Muerte

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La sombra se posó frente a ella, media más del doble que Anna, y sus facciones no eran capaces de verse, en realidad parecía una sombra.

—Supongo que tú eres la muerte, dijo Anna. —en su voz se podía interpretar la indiferencia, pero ella tenía una sonrisa en su cara, había perdido la razón.

La figura permaneció quieta y callada. Esto desesperó a la pálida mujer de ojos negros.

—Vamos, ¿por qué no hablas? ¿Por qué no me llevas de una buena vez? —al ver que seguía sin responder, siguió hablando. —Estoy cansada y lo que más quiero en estos momentos es morir. Termina con esto, déjame descansar para siempre, sácame de aquí. —imploró.

La muerte no respondió por unos segundos que a Anna le parecieron horas, entonces dos llamas se prendieron en su rostro, como si fueran dos ojos.

—¿Quieres morir? —su voz era profunda, no era ni masculina ni femenina.

—Si. —dijo sin dudar. —Mi vida carece de sentido ahora, nadie que conozco está vivo, si no me llevas mi vida será horrible, solitaria, todos me temerán, intentaron arrestarme y seguramente están buscándome ahora mismo, ¿quieres más razones? ¿ya ves por qué quiero morir?

De nuevo la figura no hablo, los fuegos en su rostro causaron miedo a Anna se asustó. Emergieron unos delgados labios, secos como las flores a su alrededor, y le mostró una sonrisa. Entonces, la muerte se carcajeó. A Anna le enfureció esto, apretó sus puños, pero no se atrevió a levantarlos.

—¡¿De qué te ríes?! —gritó

—Te llevaré. Pero antes debo mostrarte algo—dijo la figura, su voz causó una sensación de comodidad en Anna, su ira se disipó y un pesado sueño se apoderó de ella. —Cierra tus ojos.

La muerte se acercó a ella, estiro un brazo y le tocó la mejilla, Anna sintió los dedos de la muerte, no esqueléticos, como eran mostrados en libros y películas, sino fríos, como un cadáver.

—No eres un esqueleto, tampoco llevas puesta una túnica negra, no tienes una hoz, no eres como te pintan. —ella no podía creer todo lo que estaba sucediendo. —Eres como una persona, rodeada de humo negro, eres totalmente oscura, tu "piel" se siente como la de una persona muerta, fría, tu cara aparece cuando se te antoja. ¿A dónde iremos?

—Ya verás

—¿Y por qué no lo haces? —dijo Anna con algo de impaciencia

Entonces la muerte tomó su mano, el sueño que tenía la abrumó y cayó dormida, o tal vez desmayada... O muerta. Estuviese en el estado que estuviese, tuvo un sueño.

Estaba parada frente a un edificio que al principio no reconoció. El hospital donde había nacido. Entró a él y se topó con sólo una puerta, la abrió y entró. Ahí estaba su madre, gritando al ver los ojos de su hija, todo estaba detenido, como si el tiempo no existiera. Su padre estaba ahí también, con una cara de confusión y viendo al doctor, que ocultaba su rostro bajo su mano, triste y aterrado.

Una puerta se materializó frente a ella, era completamente blanca. La abrió y se encontró con su Kínder del otro lado, era la dirección, sus padres estaban allí, hablando con la directora, pero ella no estaba ahí. Se asomó por la ventana y se vio, jugando en el arenero antes de que Peter se acercara a ella, caminó hacia atrás y rozó la mano de su madre, la cual habló al instante: "Muchas gracias por aceptar a nuestra hija". Anna sonrió, recordando cómo se había encerrado en un salón después de aquellas palabras.

Volvió su vista a la directora y vio detrás de ella otra puerta blanca, la abrió y se encontró con otro lugar, y otro, y otro, pasó de cuarto en cuarto, recorriendo los momentos más relevantes de su vida, vio a Kevin ser arrollado por el camión, se observó a si misma enamorada; se vio hablando con Zoey, con Canek, con cada persona a la que tuvo que explicar que sus ojos eran negros de nacimiento, vio la muerte de Peter, y finalmente despertó. La muerte estaba ahí, quieta frente a ella, Anna miró el lugar, ya no se encontraban en el patio trasero de su casa, estaban en un vacío, un cuarto blanco infinito.

—¿Dónde estamos? —su voz estaba tranquila, a pesar de sentirse abrumada por los sentimientos de los recuerdos que había presenciado.

—Estamos en tu mundo.

—No entiendo. ¿Estoy muerta?

—No, estamos en el fin de los tiempos, estamos aquí porque te quiero mostrar que todo tiene un fin, inclusive el universo.

—Eso ya lo sé.

—Lo creías saber, pero no comprendías, tú piensas que siempre va a haber algo, pero no, al final no habrá nada, ni la luz ni la oscuridad, tampoco existirá el tiempo y en algún momento todo esto estallará, creando de nuevo todo.

Esa revelación le sorprendió.

— ¿Y se repetirá sin fin?

—Si

—Supongo que estas a punto de llevarme.

—Si,

—Está bien, pero antes quiero saber algo, ¿qué pasará después?

—Tu relación con este mundo no ha terminado, hasta que descubras lo que es, podrás finalmente descansar en paz.

Un tanto confundida tomó su mano y su cuerpo comenzó a sentirse cada vez más ligero mientras sentía una agradable calma.

El cuerpo de Anna fue encontrado entre los escombros de su casa, en el patio trasero. Fue complicado sacarla, pues media casa había caído en ella, no quedaban más que trozos de madera, vidrios y objetos rotos

Su cuerpo fue enterrado en el cementerio de la ciudad, todos la recordaron como "la chica de los ojos negros" y al pasar los años su vida fue convertida en leyenda popular de la región, su leyenda era principalmente utilizada para asustar a los niños que molestaban a los compañeros que poseían algún don.

El tiempo y la vida siguió su curso, de vez en cuando se escuchaban historias de personas que se encontraban con una pálida mujer de ojos negros rondando con calma por las calles, en busca de algo. Pero aquellas historias dejaron de contarse, la leyenda de Anna dejó de contarse entre familias y amigos, sólo para regresar cuando por todos los medios se escuchó una noticia impactante, el nacimiento de un niño. Un niño que poseía unos ojos completamente blancos.

La Chica De Los Ojos NegrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora