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum