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TERMINÉ de retocar mi labial, el cual había escogió cuidadosamente para que conjuntara con mi vestido.
En quince minutos tendría que salir del hotel para dirigirme al evento. No iba a negarlo, estaba nerviosa.
Demasiado nerviosa.
Volteé hacia el gran espejo frente a mi cama y suspiré pesadamente.
Había optado por un vestido rojos pasión, el cual se sujetaba por unos pequeños tirantes. Tenia una abertura en la pierna derecha, la cual se decoraba por varias ondulaciones. (multimedia)
Mi cabello había sido recogido escrupulosamente en una cola larga gracias mi estilista, quien había venido solo por eso.
Observé el colgante dorado que reposaba en mi cuello, el cual había sido un regalo de mi madre y la de Rubén cuando cumplí catorce años.
Dejé un beso en la medalla y agarré mi bolso junto a mis pertenencias al escuchar unos cuantos toques en mi puerta.
Caminé con pasos apresurados hacia la puerta y abrí esta, encontrándome con aquellos tres argentinos.
Los tres se quedaron mirándome fijamente con la boca entreabierta, y no puedo negar que mi reacción fue idéntica.
Carre fue el primero en acercarse y agarrar mi mano para diera una vuelta sobre mis talones.
— Vas re fachera, boluda. — Exclamó con una gran sonrisa.
Solté una risita mientras agarraba su americana rosada.
— Tú tampoco estás nada mal. — Murmuré. — Das vibras de Harry Styles.
Tras recibir unos cuantos cumplidos de Lit (los cuales también fueron correspondidos), me acerqué al más alto de ellos.
