Capítulo XXV: Incomodidad y Nervios, ¡Yay!

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 "Eres un genio, Hello Kitty

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 "Eres un genio, Hello Kitty..." 

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Viajar en tren sonaba más divertido en la mañana, cuando no debía preocuparse por el dolor de cabeza al jugar con su teléfono. Gar dejó su celular sobre la pequeña mesa redonda del tren. Odiaba aburrirse, y Kory no estaba exactamente siendo alguien que ayudara con ello.

Resopló. Deseaba poder estar sentado con Nora; al menos de esa forma no se aburriría tanto. Pero prefería mil veces aburrirse a muerte a quedar como un idiota frente a ella; después de todo, los sucesos de esa mañana no habían sido para nada un momento que le gustara revivir. No solo la había incomodado, sino que además la había básicamente expulsado de su cuarto. 

Lo cierto era que no era para nada lo que él realmente quería hacer, pero sus nervios le ganaron. Y ahora no había vuelta atrás.

Instintivamente se giró sobre su asiento, viendo a Nora mirar por la ventana. Parecía que tenía una muy fuerte jaqueca; se tomaba la cabeza y cada tanto apretaba sus ojos con fuerza, como si lo que fuera que la estuviera atormentando se iría de esa forma. Podía ver desde ahí como sus ojos desvariaban. Se veía como alguien a punto de entrar en sock.

La imagen lo descolocó. Se apuró a llegar junto a ella. - Hey, hey, ¿estás bien?  - Le dijo, sentándose del lado del pasillo.

- Yo... - Se tapó la cara con las manos, tenía un poco de sudor en la frente.  - No, no estoy bien... - Esa frase fue como una estaca al corazón, por alguna razón. - Los sonidos son... muy fuertes, ¿no te molesta? - 

Él frunció el ceño. - ¿Qué sonidos? -

- El rechinido de las ruedas del tren, la pareja que discute, el bebé llorando, ¿no lo escuchas? - Lo miró a los ojos.

- Nora, no hay ningún bebé en este vagón... - Le susurró. La pelinegra levantó su cabeza por sobre los asientos, intentando escanear a las personas. 

Al ver que, en efecto, no había ningún niño, se tomó fuertemente la cabeza. - Dios mío, me estoy volviendo loca... - Su voz temblaba.

Verla en ese estado lo desesperó. ¿Cómo podía ayudar? - Nora, no estás loca... -

- Pero algo está muy mal conmigo, Gar -. Se volteó hacia él, estaba pálida. - Desde ese suero... puedo oír cosas, ¿entiendes? - Él la escuchaba detenidamente. - Puedo oler la pasta de dientes en tu boca, ver una mosca volando, puedo sentir todas las fibras en esta chaqueta -. Se escuchaba como si estuviera a punto de llorar.

¡Ping! Una lamparita se prendió en su cabeza. - Daredevil -.

- ¿Qué? - La pelinegra alzó una ceja.

Gar corrió a su mochila, tomando uno de los cómics que su familia había empacado para él. Volvió a su asiento, pasando por las páginas para mostrarle. - Daredevil es un superhéroe ciego que recibió sus poderes de un químico radioactivo -. Le mostró.

- ¿Y qué tiene que ver eso conmigo? -

Pasó de página, aun enseñándole su descubrimiento. - Daredevil tiene súper sentidos, cómo tú; puede oír y sentir cosas que otros no -.

- Gar, es sólo un cómic... -

El chico sacó unos auriculares de su mochila.-  Tal vez. Pero tal vez no... Cuando Daredevil se siente abrumado, sólo toca uno de sus discos de jazz y puede calmarse -. Le entregó los audífonos, conectándolos a su celular. - Inténtalo, solo... confía en mí-. Ella lo miró a los ojos, no tenía nada que perder.

Nora se quitó el auricular que le permitía escuchar. Algo en el fondo de su corazón le decía que no lo necesitaba, pero el hecho de quitárselo hizo todo mucho más real. Quería volver a ponerlo en su lugar, fingir que nada de esto estaba sucediendo, pero era demasiado tarde. Respiró hondo y se colocó los auriculares blancos en cada oído. 

Antes de que el chico tuviera oportunidad de poner cualquier canción, ella habló. - Pon música clásica -. Odiaba decirlo, pero la música clásica la calmaba. Le recordaba a sus días en la residencia Wayne, y al entrenamiento de baile que había recibido en su niñez, pero aun así la tranquilizaba. Por alguna razón.

Gar dio play a "Claro de Luna", por Bethoven. No podía dejar de mirarla inquieto, esperando a que funcionara. Poco a poco, con el paso de los segundos, el color volvió a la cara de la pelinegra. Sus pupilas, que antes se encontraban dilatadas, volvieron a su estado normal. Dejó de sudar, y su respiración se emparejó. El pecho de Gar se hinchó con orgullo.

- Gar... Funcionó -. Nora se giró hacia él rápidamente. Sus ojos almendra estaban por salirse de sus cuencas de la alegría. - ¡Funcionó! - Tomó su brazo. El de cabello verde no pudo evitar redirigir su mirada hacia la mano apoyada sobre él. Ella rápidamente la quitó, aclarando su garganta. - Eres un genio, Hello Kitty... - Intentó disfrazar la tensión con un comentario sarcástico.

- ¿Hello Kitty? - Alzó una ceja.

- Un gatito es un gatito -. Se encogió de hombros. Rieron al unísono. - Solo... no les digas a Rachel o a Kory, ¿okey? - Él frunció el ceño. -  Tienen demasiadas cosas con las que lidiar ahora -. Gar asintió, y el silencio tomó el ambiente rápidamente. 

Nora miraba por la ventana tranquilamente, con ambas rodillas contra su pecho y su brazo sosteniendo su cabeza. Sus ojos se iluminaban cada tanto; tal vez por las luces led de los túneles por los que pasaban, o tal vez por imaginación suya, pero era hipnotizante. Contó por lo menos tres tonos distintos de marrón en su iris. Ella daba golpecitos con sus dedos en el marco de la ventana, despreocupada, siguiendo el ritmo de la música. Sus labios se movían cada tanto; hacía un gesto extraño en el que los apretaba y los llevaba hacia un lado de su cara. Luego volvían a su posición original. Era casi... tierno. Si Nora lo escuchaba decir eso, seguramente lo mataría. Sonrió ante el pensamiento.

No pasó mucho antes de que la sonrisa se borrara de su cara. ¿Qué estaba haciendo? ¿Por qué miraba sus labios? BASTA GARFIELD, aléjate de ahí. - Voy-- Voy por algo de agua... - Le dijo, aunque seguramente no escuchó.

Corrió torpemente hacia su asiento y se sentó, largando un suspiro y tomándose el puente de la nariz. Se volteó rápidamente para ver si ella lo estaba observando, no lo hacía. Phew. 

Pero no se había salvado de la incomodidad. No todavía al menos.

Al recobrar su postura, se encontró con Kory; una Kory que tenía una expresión demasiado extraña. Alzaba una ceja y sonreía de lado, cómo si supiera algo que él no. - Quieres besarla, ¿verdad? - Su tono tranquilo lo desconcertó.

- ¿QUÉ? No-- ¡No! - Prácticamente saltó en su asiento. - No, para nada -. Largó una risa incómoda.

- Es perfectamente normal... besar -. Lo interrogaba Kory, ahora alzando ambas cejas.

- No me gusta hablar de esto -. 

La de cabellera fucsia rio. - Te estas poniendo nervioso... - Molestaba.

- ¿Tú crees? - Gar apretó sus labios, viendo un shot sobre la mesa. - ¿Puedo tomarme eso? -

- Claro, supuestamente ayuda -. Lo invitó, burlándose de él y su pequeño enamoramiento. Fue incluso más gracioso la reacción que él tuvo luego de tragarse el líquido de golpe; su cara se puso roja, y comenzó a toser. - O no... - Cuando el escándalo de su primer trago finalmente terminó, ella sintió que debía decir algo más. Sólo para darle un pequeño empujón. - Tú y Nora tienen algo en común... - El chico comenzó a escuchar atentamente. - Comparten trauma, eso crea una conexión entre ustedes -. Para cuando su explicación acabó, el chico miraba por la ventana con una pequeña sonrisa. - Además, durmieron juntos -.

- Eso no-- No fue - Kory reía. Molestarlo era posiblemente su hobby favorito; era lo único que había descubierto sobre ella misma.- Eres muy irritante, ¿lo sabías? - Ella se encogió de hombros.

Rugidos Sordos [Gar Logan]Où les histoires vivent. Découvrez maintenant